Vodafone ha anunciado su intención de suprimir hasta 1.200 empleos en España, lo que representa casi la cuarta parte de la plantilla (23,5%) a través de un Procedimiento de Despido Colectivo. El periodo de consultas entre la compañía y los representantes de los empleados se iniciará posiblemente el próximo 25 de enero con la intención de dilatar dichas conversaciones durante un mes, como es preceptivo por la regulación laboral. Por lo pronto, la filial española del grupo británico dispone ahora de 15 días para constituir la mesa de negociación.
Fuentes conocedoras de la situación, consultadas por elEconomista, descartan que el recorte de plantilla guarde relación con la estrategia de prescindir del fútbol en su televisión de pago, pese a que esa estrategia le ha costado la pérdida de cerca de 155.000 clientes entre los pasados verano y otoño.
Vodafone España anunció en noviembre que estaba revisando si la estructura de la empresa es la adecuada "a todos los niveles", también el laboral, para acometer la nueva estrategia, basada en la competencia por precio, la digitalización y la simplificación de los procesos, una estrategia que comienza ahora.
A este respecto, afirma que, "siendo sensible al impacto de esta medida, aborda la negociación con la determinación de alcanzar con la representación social "el mejor acuerdo posible tanto para los empleados como para la empresa".
De hecho, el propio Antonio Coimbra, consejero delegado de Vodafone España, ya indicó en el último encuentro con la prensa que el renunciar a los goles permitiría a su empresa mejorar la rentabilidad a partir del próximo ejercicio. Según explican las mismas fuentes, ambas iniciativas apuntan hacia la misma dirección de "reducir la estructura de costes".
En espera del curso de las negociaciones, en la memoria colectiva de la compañía se recuerda el ERE emprendido en 2015, que afectó a 900 empleados y en el que Vodafone acordó indemnizar con 45 días por año trabajado.
Por "razones económicas"
Según justifica el operador a través de un comunicado, la decisión del ajuste se debe a "razones económicas, productivas y organizativas". La iniciativa también pretende "revertir la negativa evolución del negocio, reforzar su sostenibilidad, proteger la capacidad de inversión y diseñar una organización más competitiva y mejor adaptada a lo que piden los clientes".
En el mismo comunicado, el operador lamenta que los precios de los servicios de telecomunicaciones no sigue la estela de la demanda de los mismos, que han crecido cerca del 50% en ofertas asociadas a propuestas low y medium cost, sin que ello repercuta en el repunte de los ingresos, con caída de las ventas y de la rentabilidad en el primer semestre fiscal de la compañía. Estas circunstancias adversas obligan a Vodafone "a tener una estructura de costes preparada para competir con éxito en todos los segmentos".
El operador de telecomunicaciones también indica que "las actuales expectativas de los clientes, que exigen una relación ágil, sencilla e inmediata, llevan a Vodafone a buscar un modelo organizativo más simplificado y que refuerce la coordinación y sinergias entre los equipos".