Empresas y finanzas

Las petroleras se aprietan la correa con deterioros superiores a 50.000 millones

  • Repsol no es la primera que aflora la pérdida de valor, ni la que más sufre por la pandemia
Pozo de petróleo. Foto: Archivo.

Repsol se ha anotado una provisión por el deterioro de sus activos de exploración y producción de 1.289 millones de euros, causada por el hundimiento de los precios del crudo y la pandemia. Añadiendo otros efectos, como la reducción del valor de su inventario por 1.088 millones -dato que se revisa periódicamente al alza o a la baja, según cotiza el oro negro-, la compañía ha presentado pérdidas por 2.484 millones hasta junio.

Ante tamaña cifra, uno podría esperar el desplome de la cotización de la empresa dirigida por Josu Jon Imaz, pero no fue así: la bolsa acogió los resultados con una leve subida y luego, con indiferencia, el valor siguió la estela del petróleo y del conjunto del Ibex 35. Obviamente, los inversores ya habían descontado la coyuntura; Repsol no es la primera petrolera en aflorar el deterioro -impairment en inglés-, ni la que más sufre.

En el primer trimestre, Shell anunció un deterioro de unos 460 millones y para este segundo ha informado de que prepara otro ajuste de 11.200 a 15.000 millones; BP reveló un impacto de 685 millones en marzo y presentará en pocos días un segundo deterioro de 11.200 a 15.080 millones; Eni hizo lo propio en el primer cuarto, con 341 millones, y ha anunciado otro de 3.500 millones... Los números de las principales empresas europeas revelan unos ajustes de unos 50.000 millones.

Esas magnitudes, guardando las distancias del tamaño de las empresas, deben compararse únicamente con la provisión de 1.289 millones de Repsol, no con los demás ajustes. Además, el deterioro de la empresa presidida por Antonio Brufau se produce exclusivamente por la modificación de su expectativa de precios de los hidrocarburos a largo plazo, mientras que otras firmas incluyen otros conceptos, como la reducción de los márgenes de refino.

Por otro lado, Repsol anunció otro impairment de 4.849 millones en febrero para adaptar el valor de sus activos a los precios previstos en el Escenario de Desarrollo Sostenible de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), el único compatible con la neutralidad climática en 2050. Parte de los actuales ajustes de las competidoras de la española también responden a sus nuevas políticas de descarbonización.

Nueva senda de precios del crudo

Sea como fuere, en febrero Repsol anunció que preveía un Brent a 65 dólares por barril este 2020, con un progresivo crecimiento hasta los 87 dólares en 2035 y años siguientes. Y ahora ha rebajado esas expectativas a 43 dólares este año, que aumentan a 67 dólares en 2025 y se sitúan en 60 dólares desde ahí hasta 2050.

El último ajuste no incluye otra magnitud clave para la descarbonización, el precio de la tonelada de CO2, al que en febrero otorgó una senda ascendente desde los 28 dólares por tonelada actuales hasta los 70 dólares por tonelada en 2040.

¿Significa esto que Repsol renuncia a su objetivo de ser una compañía neutra en emisiones de carbono en 2050? No. La petrolera presentará un nuevo plan estratégico en noviembre que girará alrededor de ese objetivo, según ha recalcado Imaz públicamente. De hecho, el Plan de Resiliencia de la empresa para superar los malos tiempos incluye un recorte de la inversión del 25% en este ejercicio que no afecta para nada a los negocios verdes.

Volviendo a los impairments, considerando los dos acometidos, los activos peor parados son los pertenecientes a la antigua Talisman, sobre todo en EEUU y Canadá, por un importe de 4.000 a 5.000 millones; la mayoría son de gas y están particularmente afectados por la sobreproducción global y la consecuente caída de precios.

En febrero, las regiones más afectadas por el ajuste fueron EEUU y Canadá (3.572 millones) por la bajada de los precios del gas y la revisión de los planes de negocio; le siguieron el fondo de comercio, con 793 millones, y las actividades pendientes de desarrollar, con 786 millones -sobre todo en Vietnam, Argelia y Papúa Nueva Guinea-, porque no serán viables; en España se reducirá la actividad, por un importe incluido en 209 millones consignados a Europa, África y Brasil.

Ahora, las regiones con mayor reducción de valor han sido Europa y Norte de África (419 millones), sobre todo Reino Unido y Argelia, por precios de crudo y gas, y ajustes en los planes de desarrollo; el fondo de comercio (368 millones), por la disminución del valor recuperable de los activos; América (297 millones), principalmente en Trinidad y Tobago por el precio del gas; Sudeste asiático (234 millones), fundamentalmente en Indonesia por demanda y precios de gas, y activos exploratorios y en desarrollo (70 millones) en Rusia y Bolivia.

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