
El presidente de Lufthansa, Carsten Spohr, aprovechó la presentación de resultados del año 2019, ejercicio en el que la compañía ganó 1.200 millones de euros, un 44% menos, para trasmitir cierto optimismo al mercado y sus trabajadores en medio del colapso que asola al sector aéreo por el coronavirus. "Nuestra compañía está en una situación extraordinaria. Hemos pasado de pensar que la gente no iba a querer volar a saber que nadie va a poder volar. El sector será distinto después de la crisis pero, a pesar de las dramáticas consecuencias, hay sitio para la esperanza porque nos recuperaremos", aseguró Spohr, que lleva desde 2014 al frente de la compañía.
"El sector será distinto después de la crisis pero, a pesar de las dramáticas consecuencias, hay sitio para la esperanza porque nos recuperaremos"
El alto ejecutivo no escondió en ningún momento que a la compañía le esperan momentos muy difíciles que afectarán tanto a los accionistas, como a los trabajadores y los directivos. Los primeros deberán renunciar al dividendo y hacerse a la idea de que el Gobierno de Alemania tendrá que salir al rescate de la firma, los segundos sufrirán fuertes recortes, incluidos despidos temporales y vacaciones sin sueldo, y los últimos se quedarán sin bonus.
La compañía ha activado el modo economía de guerra con la idea tener los aviones en tierra al menos tres meses ("no tenemos ningún plan para finales de mayo") por lo que ha recortado un 60% los gastos fijos y recortará un 30% los gastos variables para mantener la caja. No en vano, la liquidez se está viendo seriamente amenazada porque a la caída de las reservas de más del 64% se está sumando una oleada de cancelaciones por las restricciones a la movilidad que les obliga a devolver el dinero de los billetes.
El 11 de marzo las reservas ya habían caído un 64%
Entre los recortes se incluye la paralización de casi toda la flota, la reducción de la misma y el freno a su renovación. Así, la aerolínea alemana va cancelar los contratos de alquiler de aeronaves (wet lease) y ya está negociando con Airbus y Boeing la cancelación de algunos pedidos y el retraso de otras entregas de aviones. "Hay muchos aviones que ya se han pagado pero buscamos retrasar entregas y cancelar pedidos. Estamos trabajando en ello y negociando con Airbus y Boeing. Todas las aerolíneas del mundo van a hacer lo mismo", aseguró Spohr, cuya firma tiene al menos 147 aviones A320 neo y A350 pendientes de recibir.
El fabricante europeo tiene actualmente 1.197 aviones pedidos pendientes de entregar sólo a aerolíneas europeas, lo que supone el 9,4% de los pedidos realizado y sin entregar que tiene en cartera en todo el mundo. El problema es que la crisis del coronavirus es mundial y las cancelaciones o retrasos se extenderán a otros continentes. En Boeing está crisis y renegociaciones no le pueden llegar en peor momento, ya que lleva con su best seller en cuarentena desde hace un año (el 737 MAX) y los pedidos bajo mínimos.
A partir del 24 de marzo operará con el 5% de su capacidad actual
Lufthansa ha anunciado que a partir del 24 de marzo operará con el 5% de su capacidad actual lo que le lleva a dejar el grueso de su flota de casi 800 aviones en tierra y a suspender las operaciones de Swiss, Eurowings y Austrian Airlines. Así, mantendrá, en un principio, algunos vuelos (tres semanales) con Chicago, Nueva York, Washintong, Tokio, Sao Paulo y Sudáfrica. El objetivo es que sean de rescate. En el corto radio, operará 20 vuelos semanales desde Frankfurt y 10 desde Munich.
Una pequeña parte de la flota se mantendrá en condiciones óptimas para que puedan a empezar a volar en un periodo de máximo de dos meses mientras que el resto no estará disponible en el corto medio plazo ya que o bien serán sometidas a un proceso de mantenimiento muy profundo que implica desmontar el avión o bien estarán aparcados en otros aeropuertos sin pista al día. Por ello, Lufthansa asegura que cuando se levanten las suspensiones, tardará en volver a la normalidad. Igual que todo el sector.
Ayudas públicas e incertidumbre
"Estamos muy lejos de volver a la normalidad y de poder pensar en lograr beneficios", adelantó el presidente de la aerolínea durante la presentación de los resultados de 2019, que reflejan ya un descenso de la demanda por el enfriamiento que empezaba a vivir la economía, sobre todo en el sector premium. Así, la combinación exceso de oferta y menos demanda llevó a la firma a reducir un 2,5% el ingreso unitario por pasajero para mantener la ocupación. Los ingresos totales subieron un 2,5% a los 36.400 millones de euros pero el margen de ebitda pasó del 8% de 2018 al 5,6% de 2019.
"El gobierno alemán ha dejado claro que está dispuesto a ayudarnos con todo lo que haga falta cuando tengamos algún problema de liquidez"
La situación es tan complicada y está rodeada de tanta incertidumbre que la cúpula de Lufthansa no se ha atrevido a calcular el impacto de la crisis del coronavirus ni ha poner una ficha a su finalización. Así, sólo reconoce una fuerte caída del Ebit, que en 2019 alcanzó los 2.000 millones, y la entrada en número rojos. Además, Lufthansa ya tiene asumido que necesitará ayuda del Gobierno alemán, suizo y austriaco, por lo que ya están en conversaciones con ellos para ver que se puede hacer.
"El gobierno alemán ha dejado claro que está dispuesto a ayudarnos con todo lo que haga falta en el momento que tengamos algún problema de liquidez", explicó la firma que ahora está "centrada en mantener y fortalecer la caja". Lufthansa cerró el año pasado con una caja de 4.000 millones de euros y tiene líneas de crédito por 600 millones. A su vez, tiene aviones en propiedad por 10.000 millones que puede usar para conseguir más dinero aunque no busca venderlos. "Estamos en una mejor situación de liquidez que otras aerolíneas para superar la crisis", explica el primer espada.