
Endesa ha alcanzado un acuerdo con los sindicatos para permitir la salida voluntaria de un máximo de 577 empleados afectados por el cierre de sus centrales térmica de carbón en la Península Ibérica, con un impacto no recurrente en sus cuentas de 213 millones de euros, que no tendrá efectos en el pago del dividendo con cargo al presente 2020.
El pasado octubre, Endesa anunció un ajuste contable de 1.300 millones por su intención de cerrar las centrales de As Pontes (Galicia) y Litoral (Andalucía), que consumían carbón de importación, ante su falta de viabilidad económica, por la subida del precio de la tonelada de CO2 y la bajada del precio del gas.
La compañía eléctrica ya había anunciado antes el cierre de las centrales de Andorra (Aragón) y Compostilla (Castilla y León), que consumían carbón nacional, mucho menos competitivo que el de importación.
Desde entonces los trabajadores de las centrales y sus subcontratas han estado en pie de guerra en defensa de sus empleos. La eléctrica dirigida por José Bogas ha lanzado programas de desarrollo para las zonas afectadas, fundamentalmente de nuevas renovables, en los que ha procurado incorporar a todos los trabajadores.
Concretamente, la filial de la italiana Enel quiere incorporar 2,8 GW de nueva capacidad renovable hasta el año 2022, y Endesa tiene un plan para incrementar esa potencia con 1.100 MW adicionales, pero no todo el personal que trabajaba en las centrales térmicas se recolocará.
Sin impacto en el beneficio
Tal y como informó ayer a la Comisión Nacional del Mercado de Valores, la empresa ha alcanzado un acuerdo para la salida voluntaria de un máximo de 577 empleados, por lo que se anotará una provisión de 213 millones, que no tendrá impacto en la retribución al accionista.
La empresa ganó 1.128 millones hasta junio, impulsada por la recuperación de otra provisión sobre pensiones que le ha añadido 267 millones.