
Una de las patas del plan estratégico a cinco años que Renfe prevé presentar a principios de 2019 es la expansión internacional, un proyecto muy ambicioso en el que el operador ha tropezado en varias ocasiones en los últimos meses. No en vano, tras hacerse en 2011 con el megacontrato del AVE a La Meca, Renfe no ha conseguido ganar otro concurso hasta este año en Texas (EEUU), donde ha sido fichado como asesor técnico para el proyecto de alta velocidad. Para impulsar su crecimiento fuera de España, la empresa ha apostado por crear una estructura societaria internacional que le de más solidez para firmar alianzas, pujar por proyectos y dar el salto a América Latina.
"Renfe tiene la necesidad de adaptar su estructura a diferentes oportunidades de negocio más allá de nuestras fronteras mediante la constitución de una sociedad a la que adscribir, en su caso, las que resultaren necesarias para cada proyecto", explican fuentes cercanas al operador ferroviario. Así, creará una sociedad internacional de la que colgarán las filiales que se creen en los distintos países o regiones en función de las oportunidades de negocio.
La compañía estatal tiene la mirada puesta en EEUU, Canadá, Reino Unido y América Latina, donde en una primera etapa busca entrar en los proyectos como consultor o asesor técnico para luego poder optar a operar las líneas. En este caso el gestor ferroviario estudia la opción de firmar acuerdos de colaboración o alianzas con socios locales para facilitar su entrada en los distintos mercados.
En concreto, y siempre según fuentes de la compañía, Renfe está analizando "oportunidades de colaboración o asesoría en Cuba, El Salvador, Costa Rica, Paraguay, México y otros países" como Bolivia o Perú, donde los gobiernos de Evo Morales y de Martín Vizcarra se han comprometido a activar el proyecto de tren bioceánico, que busca unir el puerto brasileño de Santos con el peruano de Ilo a través de 3.755 kilómetros de vía.
El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, trasladó el interés de las empresas españolas por participar en el este megraproyecto ferroviario durante su visita de Estado a Bolivia el pasado verano. México es otro de los grandes focos de atracción para Renfe, donde el nuevo presidente Andrés Manuel López Obrador acaba de ratificar la construcción del tren Maya tras la celebración de un referéndum en el que han participado menos de un millón de personas.
EEUU, Canadá y Reino Unido
A la espera de crear la sociedad internacional que haga las veces de paraguas de los planes de expansión, Renfe está pendiente de que el Ministerio de Fomento le dé el visto bueno definitivo para la constitución de una filial norteamericana a través de la cual trabajará para el proyecto de alta velocidad en Texas, el Texas Bullet Train, que aspirar a operar tras ser nombrado asesor técnico de proyecto y de explotación y gestión de la línea. La firma también se utilizará para pujar por otros proyectos en EEUU y en Canadá, donde se están estudiando varias opciones. Por ejemplo, el país en el que nace el frío anunció hace un año un proyecto para construir un AVE entre Toronto (Ontario) y Windsor por unos 21.000 millones de dólares que estaría bajo el radar de Renfe.
"El problema en EEUU es que si no se tiene presencia física a través de una sociedad es muy difícil conseguir proyectos. Se están ultimando los preparativos para constituir una filial norteamericana con la que pujar por proyectos tanto en el país norteamericano como en Canadá. Renfe sólo está a la espera del visto bueno del Ministerio de Fomento para concluir el proceso y abrirla", explican fuentes cercanas al operador. En este punto no hay que olvidar que a finales de 2017 el grupo que ahora preside Isaias Taboas se quedó fuera del megacontrato AVE de California en la ronda de preguntas pese a haber conseguido la puntuación técnica más alta. Y eso que la compañía llegó a sellar una alianza con la firma pública estadounidense Amtrak y había trabado otros acuerdos con consultoras norteamericanas para ganar puntos en la pugna.
Reino Unido es otro mercado preferente para Renfe, que en marzo obtuvo la licencia para operar el país británico: el pasaporte de precalificación (PQQ Passport). Este documento lo solicitó después de verse obligado a desestimar presentarse al concurso para operar la línea del AVE que unirá Londres y Manchester al no encontrar un socio privado con el que pujar. Así, con el Passport en la mano, la firma está negociando una alianza con el grupo de Hong Kong MTR para volver a entrar en la carrera por el West Coast Partnership (WCP), que incluye el futuro servicio de alta velocidad Londres-Birminghan-Manchester-Leeds.
Una decisión que toma después de que el gobierno británico suspendiera el concurso convocado para operar el Cross Country porque va ha llevar a cabo una revisión del sistema de franquicias durante un año; lo cual no excluye la posible posterior participación de Renfe en los proyectos que se pongan en marcha.
Paralelamente a las conversaciones con MTR, Renfe se ha reunido con representantes del gigantes ferroviario asiático China Railway para firmar un principio de acuerdo que abra la puerta a que Renfe entre en el mercado chino y éstos en el español una vez se concluya la liberalización del mercado.
Un millón para atraer mujeres
Otra pata del plan estratégico es la feminización de Renfe, donde solo el 12% son mujeres. En este punto, el operador ha anunciado un acuerdo con el Instituto de la Mujer para promover la formación de mujeres maquinistas, que a diciembre de 2017 era el 2,67% de los 4.931 conductores de Renfe. Para ello ha acordado invertir un millón de euros en políticas, formación y promoción.