El asalto al Capitolio por una turba de manifestantes la semana pasada ha convertido al presidente saliente de Estado Unidos, Donald Trump, en una figura ponzoñosa. Su futuro en la política pende ahora de un segundo e histórico juicio político por insurrección mientras su imperio empresarial, la Trump Organization, se ha convertido en pura kriptonita para las compañías y contratos públicos que han lidiado durante décadas con el republicano y su familia.
No obstante, su extensa red de propiedades e inversiones, tanto a nivel nacional como en el extranjero, han generado ingresos por más de 1.580 millones de dólares (1.300 millones euros) entre 2017, cuando juró su cargo, y 2019, según los datos de la Oficina de Ética Gubernamental (OGE), recopilados por la plataforma OpenSecrets.
Una información que pone en perspectiva la situación con la que el presidente y su familia enfrentan el revés que se cierne sobre su imperio y que ya ha diezmado su capacidad de generar ingresos. El emporio es una pieza clave en las aspiraciones por conservar su influencia sobre los más de 74 millones de estadounidenses que le apoyaron en las urnas el 3 de noviembre, bien creando un conglomerado mediático o respaldando a un futuro candidato en 2024. Si bien una condena a Trump frustraría cualquier retorno, su apoyo a una figura de su agrado podría ser vital.
En la última semana, Deutsche Bank y Signature Bank, las entidades bancarias de cabecera del todavía inquilino de la Casa Blanca, rompían filas al indicar que no harán nuevos negocios con Trump. En el caso de la entidad europea, son más de dos décadas las que le unen con la Trump Organization, a la que ha provisto de unos 2.000 millones de dólares en préstamos. Signature Bank, otra entidad en la que Trump tiene cuentas personales con más de 5 millones de dólares y que le ayudó a financiar su campo de golf en Florida, también partió peras con el presidente saliente. Incluso algunos de sus respaldos entre la flor y nata de la industria financiera como el consejero delegado de Blackstone, Stephen Schwarzman, condenaron el lenguaje incendiario del presidente.

La Trump Organization, actualmente capitaneada por Eric Trump, hijo del presidente de EEUU, ya enfrentaba vientos en contra antes del pasado miércoles. El emporio tiene más de 300 millones de dólares en préstamos que vencen en los próximos cuatro años, según The New York Times. Forbes fija la deuda de la compañía en 1.000 millones de dólares. Además, tras el azote de la pandemia sus hoteles, resorts y campos de golf despidieron a más de 1.300 empleados en marzo y abril.
La reacción a los eventos de la semana pasada pone así una mayor presión sobre las cuentas financieras de la compañía. Al fin y al cabo el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, indicó esta semana que la ciudad cancelará los cuatro contratos en curso con la Organización Trump, por un valor aproximado de 17 millones de dólares anuales. Eso sí, obvió que tres de los contratos expiran en abril. La empresa opera dos pistas de patinaje sobre hielo y el carrusel en Central Park, y un campo de golf en el Bronx.
El gestor inmobiliario Cushman & Wakefield, que se ocupó del alquiler de oficinas en la Trump Tower y 40 Wall Street en Nueva York, así como del alquiler de apartamentos en el hotel de la Organización Trump en Chicago, indicó que no seguirá ofreciendo sus servicios a la empresa. Por su parte, JLL, otro gestor inmobiliario, se distanció de su papel en el esfuerzo por vender el hotel de Trump en Washington. Servicios de comercio y pagos electrónicos como Shopify, Stripe y PayPal también han cesado sus relaciones a la campaña de Trumpa como algunos de los negocios de la familia.
Por su parte, la Asociación de Golfistas Profesionales de América anunció que cancela sus planes de jugar el campeonato que organiza, uno de los más importantes, en 2022 en el Trump National Golf Bedminster de Nueva Jersey. Paralelamente, la Royal and Ancient confirmaba que el Open Británico no se llevará a cabo en el campo escocés de Turnberry, también de Trump.