
Cuando hablamos de combatir el cambio climático, la primera referencia en la que pensamos suele ser el Acuerdo de París y el objetivo, consignado en dicho pacto, de limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 °C respecto a la época preindustrial. En este punto entra en juego la neutralidad climática: para alcanzar la meta de París es preciso que el mundo reduzca sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) a prácticamente cero para el año 2050.
Existe un consenso muy amplio acerca de lo que se debe hacer para llegar al cero neto en 2050. Una parte fundamental del esfuerzo tiene que ver con la energía y la forma de producirla: sustituir los combustibles fósiles por recursos renovables, como el viento o el sol, ayudaría a recorrer una buena parte del camino. La electrificación del transporte es otra de las medidas que, además de reducir las emisiones, tendría el beneficio añadido de limitar la contaminación en las ciudades.
Acometer esa transformación hacia economías bajas en carbono, no obstante, tiene costes muy notables. Por lo que respecta a Europa, en diciembre de 2019 se presentó el Pacto Verde Europeo, la estrategia de crecimiento para hacer del Viejo Continente el primero climáticamente neutro en 2050. Para ello, en enero de 2020 se estableció un plan de inversiones que aspira a movilizar al menos 1 billón de euros en inversiones sostenibles hasta 2030.
El pasado septiembre, la Comisión Europea aumentó su nivel de ambición en el llamado Plan del Objetivo Climático para 2030, con el compromiso de reducir para ese año las emisiones en un 55% con respecto a 1990. "En esta década, estimamos que Europa necesitará invertir cada año 350.000 millones de euros adicionales para cumplir su objetivo de emisiones. Eso sin contar los cerca de 130.000 millones de euros que requerirá para alcanzar otros compromisos climáticos", dijo entonces el vicepresidente de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis.
Por fortuna, invertir en sostenibilidad tiene beneficios que van más allá del positivo impacto ambiental. La ONU estima que los planes de desarrollo sostenible pueden generar, al año, más de 12 billones de dólares en oportunidades de inversión y más de 380 millones de nuevos puestos de trabajo en todo el mundo. Un informe publicado en 2018 por The Global Commission on the Economy and Climate -una iniciativa global que ayuda a los países a crecer económicamente mientras gestionan su riesgo climático- cifra en 26 billones de dólares las ganancias derivadas de impulsar el cambio a una economía verde de aquí a 2030.
La inversión global del sector energético crecerá un 5% en 2021, hasta superar los 820.000 millones de dólares
En todo este planteamiento, el sector energético tiene un papel protagonista por su capacidad directa para impulsar la descarbonización de amplios sectores de la economía.
De acuerdo con las cifras de la Agencia Internacional de la Energía (IAE), la inversión global del sector energético crecerá un 5% en 2021, hasta superar los 820.000 millones de dólares: las energías renovables representarán el 70% del total de lo destinado a nueva generación, mientras que las redes y la infraestructura de almacenamiento completan el 30% restante. En España, el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030 ha cuantificado la inversión de más de 241.000 millones de euros en la próxima década en proyectos de desarrollo sostenible orientados al impacto en el medio ambiente.

Así, Endesa anunció el pasado mes de noviembre su visión a 2030, que comporta para esta década una proyección de inversiones de nada menos que 25.000 millones de euros. Con ello, aspira a que el 80% de toda su generación esté libre de emisiones de CO2 en 2030 -la compañía ya ha superado su objetivo de que el 89% de su producción peninsular fuese libre de emisiones, previsto para 2023-. De la inversión estimada por la energética hasta final de la década, 10.000 millones se destinarían a nueva potencia renovable para alcanzar un mínimo de 18.000 megavatios (MW), y otros 10.000 millones a digitalización y modernización de la red. Este planteamiento incluye, además, el compromiso de que en 2023 casi el 60% de su deuda bruta sea sostenible, es decir, cerca de 6.000 de los 10.200 millones de euros que prevé de pasivo para ese año.
"Para poder levantar esos fondos necesitamos un modelo de financiación que sea consistente con la actividad que queremos desarrollar, entre otras razones, porque nos lo piden así los accionistas, los prestamistas -cada vez más- y los reguladores y supervisores", explica Adolfo García Nombela, director financiero corporativo de Endesa. Es aquí donde entran las llamadas finanzas sostenibles, aquellas inversiones y emisiones de deuda que, además de criterios puramente económicos tienen en cuenta aspectos ambientales, sociales y de gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés).
La financiación sostenible emitida a nivel mundial en 2020 ascendió a un total de 732.100 millones de dólares
"Las finanzas sostenibles juegan un papel fundamental -señala García Nombela- porque, por un lado, nos suponen recoger dentro del modelo financiero objetivos ambiciosos" en materia de sostenibilidad y "por otro, acceder al pool de fondos donde se pueden obtener las condiciones más eficientes", ya que "los mercados de fondos prestables cada vez son más demandantes en términos de sostenibilidad. Es una manera de incorporar incentivos, trasladar el mensaje a los mercados y, sobre todo, ser muy coherentes con la estrategia", agrega el director financiero de Endesa.
Según recoge Deloitte en su informe El papel de las finanzas sostenibles en el sector de la energía, la financiación sostenible emitida a nivel mundial en 2020 ascendió a un total de 732.100 millones de dólares, un 29% más que en 2018. En el caso concreto de España, "el Observatorio español de la financiación sostenible (Ofiso) estima en su informe anual de 2020 que se alcanzaron los 33.026 millones de euros en financiación sostenible, habiendo aumentado su volumen respecto a 2019 un 45%", agrega el estudio de Deloitte.

Una empresa pionera
En nuestro país, correspondió a Enel, la matriz de Endesa, marcar el primer gran hito de las finanzas sostenibles. La compañía italiana abrió un mercado nuevo en 2019, con la emisión de 1.500 millones de dólares en bonos ligados a objetivos de sostenibilidad -en concreto, al incremento de su capacidad renovable-.
Por su parte, Endesa fue la primera compañía a nivel europeo que firmó un préstamo verde con el Banco Europeo de Inversiones (BEI), en 2018. Era la primera vez que la entidad otorgaba esta calificación a un préstamo, que entonces supuso una financiación de 335 millones de euros para la construcción de 15 parques eólicos, con una capacidad de 446 MW, y tres plantas solares fotovoltaicas, con una potencia de 339 MW.
En la misma línea, la energética recibió en 2019 el primer crédito verde del Instituto de Crédito Oficial (ICO), por un total de 300 millones de euros y un plazo de 12 años, vinculado a la construcción y puesta en marcha en 2019 de parques eólicos y plantas solares fotovoltaicas con una potencia conjunta de 789 MW.
El año pasado, Endesa se convirtió asimismo en la primera compañía europea en registrar un programa de pagarés cotizado verde con el formato Euro Commercial Paper (ECP), el estándar en el mercado internacional. "Es un producto muy relevante para nosotros porque nos permite acceder a una base de inversores en Europa en las mejores condiciones que ofrece el euro -llevamos varios años emitiendo a tipos negativos- y el hecho de incorporar un condicionado de sostenibilidad con inversores institucionales fue un gran paso".
Endesa ha querido, asimismo, promover la sostenibilidad de sus colaboradores. Mediante acuerdos de confirming, la compañía posibilita que sus proveedores se financien con condiciones más ventajosas si cumplen una serie de requisitos en sostenibilidad. "Esta es una manera de trasladar una comunicación al contexto empresarial en el que nos movemos, donde la agenda sostenible está empezando a llegar pero necesita profundizarse aún en el segmento de compañías medianas y pequeñas", explica García Nombela.
La misma voluntad de coherencia llevó a la compañía el pasado diciembre a firmar con Deutsche Bank, Santander y BNP Paribas sus primeras líneas de avales sostenibles por un importe agregado de 630 millones de euros.