Empresas y finanzas

El auge de Apple escenifica el miedo de Alemania a quedar desplazada en el boom tecnológico

  • Apple tiene una capitalización bursátil que supera a la de todo el Dax 30
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El rápido crecimiento en las dos últimas décadas de la tecnología junto al buen hacer de Apple han llevado al fabricante del iPhone a alcanzar un capitalización bursátil más grande que el índice Dax 30 completo, el selectivo en el que se encuentran las compañías líderes de Alemania.

Aunque es cierto que las valoraciones de las empresas a menudo se han utilizado para hacer comparaciones engañosas, a veces tales contrastes pueden dejar entrever tendencias poderosas sobre las economías y las empresas.

El hecho de que las 30 empresas más grandes de Alemania hayan sido superadas por un solo gigante estadounidense es más que un capricho estadístico: es un ejemplo sorprendente de cómo la mayor economía de Europa corre el riesgo de quedarse atrás en la mega-tendencia que supone el auge tecnológico del siglo XXI, según destaca el Financial Times.

"En los últimos dos años, he escuchado a muchos CEOs alemanes decir: 'Si no cambiamos ahora, podríamos vernos obligados a cerrar el negocio en los próximos cinco a 10 años'", dice Simon Thun, director ejecutivo de Interbrand para Europa central y oriental. "Así que existe esta conciencia de que podríamos ser el próximo dinosaurio".

La larga sombra de Big Tech ha caído en muchos países. Apple también es más o menos equivalente al principal índice bursátil australiano de 200 compañías, por ejemplo. Pero Alemania es un caso especial. Es el motor de Europa y la cuarta economía más grande del mundo porque sus marcas dominaron la producción e ingeniería en masa de calidad, los elementos clave de la industria del siglo XX antes de que el software comenzara a "comerse el mundo", como lo expresó el capitalista de riesgo Marc Andreessen.

El Dax 30, creado en 1988, es el selectivo de un conjunto diverso de compañías líderes mundiales, incluyendo el fabricante de automóviles Volkswagen, la compañía de productos químicos BASF, la aseguradora Allianz, el gigante de software empresarial SAP y el grupo logístico DHL. El índice ha subido un 22% en los últimos 12 meses para alcanzar máximos históricos. Pero el valor de Apple se ha más que duplicado en los últimos 12 meses, superando los 1,4 billones de dólares.

La comparación Apple-Dax 30 subraya dos de los mayores temores en las salas de juntas alemanas. Primero, aunque los beneficios siguen siendo fuertes y las exportaciones están en auge, existe una sensación de malestar (y miedo) entre muchos líderes empresariales y políticos alemanes de que una nueva era industrial basada en software y datos está pasando por delante de sus narices sin lograr tomar partido.

"La historia general es que nos hemos perdido el tren de la tecnología, el sector que domina el siglo XXI", dice Carsten Brzeski, economista jefe de ING Alemania. "Los próximos 20 años estarán dominados por el comercio electrónico, el internet de las cosas y la inteligencia artificial. En todas estas materias, Alemania se está quedando atrás".

Algunos ejecutivos alemanes temen que las compañías tecnológicas de Silicon Valley puedan tragarse partes importantes de la industria alemana gracias a su inmenso tamaño y generación de caja.

El riesgo es que las industrias en las que sobresale Alemania, como la construcción de máquinas y los productos químicos, puedan ser víctimas del mismo tipo de interrupción que ha devastado sectores como la música y los medios, a medida que la tecnología digital supera al modelo basado en la ingeniería orientado al hardware.

Herbert Diess, director ejecutivo de Volkswagen, ve un desafío existencial para el negocio automotriz tradicional. "Si continuamos a nuestra velocidad actual, será muy difícil", aseguró recientemente a los altos directivos de VW.

Es una preocupación compartida por Angela Merkel, canciller de Alemania. En una entrevista con el FT en enero, dijo que las compañías de software se estaban insertando en las relaciones productor-cliente, convirtiéndose en "intermediarios" esenciales entre las empresas y sus clientes.

Advirtió que las empresas alemanas se habían perdido este desarrollo y ahora corrían el riesgo de quedarse atrás. "Ya no es suficiente simplemente vender un producto", dijo. "Uno también necesita desarrollar nuevos productos a partir de los datos de estos productos".

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