El vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), Luis de Guindos, avisó este martes sobre el "impacto" que tendrá sobre los márgenes de las empresas la escalada de los precios energéticos, de las materias primas y hasta los costes financieros cuando suban los tipos de interés para atajar la inflación.
Según expuso durante las jornadas 'IESE Banking' organizadas por la escuela de negocios junto a EY, supondrá "una nueva preocupación desde el punto de la estabilidad financiera" por el "estrechamiento de márgenes" que puede entrañar. "Esto, sin duda, tendrá un impacto desde el punto de vista de la solvencia y deuda de las empresas", indicó. La propia subida de tipos reconoció que "es positiva para la banca", pero contribuirá ahí a añadir presión.
Será a su juicio un nuevo factor a vigilar entre los desafíos que ya presentaba la banca europea antes de la invasión de Ucrania por parte de Rusia, junto al mayor endeudamiento de empresas o familias, la competencia que planteaba al sector los intermediarios no bancarios o la situación de "baja rentabilidad estructural" del sector.
"La guerra va a afectar a estas vulnerabilidades a través del canal económico", apuntó, en alusión al impacto en compañías citado, el freno al crecimiento económico y la fuerte escalada de la inflación. Guindos refirió que se añade además la futura desaparición del "dividendo de la paz" y que no es otro que el hecho de que habrá que dotar presupuestos para armamento y defensa que no han sido necesarios en los últimos 30 años en Europa, desde la caída del muro de Berlín y el colapso de la Unión Soviética.
"Nos es baladí en crecimiento potencial de la economía", refirió en alusión al nuevo escenario e indicó que además habrá que "acelerar todo lo que tiene que ver con la transición energética y la descarbonización" para, entre otras cuestiones, reducir la dependencia de suministro de Rusia.
La guerra estalló cuando la zona euro había encarrilado la recuperación y esperaba crecer por encima del 4% este año y provoca un impacto "muy notable" sobre el crecimiento económico, al frenarlo. También ha acelerado la evolución de la inflación y la ha convertido en "más persistente", lo que genera una preocupación por el efecto de segunda ronda que obligará a reaccionar.
Desde la óptica de la política fiscal indicó que tiene que ser "mucho más selectiva, específica" y no se puede aplicar el planteamiento de actuar de forma generalizada como en crisis previas porque los países arrastran elevados niveles de deuda y déficit.
Política monetaria
Aquí admitió que el BCE ha iniciado el "proceso de normalización" de la política monetaria con la retirada de medidas de estímulos como los programas de compra de deuda. Guindos indicó que el programa de compras de activos (APP, por sus siglas en inglés) terminará seguramente más cerca del arranque del tercer trimestre del año que en el último.
En materia de tipos refirió que el organismo tomará "las decisiones que considere oportunas" sin ofrecer mayores pistas. El Consejo de Gobierno de política monetaria del BCE se reúne el día 9 y señaló que la decisión que adopte "dependerá de los datos y de las proyecciones que tenga disponibles en junio".
Recordó que el objetivo del BCE es la estabilidad de precios con el mandato es mantener la inflación en el 2% a medio plazo, pero también tiene en cuenta "otra serie de consideraciones" como podrían ser los tipos de cambio o evitar una fragmentación de los mercados de deuda. Los tipos de cambio influyen en la propia inflación en la medida de que los precios de la energía o materia prima están vinculados al dólar, si bien precisó que "no tomamos ninguna actuación de política monetaria únicamente por el tipo de cambio".
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