Renfe ha transformado por completo el contrato de servicio a bordo y restauración para reducir gastos y compartir riesgos y beneficios con la empresa adjudicataria, en un momento marcado por la incertidumbre y el desplome de la demanda.
El Consejo de Administración del operador ferroviario tiene previsto aprobar este lunes la nueva licitación, que apuesta por "un modelo concesional global" frente al puro de prestación de servicio, con el objetivo de otorgarlo en los próximos meses para que entre en vigor en enero, que es cuando concluye la última prórroga del contrato concedido a Ferrovial en 2013 por 400 millones de euros y seis años.
La nueva licitación sustituye así al concurso cancelado a finales de mayo por el covid-19 y la falta de visibilidad sobre la recuperación y la reapertura de las cafeterías, e incluye un fuerte recorte presupuestario. Si el anterior contrato contemplaba un pago máximo de 498,3 millones durante cinco años por la prestación de todos los servicios, incluido el catering, ahora Renfe sólo está dispuesta a pagar 122 millones por asistencia y atención al cliente. El contrato tendrá una duración de cinco años y no incluye prórroga.
El contrato tendrá una duración de cinco años, no incluye prórroga y se hará por procedimiento negociado
El resto de los ingresos necesarios para rentabilizar el servicio los tendrá que generar el adjudicatario con la venta de productos y el catering a la plaza, que tradicionalmente se sirve en la clase business. Renfe calcula que este servicio, que se vende con el billete, generará unos 170 millones de euros ya que prevé ofrecerlo en turista y turista+ como un extra.
Este concurso busca adaptar las condiciones del servicio a la situación generada por el covid-19 y, de paso, mejorar el producto (podrá introducir novedades) para hacerlo más atractivo de cara a la entrada de la competencia en Semana Santa de 2021. Por un lado reduce los costes fijos en un momento de caída de ingresos y, por el otro, limita riesgos al dejar en manos del concesionario el reto de rentabilizar el servicio con la venta a bordo que esto dependen de la evolución de la demanda de pasajeros, que sigue siendo baja, y de lo que quieran gastar en un contexto de crisis económica. A su vez, comparte incertidumbre sobre la reapertura de las cafeterías. El anterior contrato daba empleo a unas 2.000 personas.
Más productos y servicios
La licitación se hará por procedimiento negociado, en un único lote, con una valoración económica del 60% y una técnica del 40%. Los nuevos criterios técnicos promueve una mejora y ampliación de los servicios y buscan el incremento de los ingresos, que también beneficiará a Renfe porque cobrará un fee.
"El contrato otorga libertad al adjudicatario para generar ingresos por la venta de servicios y productos a bordo, se fomenta que introduzca novedades y abre los atributos de la prestación de restauración a otras clases", informan fuentes cercanas al operador ferroviario. Así, además de comida, se abre la puerta a que venda colonias, maquillaje o bisutería, como se hacen las aerolíneas.
Los pliegos también dejan en manos del concesionario la posibilidad de realizar o no el suministro de auriculares y otros productos, como la prensa, para "permitir la evolución del servicio" e introduce la gestión de otros elementos de venta (máquinas vending), con la posibilidad de ampliarlo a otros productos. Y es que, no hay que olvidar que los trenes de bajo coste, Avlo, no tiene cafetería ni espacio que permita desarrollar un servicio a bordo, por lo que sólo contarán con máquinas de vending.
"Se refuerza la necesidad de desarrollos Web/APP integrados con el Plan de Sistemas de Renfe Viajeros, con objeto de mejorar la comercialización" permitiendo el pago por la app, por ejemplo.