
La rueda para que los empleados de BBVA denuncien a la entidad por espiarles, y que ha salido a la luz gracias al 'caso Villarejo', ya ha echado a andar. Desde los principales sindicatos que representan a los trabajadores de la entidad, CCOO y CGT, aseguran a este diario que buscan reunir material suficiente sobre los presuntos pinchazos a los teléfonos corporativos y seguimientos de los correos electrónicos de los empleados para denunciar al banco.
El sentimiento entre sindicatos y trabajadores del banco es unánime. "No me extraña que nos hayan espiado", se señala desde una de las organizaciones de representantes de los trabajadores. Y desde el sindicato contrario lo repiten: "El banco niega las escuchas, pero a nosotros no nos extraña". Además, tanto desde CCOO como desde CGT están convencidos de que, como sindicatos, han podido sufrir pinchazos por su relación más asidua con la prensa.
Según se desprende del sumario de la investigación sobre la contratación por parte de BBVA del excomisario José Manuel Villarejo y publicó El País, la entidad habría espiado las comunicaciones de sus empleados para conocer si había algún topo entre ellos que filtrara información a la prensa. El banco se ha limitado a negar estos hechos a los trabajadores, sin embargo, su palabra no es suficiente. "Esperamos a tener más datos del sumario para ver si se ha producido", aseveran.
No obstante, su percepción es que la entidad no habría realizado un espionaje masivo a todos los empleados, pero sí a un determinado grupo en un momento dado para averiguar el origen de las filtraciones.
Desde CGT apuntan, además, que ya denunciaron a otra compañía por el mismo asunto. Concretamente, la organización ya presentó acciones legales contra Iberdrola por el espionaje ilegal por parte del excomisario de dos sindicalistas de la Central Nuclear de Cofrentes, dentro del denominado 'proyecto Arrow'. En este caso, la compañía contrató al excomisario para tratar de desbloquear la apertura de su central de ciclo combinado de Arcos de la Frontera (Cádiz), lo que conllevó espionajes a jueces, políticos y ecologistas.
Preocupación de la plantilla
El sentimiento común de los empleados de BBVA por la contratación de Villarejo entre los años 2004 y 2017 es de "preocupación". "No sabemos como va a terminar el asunto", señala uno de los trabajadores, aunque también reconoce que el caso no ha pasado factura al negocio bancario.
La entidad ha celebrado "un par" de un reuniones con su plantilla, la última en septiembre, para informarles de la evolución del caso, aunque desde los representantes de los trabajadores se indica que se limitan a decir que colaboran con la justicia y que no pueden dar información a los hallazgos que realizan porque está bajo secreto de sumario.
Sin embargo, y paradójicamente, la entidad reconoce en varios escritos remitidos al expresdidente de Distrito Castellana Norte (DCN) y exjefe de Riesgos, Antonio Béjar, entre julio y septiembre de 2019 que la investigación interna -forensic- no está sujeta al secreto de sumario.