El viento ha soplado a favor de la energía eólica este año. Y es que, a una semana de finalizar 2021, ya es la principal fuente de generación eléctrica en España con una cuota del 23% en el mix energético. Supera, por primera vez en 8 años, a las centrales nucleares, que hoy representan un 21% de la producción nacional.
En los últimos 14 años, la tecnología de los vientos ha logrado más que duplicar su cobertura de la demanda eléctrica, desde la cuota del 10% que tenía en 2007. Por aquel entonces, ocupaba la cuarta posición en el mix, muy por debajo de la tecnología de ciclo combinado (25%), del carbón (25%) y de la nuclear (18%).

La urgente necesidad de descarbonizar la economía mediante una transición energética a gran escala ha cambiado toda la distribución. Poco queda ya del carbón, una de las principales fuente de energía hace apenas 5 años, y el abandono de las plantas nucleares ya tiene fecha en el calendario.
En el caso opuesto, el impulso de las tecnologías verdes y la progresiva reducción de sus costes han permitido a la eólica y, sobre todo, a la solar fotovoltaica comer terreno a la producción contaminante. Según los últimos datos proporcionados por Red Eléctrica, en lo que va de ejercicio la eólica ha producido 58.699 GWh y las previsiones estiman que podría cerrar el año registrando un 23,3% del total de la producción, al superar los 60.600 GWh (un incremento estimado del 10,5 % sobre el 2020).
Se trata de una de las tecnologías que más incrementa su producción con respecto al año anterior, solo por detrás del liderazgo indiscutible de la fotovoltaica, que se anota un aumento cercano al 40% y marca sus máximos históricos anuales de producción (más de 21.000 GWh) y participación en el mix del país (8,1 % sobre el total).
En total, los cálculos revelan que la tecnología renovable cerrará el ejercicio representando el 46,6% de toda la electricidad del país -121.500 GWh más que en 2020 - lo que le llevaría lograr su mayor participación en la estructura de generación desde que se cuenta con registros.
Parque de generación
Lograr estas cifras récord ha sido posible gracias al crecimiento del parque generador español. Concretamente, con las cifras disponibles hasta ahora, este ejercicio las renovables suman más de 2.800 nuevos MW verdes.

La eólica se vuelve a proclamar líder en capacidad de generación, al superar los 28.000 MW de potencia instalada con más de 600 nuevos MW. En conjunto, desde el año 2007, cuando contaba con 15.071 MW, el parque generador eólico ha aumentado en un 86% (con más de 13.000 MW adicionales).

Pero es el incremento de la tecnología del sol, sin lugar a dudas, el más impresionante del último año. Crece más de un 22% en potencia instalada con más de de 2.600 MW adicionales.
Por otro lado, ha seguido disminuyendo la presencia de tecnologías contaminantes, fundamentalmente la del carbón que este año ha reducido su potencia en más de 1.900 MW, después de que Endesa desconectase la central térmica Litoral de Carboneras (Almería).
Las centrales térmicas de carbón (caracterizadas por sus elevados niveles de contaminación y su fuerte contribución al calentamiento de la atmósfera) tienen los días contados en España. La fuera una de las tecnologías más grandes del mix energético, hoy solo ocupa un 2% de la producción nacional.
Desde 2007, cuando representaba casi el 25% de la electricidad del país (con una generación de 70.630 GWh), se reduce en un 93%, hasta los 4.789 GWh de producción registrados este ejercicio.
Cuatro décadas
La historia moderna de la eólica se remonta 4 décadas atrás. En 1984, bajo el paraguas de la Ley 80/82 sobre Conservación de la Energía, se conectó a la red eléctrica el primer parque eólico de España en El Ampurdán (Gerona), equipado con cinco aerogeneradores de 24 kW de potencia nominal.
Pese a que el proyecto no tuvo éxito debido a las condiciones de la zona y a los problemas técnicos, la primeriza industria eólica española siguió avanzando, sobre todo, en materia de administración.
Así, en los años posteriores se aprobaron importantes programas nacionales que impulsaron la creación de nuevos parques como el de Granadilla (Canarias), La Muela (Aragón), Estaca de Bares (Galicia), Ontalafia (Castilla-La Mancha), Tarifa (Andalucía) y Cabo de Creus (Cataluña). En 1990, el país ya contaba con 6,6 MW de potencia eólica instalada y la industria daba los primeros pasos en un camino de crecimiento exponencial.
El parque de El Perdón (Navarra), cuya primera fase fue conectada en 1994, supuso un hito por la introducción de medidas innovadoras que se replicaron posteriormente en parques eólicos de todo el mundo. Se trata de la instalación eólica comercial más antigua de España y la primera puesta en marcha por la compañía Acciona.
Desde entonces, el interés y las iniciativas en este tipo de tecnología no han dejado de crecer. Así lo confirman los datos de la Asociación Empresarial Eólica (AEE) sobre la evolución anual y acumulada de la potencia instalada. Las cifras revelan que desde 1998 -cuando el país contaba con 713 MW de potencia- el parque eólico español se ha multiplicado casi por 30. A día de hoy, ya supera los 28.000 MW.
Conquista del mar
Esta apuesta por la eólica ha llevado al sector a invertir en nuevas tecnologías que supla sus carencias y potencien la generación. Es el caso del almacenamiento energético, que permite conservar la energía para utilizarla cuando no hay viento. Aunque ya existen algunos proyectos de almacenamiento eólico en España -como la planta del Área Eólica Experimental de Barásoain de Acciona (Navarra)- el desarrollo de la industria todavía está por producirse.
Otra asignatura pendiente es la expansión de la eólica al mar. Y es que, pese a que el primer parque eólico offshore del mundo se construyó en 1991 en Dinamarca (Vindeby Offshore Wind Farm), las costas de España todavía no cuenta con estas instalaciones.
Las principales compañías del sector buscan insistentemente ser las primeras en conquistar las aguas nacionales. Firmas como Iberdrola, Greenalia, ACS, EDPR,Engie, Sener, Bluefoat Energy o Enerocean ya han presentado ambiciosos proyectos en las costas de Gran Canaria, Galicia y Cataluña.
Asimismo, el Consejo de Ministros ha aprobado este mismo mes la hoja de ruta para impulsar a España a liderar el desarrollo de eólica marina. El texto elaborado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico marca el objetivo de alcanzar entre 1 y 3 GW de potencia offshore en 2030.
El mundo entero se ha comprometido a conseguir la neutralidad de emisiones entre los años 2050 y 2100. La Unión Europea, hace una década, confirmó sus emisiones de gases de efecto invernadero tenían fecha de caducidad en el horizonte 2050: con una reducción de entre un 80% y un 95% respecto al nivel de 1990.
El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030 (PNIEC), publicado por el Ministerio para la Transición Ecológica, pone en relevancia la energía eólica y la reconoce como una tecnología clave a la hora de lograr alcanzar el 74% de la generación eléctrica renovable de cara al 2030.
El PNIEC tiene como objetivo alcanzar 40.633 MW de potencia eólica en 2025, sobre una potencia total de 133.802 MW (un 30,4%), lo que implica un ritmo de instalación de 2.637 MW anuales, entre 2021 y 2025. Asimismo, pretende que la generación sea de 92.926 GWh, un 30,2% del total en España.
Cinco años después, en 2030, espera conseguir 50.333 MW de potencia eólica sobre una potencia total de 160.837 MW (un 31,4%). Con estos parámetros el ritmo de instalación entre 2026 y 2030 tendría que ser de 1.980 MW anual. La energía eólica deberá alcanzar en 2030 los 119.520 GWh, es decir, un 34,5% de la cuota de generación del mix energético en España.
El plan pone el foco del debate en la necesidad de fomentar tanto la investigación e innovación como la competitividad para lograr las metas planteadas. Por este mismo motivo, el sector señala la importancia de continuar desarrollando avances técnicos que permitan reducir los costes de la eólica marina, pero también apunta a la importancia de apoyar el desarrollo de soluciones innovadoras para que la eólica terrestre pueda incrementar su gestionabilidad y reducir sus costes asociados