Europa no está construyendo suficiente energía eólica nueva para alcanzar sus objetivos energéticos y climáticos. Según las estadísticas de la patronal eólica europea, WindEurope, solo construyeron 11 GW de nuevos parques eólicos en 2021 y está previsto que se instalen 18 GW cada año hasta 2026. En España, el ritmo se redujo hasta los 759 MW, más 5 MW de capacidad acumulada offshore. En general, para España, los datos anticipan la instalación de 10,3 GW (10 GW onshore y 3 GW marinos) en un periodo de cinco años.
El ritmo de construcción se ha ralentizado en España, ¿seguirá así?
Estamos ya al final de la gran carrera de los volúmenes que ganaron las subastas del año 2017. Lo que toca ahora en España es construir los 3.256 MW que se ganaron en las dos subastas del año pasado. Dicho todo esto, lo que comenta es correcto y el problema principal es la complejidad de las reglas y procedimientos de los permisos que se aplican en casi todos los países. Es muy difícil identificar a un país que lo haga bien en todos los aspectos, no hay ningún miembro que esté cumpliendo el plazo de dos años para dar la declaración de impacto ambiental y en casi ninguno hay una ventanilla única para coordinarlo.
En algunos países como España ni se habla del tema.
La Comisión Europea está empezando a forzar el cumplimiento de las dos nuevas reglas establecidas el año pasado y tiene toda una maquinaria jurídica y legal para forzar a los Estados a cumplirlas. La segunda cosa que está haciendo la Comisión es preparar unas nuevas directrices para los Gobiernos nacionales sobre cómo pueden simplificar sus procedimientos.
¿Hay voluntad por parte de los Gobiernos de cumplirlas?
Sí, hay voluntad, pero en muchas ocasiones lo que falta es conocimiento sobre lo que se puede hacer y sobre lo que están haciendo otros países. Es importante que se compartan las buenas prácticas entre miembros. Otra cosa que ayudará es que las nuevas directrices van a dar cobertura jurídica al Gobierno para hacer lo necesario. Por ejemplo, en Alemania están ahora empezando un proceso de compatibilizar las reglas sobre biodiversidad y sobre el crecimiento de energía eólica, pues el punto de partida es que se da demasiada prioridad a los intereses de la biodiversidad y no hay equilibro con los intereses vitales de construir renovables.
En España habrá una regulación al respecto, además enmarcada en territorios de Transición Justa...
Sobre el tema de la Transición Justa tenemos un muy buen ejemplo de cómo se puede hacer ahora en España con las grandes inversiones del plan de recuperación como la nueva planta de reciclaje de las antiguas palas en León, justamente donde se han cerrado muchas centrales de carbón, gracias al acuerdo de Endesa, PreZero y Reciclalia. Habrá mucho crecimiento en esta actividad.
Estamos viendo también el cierre de muchas fábricas, como la de Nordex, las de Gamesa o la de Vestas...
En el caso de Siemens Gamesa, el cierre estuvo relacionado con el tamaño de la fábrica y de las palas porque en esa fábrica solamente se podía construir palas de aerogeneradores de hasta 2 MW. Esto ya no se vende y no había manera física de cambiar el tamaño de las fábricas.
¿Se volverá a ligar la instalación de nuevas fábricas a la ubicación de los principales proyectos?
En la UE se está instalando solamente la mitad de lo que se debería. Además, en las subastas los ganadores compiten de una manera aún más feroz, de modo que los precios cada vez son inferiores y este problema luego se traslada a los fabricantes, que a su vez sufren de la disfuncionalidad en las cadenas de suministro de sus componentes y son muy dependientes de las importaciones.
¿Cómo afecta este problema al sector eólico?
En nuestro sector, que las tareas de suministro globales no estén funcionando muy bien añade costes y a esto hay que sumarle el precio del material de ciertos componentes. Esta situación provoca que cuando se acude a las subastas, los precios que se ofrecen son muy difícil de alcanzar. El resultado es que los fabricantes de aerogeneradores están en una situación crítica.
¿Qué medidas debe tomar la UE?
En Europa vemos cómo Vestas es el único que está ganando dinero y poco. Se busca una transición hecha en Europa, pero tal y como están las cosas, no estamos seguros de que sea posible. Por eso pedimos que se adopten cuatro medidas urgentes: más inversión para mantener el liderazgo tecnológico como industria, simplificar los procedimientos de los permisos, evitar las subastas a cero o negativas y utilizar nueva regla de la Comisión sobre hacer que hasta el 30% de la valoración de las ofertas recojan criterios distintos al precio, como puede ser la sostenibilidad, el impacto local o la inclusión de otras tecnologías como baterías.
Vi su reciente documento de políticas sobre el riesgo de ciberataques en los parques. ¿En qué les afecta?
Apoyamos lo que la CE está haciendo y hemos contribuido al debate con Bruselas sobre la forma de la normativa. Lo importante es mantener los estándares que ya se estaban aplicando.
Sobre eólica flotante, ¿Ven una oportunidad para la industria?
El mundo ya cuenta con tres pequeños parques de eólica marina flotante, dos en Reino Unido y uno en Portugal, y el cuarto se establecerá en Noruega. Los franceses están en medio de la primera subasta a gran escala de eólica flotante, donde se espera que el precio baje considerablemente, podría estar alrededor de los 80 euros/ MW, lo que permitirá que la gente se interese más por esta tecnología. De cara a los próximos años Francia, España, Noruega y Reino Unido son los potenciales líderes.