
Bankia ha aplazado, al menos hasta el próximo año, la venta de carteras de créditos morosos para continuar con la limpieza de sus balance como consecuencia de las nuevas circunstancias del mercado tras la crisis del coronavirus. La entidad, que puso en marcha un proceso para evacuar 288 millones a finales de 2019, ha tenido que reincorporar este volumen de activos deteriorados en su balance en el segundo trimestre través de una reclasificación, ante las expectativas de que esta desinversión no se va a llevar a cabo en 2020.
Tras este movimiento, Bankia no ha podido rebajar el importe de la cartera de financiación morosa, que se mantiene en los 6.464 millones de euros. Una cuantía, eso sí, que aumentará en los próximos meses, una vez las insolvencias de clientes empiecen a subir cuando los efectos de las medidas adoptadas por el Gobierno y la propia entidad, dejen de tener sus efectos.
En el sector financiero se da por hecho que el alza de los impagos comenzará tras el verano y no se detendrá hasta finales de 2021. En este escenario las ventas de carteras de activos deteriorados serán una palanca esencial para que los bancos se limpien y aumenten su rentabilidad.
Aunque el mercado no está cerrado, los inversores no tienen en estos momentos el mismo apetito que antes del estallido de la crisis, por lo que impide a las entidades una aceleración en su desagüe de activos tóxicos que compensen las elevadas provisiones que han tenido que realizar en el primer semestre para afrontar los riesgos que se avecinan. En total, las dotaciones han aumentado a casi 16.000 millones de euros, más del doble que en mismo periodo del pasado ejercicio, tras haber efectuado un hucha extraordinaria de unos 7.500 millones por el Covid-19.
Los inversores, fondos especializados, están reclamando descuentos de precio adicionales por estos lotes de dudosos, algo que obliga a las entidades a tener que asumir pérdidas por encima de las previstas por su venta y que está retrasando este proceso.
Según señaló la semana pasada el consejero delegado del Sabadell, Jaime Guadiola, estas rebajas no son demasiado elevadas, por lo que esperó a que el sector pueda materializar operaciones pronto. Su homologo de CaixaBank, Gonzalo Gortázar, confió en que, como ha sucedido en el pasado reciente, estas transacciones vuelvan con fuerza a partir de 2021 y permitan a las entidades a poder evacuar los créditos que se deterioren debido a las nuevas circunstancias económicas.
Petición del regulador
Los organismos reguladores están animando a los bancos a que continúen con este proceso de limpieza para poder limitar el impacto del coronavirus en sus balances.
Las entidades españolas han sido unas de las más activas en la comercialización de grandes paquetes a fondos de inversión en los últimos ejercicios y han podido rebajar los activos tóxicos de manera sustancial, lo que les ha colocado que partan en esta nueva crisis más saneados que en la pasada. Aún así, acumulan todavía 60.000 millones de préstamos impagados, el 4,9% del total.