Empresas y finanzas

La siderurgia se hunde un 18% en 2020, aunque repunta a final de año

  • El valor añadido de la exportación aporta un superávit comercial de 516 millones
  • El inicio de 2021, marcado por el aumento de los precios de las materias primas
Horno de una fábrica de acero. Foto: Archivo.

La pandemia ha propinado un duro golpe a la producción siderúrgica nacional, que se hundió un 18% durante 2020, hasta los 11,1 millones de toneladas, a pesar de que experimentó un fuerte repunte en el cuarto trimestre del ejercicio. Las exportaciones se redujeron un poco menos, el 16,2% y las importaciones aún menos, un 13,2%. Este 2021 no ha arrancado con buen pie, por el aumento de los precios globales de las materias primas.

Son los datos facilitados por la Asociación de las Empresas Productoras de Acero y de Productos de Primera Transformación del Acero de España (Unesid), la patronal de 46 empresas siderúrgicas, como Acerinox, ArelorMittal, Celsa, Gonvarri, Sidenor o Tubacex.

En un año normal, estas empresas, básicas para el resto de la economía nacional, fabrican alrededor de 13,6 millones de toneladas de acero, facturan unos 14.000 millones de euros y exportan productos por un valor de 8.000 millones, pero no ha sido así durante el pasado 2020: el impacto de la pandemia ha agravando una situación comprometida por los altos precios de la energía y la competencia internacional de países con normativas menos exigentes en materia ambiental.

Baste como ejemplo la delicada situación de una de las compañías más relevantes de la industria nacional, Celsa, que ha solicitado un rescate de 700 millones al fondo de la Sepi. Podría no recibir ayuda porque arrastra problemas anteriores al estallido de la Covid-19 y su datos económicos no se ajustan a las condiciones establecidas por el Gobierno para otorgar las ayudas públicas. 

Seguridad en el trabajo

Unesid, además de señalar las dificultades para mantener la actividad sectorial, llama la atención sobre las medidas sanitarias que ha aplicado para trabajadores -da empleo a unas 50.000 personas, y a otras 20.000 en las cadenas de recogida de chatarra-, como subraya su director general, Andrés Barceló: "nuestras industrias han tenido que contribuir en la lucha contra la pandemia haciendo de fábricas e instalaciones lugares seguros para el trabajo; ha habido que adaptarse a las decisiones drásticas que adoptó el Gobierno con la promulgación del estado de alarma y con el cierre total de la economía".

Durante el período más duro del estado de alarma, hace un año, durante la llamada hibernación de la economía, la producción llegó a caer a cifras del año 1996, y se situó por debajo del millón de toneladas durante ocho de los 12 meses del ejercicio. Afortunadamente, en el último trimestre experimentó un repunte del 36%, permitiendo que, en conjunto, el descenso se haya quedado en el 18%.

No obstante, el arranque de este 2021 no ha sido muy alentador, como indica Barceló: "el inicio de año se ha visto afectado tanto por los efectos de la tormenta Filomena en España, como por el brusco aumento de los precios energéticos y la continuación de la escalada generalizada de las materias primas en todo el mundo. La  industria siderúrgica española confía en que la relajación de las medidas restrictivas, como consecuencia del proceso de vacunación, permita una recuperación de la actividad en todos los sectores consumidores".

Reciclado de chatarra

Unesid destaca que el reciclado de chatarra y su reintroducción en la cadena de valor de la economía no se ha reducido tanto durante el pasado ejercicio como la producción: las empresas fundieron 9,1 millones de toneladas de residuos metálicos, un 13% menos que en 2019. El sector lleva años siendo el segundo reciclador de acero de toda la UE sólo por detrás de Italia. 

En total, se entregaron al mercado 12,3 millones de toneladas de productos siderúrgicos, lo que representa un descenso del 15,2%, interrumpiendo tres años de leves ascensos, de un modo similar a lo sucedido en el mercado europeo y el de países terceros. La demanda cayó un 11,7%, con un repunte en el último trimestre del 11,6%. 

Importación y exportación

Las exportaciones se redujeron un 16,2%, quedando en ocho millones de toneladas, mientras que las importaciones cayeron algo menos, un 13,2%, hasta los 8,9 millones. En consecuencia, se registró un déficit de casi un millón de toneladas, pero el mayor valor añadido de las exportaciones nacionales con relación a las importaciones desde terceros países permitió el registro de un superávit comercial de 516 millones.

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