
El Banco Europeo de Inversiones (BEI) aprobó anoche dejar de financiar proyectos relacionados con carbón, petróleo y gas cuando concluya 2021. También anunció una nueva estrategia de inversión para canalizar un billón de euros a la descarbonización de la economía durante la próxima década, centrándose en eficiencia energética, renovables y redes.
El BEI, la banca pública europea, ha prestado unos 13.500 millones para facilitar la implantación de los combustibles fósiles entre 2013 y 2018, según los datos de la ONG Bankwatch. Pero ante la necesidad de reducir las emisiones de carbono para frenar el calentamiento global, la entidad ha decidido abandonar totalmente esta línea de financiación y aplicar una nueva política de financiación.
Lo hará un año después de lo previsto en su propuesta inicial, 2020, por las presiones de la Comisión Europea para que dé tiempo a ejecutar antes algunos proyectos gasistas considerados de interés común.
España, el primer receptor de fondos del BEI durante el año pasado, con 8.500 millones, se había manifestado a favor del cambio, pero Alemania, que tiene graves problemas para reducir su dependencia del carbón, y otros países, como Polonia, Hungría o Rumanía, no estaban de acuerdo.
Finalmente, el Gobierno de Ángela Mérkel ha dado un paso atrás y el resto de los socios reticentes han conseguido que el BEI les otorgue un trato de favor, ligada a la política de Transición Justa: la entidad financiará hasta un 75% de los costes de los proyectos energéticos en los 10 países miembro más pobres y les dará un mayor asesoramiento.
65.000 millones a descarbonización en cinco años
El resultado es que, en palabras de Werner Hoyer, presidente de la entidad: "Vamos a dejar de financiar combustibles fósiles y vamos a lanzar la estrategia de inversión climática más ambiciosa de cualquier institución financiera pública". El BEI ya ha destinado 65.000 millones en financiar renovables, eficiencia y redes -incluyendo generación distribuida, interconexiones, almacenamiento y movilidad eléctrica- durante los últimos cinco años, y anuncia que potenciará esta línea.
Para hacerlo confía en canalizar un billón de euros durante entre 2021 y 2030 a la acción climática y la descarbonización -ejecutar los planes de la UE exige unos 500.000 millones al año- y en incrementar progresivamente la financiación destinada a este capítulo, hasta que alcance el 50% del total en 2025.
Además, alineará todos sus préstamos, del tipo que sean -innovación, pymes, acción social, etc...-, con los principios y metas del Acuerdo de París cuando concluya el año 2020.
Esta concordancia con las metas climáticas globales se traduce, entre otras cosas, en que no financiará proyectos que emitan más de 250 gramos de CO2 por kWh, frente al actual umbral de 550 gramos de CO2 por kWh, establecido en 2013. Esta exigencia, no obstante, es superior a la barajada en el Plan de Acción sobre Finanzas Sostenibles de la UE, que plantea 100 gramos de CO2 por kWh.
Navarro: "Nuestras inversiones ayudarán a España"
Preguntada por elEconomista sobre las impliaciones de la decisión del BEI para España, la vicepresidenta de la entidad, Emma Navarro, señala que "nuestra nueva política de préstamos energéticos será positiva para Europa, y también para España. Nuestras inversiones en el sector energético ayudarán a España en sus esfuerzos para cumplir con los objetivos de descarbonización de su economía para 2050".
Navarro, también responsable de Acción Climática del BEI, añade que "con esta política buscamos apoyar inversiones en el sector energético que favorezcan las energías renovables y el desarrollo y modernización de las redes para su implantación, la eficiencia energética y la innovación en este sector, en particular para el desarrollo de nuevas tecnologías bajas en carbono".
Continúa con estas palabras: "Las necesidades de inversión en este ámbito van a ser muy importantes y el BEI está comprometido a apoyar a España para satisfacerlas, tal y como venimos haciendo en los últimos 30 años como gran financiador de la economía española".
Y concluye diciendo que: "Nuestra nueva política de financiación energética se enmarca también en nuestro compromiso en consolidarnos como el Banco del Clima de la Unión Europea. Vamos a aumentar nuestras inversiones climáticas y medioambientales, para ayudar a España y a Europa a hacer frente al gran desafío del calentamiento global".