La Junta Única de Resolución (JUR) buscó bancos europeos para comprar los activos salvables de dos de las filiales que Sberbank, el mayor banco de Rusia, tenía en Europa: la eslovena y la croata. En el caso de la serbia, que también se vendió, la JUR pasó la competencia a las autoridades del país, puesto que al no formar parte de la UE no está bajo su supervisión. Sberbank, entidad de la que la Federación rusa controla el 50% más una acción con derecho a voto, operaba en la zona euro a través de la filial austriaca (Sberbank Europe AG), que controlaba al 100% y de la que dependían los bancos de Eslovenia, Croacia, República Checa, Bosnia Herzegovina, Hungría y Serbia.
Las correspondientes sanciones impuestas por la UE a Rusia tras la invasión a Ucrania provocó el pánico de los clientes, que comenzaron a retirar sus depósitos de forma alarmante en la última semana de febrero, dejando a estas filiales al borde la quiebra. El Banco Central Europeo (BCE) tomó la decisión de intervenirlas ante el riesgo de que no pudieran subir la ventanilla en pocos días, decisión que confirmó la JUR.
La autoridad de resolución bancaria aplicó un periodo de moratoria entre el lunes 28 de febrero y el martes 1 marzo para después abrir un proceso de venta de los bancos con mayor interés en salvar con el objetivo de evitar el impacto en los depositantes. Así, bajo el criterio de que la filial de Eslovenia y la de Croacia eran las que había que proteger por la relevante cuota de mercado que tenían en pymes, se vendieron de forma forzosa.
El grupo Slovenia's Nova Banka (NLB), con un 4% de cuota de mercado, compró la filial de Eslovenia, operación de la que no ha trascendido el importe. Por su parte, Croatian National Bank (HNB) compró la filia de Croacia por 71 millones de kunas (unos 9,3 millones de euros). Unos días después, y ya fuera de las competencias de la JUR, la filial de Serbia fue adquirida por AIK Banka.
Las entidades adquirentes se han tenido que comprometer a determinadas solicitudes de capital y liquidez, sin que se conozcan más detalles al respecto, por el celo de la JUR a que cualquier información suponga un impacto en la estabilidad financiera. Este proceder del organismo ya se vio con la intervención del Popular en junio de 2017, de la que a día de hoy aún se desconocen detalles del proceso.
Según las fuentes financieras consultadas, la matriz rusa Sberbank rechazó apoyar a sus filiales con nueva liquidez en su momento más crítico ante el temor de que estos fondos también acabaran saliendo del banco si proseguía la fuga de depósitos. Los activos de Sberbank Europe AG sumaban 13.600 millones de euros a cierre de 2021.
Procedimiento de insolvencia
Por otro lado, una vez realizadas estas compras, la JUR declaró en concurso la filial de Austria (y con ella la de República Checa, Bosnia Herzegovina y Hungría) puesto que la estrategia presentada en su plan de resolución era a través del bail-in (absorción de pérdidas a través de los accionistas y bonistas), que no resuelve los problemas de liquidez.
La Federación rusa, como único accionistas de las filiales en proceso de insolvencia, es la gran damnificada. Como en cualquier concurso común, lo habitual es que los accionistas sean los últimos en recuperar su inversión, si es que llegan. Los clientes pymes y particulares con una inversión mayor a la que garantiza el Fondo de Garantía de Depósitos (100.000 euros) son los primeros en la lista. Para maximizar la recuperación, primero se comenzará con la venta de préstamos por carteras hasta ir bajando a los diferentes activos. Rusia puede pleitear ante el Tribunal General de la Unión Europea (TGUE), corte competente sobre las decisiones de las instituciones europeas, aunque los expertos ven poca capacidad de que prospere, ya que el papel de la JUR en el caso austriaco ha sido declararlo en concurso y abstenerse del proceso de resolución.