Empresas y finanzas

Las financieras de consumo bajan su beneficio por primera vez desde 2012

  • El repunte de la morosidad y la guerra de precios reducen un 7,7% las ganancias

El crédito al consumo, que durante los últimos años había sido un puntal para la actividad y los ingresos de la banca, no pasa por sus mejores momentos. De hecho, los establecimientos financieros -muchos de ellos filiales de las entidades- redujeron en 2019 su beneficio por primera vez desde 2012, cuando registraron pérdidas como consecuencia de la crisis. En concreto, según los datos provisionales del Banco de España, estas compañías ganaron el ejercicio pasado 954 millones, un 7,73% menos que en 2018. Entonces sus cuentas batieron un récord, al superar los 1.000 millones.

Varios son los motivos que están provocando una bajada de los resultados. Los dos más destacados son la subida de la morosidad, que se vio reflejada sobre todo, en mayores provisiones sobre todo en los meses de agosto, y la rebaja de los precios ante la guerra comercial para captar clientes y negocio.

De hecho, el organismo supervisor ha venido insistiendo desde finales de 2018 de la necesidad de una mayor prudencia en la concesión de estos créditos por parte del sector ante la escalada de los impagos, sobre todo en aquellos para la adquisición de bienes duraderos.

Otro de los factores que ha motivado un recorte de los beneficios es el menor ritmo de actividad debido a la incertidumbre política y económica, que ha derivado en una menor confianza de los consumidores y en una menor demanda de este tipo de financiación. Los préstamos llegaron a sufrir en algunos meses en 2019 caídas, frente a las subidas de más del 10% que venían experimentando. El frenazo en el sector del automóvil está impactando de manera relevante en la concesión de esta financiación, explican fuentes bancarias, que esperan que en los próximos meses se recuperen los ritmos del pasado más reciente.

El descenso de la actividad ha llevado a que los establecimientos hayan registrado una caída del saldo crediticio en sus balances a menos de 51.000 millones. Se trata del primer decrecimiento desde 2014, cuando totalizaron poco más de 36.000 millones. El volumen de préstamos de las financieras cayó en 2019 un 0,5%.

La guerra de precios ha llevado a que los nuevos préstamos al consumo hayan disminuido el tipo de interés, que se sitúa de media por debajo del 8% incluyendo comisiones. El TAE que reclaman ha mermado hasta el 7,91% de diciembre frente al 8,53% del mismo mes de 2018. Eso sí, en noviembre la tasa se recortó hasta el 7,5%, coincidiendo con las campañas del 'Black Friday' y el 'Cyber Monday', en la que las entidades y los establecimientos financieros independientes lanzan ofertas especiales para aprovechan estos día de gran consumo.

La banca ha impulsado desde 2013 los préstamos para la compra de bienes ante la necesidad de captar ingresos y mejorar la rentabilidad en la etapa de recuperación económica. Todo el sector ha centrado su estrategia en este segmento ya que estos créditos ofrecen mayores retornos al capital debido a los precios más altos. Sin embargo, la subida de la morosidad ha reducido estos márgenes y desde hace el año pasado se han focalizado más en hipotecas, que vinculan más y requieren unas menores dotaciones.

La tasa de impagos de las financieras ha escalado hasta el 5,2%, un nivel que supera al del conjunto de la banca, que ha bajado del umbral del 5% por primera vez desde octubre de 2009, cuando la crisis arreció debido a la caída de Lehman Brothers. Aun así las insolvencias de los establecimientos son inferiores a las de 2012 y 2013, cuando alcanzaban el 10%.

La banca logra remontar

La banca en España -sin incluir los establecimientos financieros- logró por contra remontar en la última parte del año y elevar en 2019 sus beneficios un 11,4%. En octubre las entidades obtuvieron en conjunto únicamente 5 millones de euros de beneficios, pero en diciembre llegaron a sumar unos resultados de 4.338 millones. Con esta gran subida las cuentas del sector por su operativa en nuestro país alcanzaron los 13.797 millones , una cantidad que empieza a acercarse a los niveles precisis.

Sin embargo, la rentabilidad de los bancos sigue por debajo de las exigencias de los mercados y de los reguladores, ya que apenas se sitúa en el entorno del 6%, debido a que los requerimientos de capital siguen en aumento. Los fondos propios, sólo en 2019, se incrementaron en más de 4.000 millones y ascienden a 217.316 millones.

Desde hace tiempo los banqueros vienen reclamando una menor carga regulatoria y de elevación de los umbrales de solvencia, porque lastra sus cuentas en un momento en que la actividad no termina de despuntar y los tipos de interés están bajo cero.

Los supervisores han comenzado a poner freno a la escalada de exigencias, pero en ningún momento se plantear hacer una reducción de las mismas. Por ello, instan al sector a que ponga en marcha medidas extraordinarias para elevar la rentabilidad sobre el capital (ROE) hasta cerca del 10%, que es lo que pide el mercado. Entre estas iniciativas destacan un ajuste drástico de los costes, que podría tener que llegar al 20% para que la eficiencia se sitúe en los niveles previos a la crisis, una aceleración en los procesos de digitalización y una oleada de fusiones. Las entidades, por ahora, descartan integraciones.

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