La compañía guipuzcoana Sapa Placencia, uno de los socios del fondo estadounidense Bain Capital para adquirir el 100% de ITP Aero, referente mundial en motores aeronáuticos, ya es el cuarto accionista de Indra con la compra de un 5% a Corporación Financiera Alba por 90 millones de euros.
Una operación de calado para el holding inversor de la familia Aperribay, asesorada por KPMG (M&A y deuda), Pérez-Llorca y Banca March. Todo apunta a que el movimiento tendrá próximos pasos, ya que Sapa buscará alcanzar el 8,2% de la tecnológica comprando a Alba su participación residual del 3,2% e impulsando su entrada como accionista minoritario en ITP Aero.
Desde hace años, Sapa venía anticipando un movimiento de consolidación en el sector de defensa español, muy atomizado y con pymes familiares. El tejido industrial es uno de los más punteros a nivel mundial pero el reducido tamaño de las compañías frena su salida al exterior. La vocación de la guipuzcoana es impulsar la consolidación del sector en vista de la oportunidad que supone la llegada de los programas de inversión europeos, en los que España será de las grandes beneficiarias.
Bain Capital dispone hasta junio de 2022 para conformar un consorcio industrial español, cuyas negociaciones lidera el Gobierno vasco, por el carácter estratégico de ITP Aero para España y para Euskadi. Con este consorcio el fondo realizará el desembarco definitivo en el grupo aeronáutico.
De momento, cuenta con el apoyo de la propia Sapa y de JB Capital, el fondo de Javier Botín. En concreto, el private equity estadounidense controlará el 70% de ITP Aero y el otro 30% quedará en manos del consorcio industrial. En él figuran ya JB Capital, con un 10%, y Sapa, con un 5%. Según las fuentes consultadas, la propia Sapa no descarta ampliar su participación en ITP Aero.
Interés del Gobierno vasco
El 15% restante del accionariado de la nueva ITP Aero se reforzará con socios industriales. El Ejecutivo vasco ha mostrado su disposición a entrar en el capital, con el objetivo de mantener el arraigo de la compañía en Euskadi. La participación podría rondar entre un 4 y un 6%, entrada que se gestionaría a través del fondo público Finkatuz, dotado con 210 millones, a los que se añadirán 50 millones en 2022. La consejera vasca de Desarrollo Económico, Arantxa Tapia, confirmó ayer a elEconomista que "continuamos trabajando en la constitución del consorcio industrial, porque es una prioridad. Necesitamos socios industriales".
Tapia aseguró que las reuniones son "asiduas" y que evalúan "no tanto si entramos o no, o con cuánto capital, sino en qué condiciones y para qué". El Gobierno vasco reclama el mantenimiento del centro de decisión en Euskadi y representación en el consejo del grupo. Sobre la entrada de Indra en ITP Aero, la consejera vasca apuntó que "es algo de lo que se ha hablado y está en las conversaciones", comentó.
Otros nombres que resuenan para entrar en el consorcio industrial es el de Sidenor. Desde esta compañía explicaron ayer que "estamos en posición de espera", lo que indica su disposición a materializar esta operación. CAF también estuvo en el candelero en las negociaciones de venta de ITP Aero y recientemente se ha posicionado en el sector aeroespacial.
Pacto de socios
Pero sin duda la apuesta más fuerte es Indra, participada por el Gobierno central a través de la SEPI con un 18% del capital. La empresa especializada en tecnología de defensa, aeronáutica, posicionamiento de satélites y 'big data' analizó la posible participación en la compra de ITP Aero, pero desechó la oportunidad, pese al interés del Ejecutivo central.
Según las fuentes consultadas, la entrada de Sapa en Indra se podría reforzar también con otra operación del Gobierno a través de la SEPI, con la que se trataría de obtener una mayoría cualificada que fuerce la entrada de la tecnológica en ITP Aero. De este modo, Industria buscaría aumentar su peso en el consorcio industrial español incorporando al capital a una de las participadas de la SEPI, Epicom.
La operación supondría un 'seguro de control' para el Gobierno español
De cerrarse finalmente, la operación supondría un 'seguro de control' para el Gobierno español en el momento de la desinversión de Bain Capital. El fondo norteamericano que lidera la compra de la aeronáutica vasca es un inversor con vocación temporal por lo que, como cualquier capital privado, venderá su participación en ITP Aero transcurridos unos años.
Según fuentes del mercado, el fondo norteamericano tendría ya preparado el documento legal que reclamaba el Gobierno vasco para asegurar el "arraigo" a la espera de la decisión del Ejecutivo de Urkullu de entrar en el accionariado.