
La banca española llega a la crisis provocada por el coronavirus con los menores niveles de capital de toda Europa. Según los últimos datos del ejercicio de transparencia realizados por la Autoridad Europea Bancaria (EBA, por sus siglas en inglés). En concreto, a cierre de 2019, el sector de nuestro país tenía un ratio de solvencia de máxima categoría del 11,9%, tres puntos por debajo de la media continental, y ligeramente por debajo de los reclamos realizados por los supervisores, que es del 12%.
De entre los mercados más significativos, las entidades holandesas son las que presentan la mayor fortaleza, muy por encima del conjunto, al situar su umbral en el 16,5%. Las italianas, que operan en uno de los países más castigados por la pandemia, se encuentran a la cola en capitalización, con un 13,2%.
La EBA sostiene que estos datos confirman que el sistema financiero europeo, "entra en este período desafiante en una posición más fuerte que en crisis anteriores", como la de 2008-2009", ya que cuenta con mayores reservas, también de liquidez y de calidad de activos.
De hecho, la banca española registra una subida significativa de la solvencia, de al menos 5 puntos, con respecto a la recesión de hace más de un decenio gracias a la paulatina acumulación de fondos ejercicio tras ejercicio. Además, el balance ha sido saneado con la venta de créditos morosos e inmuebles adjudicados. Aun así, según las cifras de la Autoridad, tiene activos deteriorados por 79.152 millones.
La morosidad es una de las grandes amenazas que se ciernen sobre todas las entidades debido a la caída de la economía y su aumento previsto. Se estima que al menos las insolvencias vayan a duplicarse como consecuencia de las dificultades por las que atravesarán tanto familias como empresas.
Los colchones de capital son fundamentales para que el sector pueda afrontar la subida de los impagos. El BCE ha aliviado las exigencias y, no solo ha flexibilizado la manera de contabilizar los créditos morosos, sino que va a permitir gastar huchas de solvencia sin penalizar a las entidades con el objetivo de que puedan financiar a la economía y la crisis sea lo menos duradera y larga posible.
Eficiencia
En las últimas semanas los supervisores han venido reclamando al sector en su conjunto una reducción de costes y la aceleración de los planes de fusiones para que el aguante del impacto sea más leve y poder registrar subidas en la rentabilidad, el gran caballo de batalla del sistema como consecuencia de los tipos de interés negativos. La eficiencia de las entidades españolas es una de las mejores del Viejo Continente, después de las oleadas de integraciones llevadas a cabo y de los cierres de sucursales y recortes de plantilla ejecutados.
En España, el ratio de costes sobre ingresos se sitúa en el 52,7%, casi doce puntos por debajo de la media y ligeramente por encima de las recomendaciones. Las autoridades piden que este porcentaje se coloque en menos del 50%, una cifra que ha conseguido el sector alemán a pesar de sus dificultades.
No todas las entidades españolas se posicionan de la misma manera. Así, Kutxabank destaca por su solvencia por sexto año consecutivo, por encima de la media europea, con un 16,94%, mientras que Bankinter es el menos capitalizado, con un 11,61% aunque es el más rentable.