Empresas y finanzas

La UE considerará "sostenible" la inversión en electricidad generada con gas

  • Exige que reduzca las emisiones de CO2 hasta que desaparezcan en 2050
  • La nuclear se queda fuera de la lista por la gestión de sus residuos

La inversión en centrales de producción de electricidad a partir de cualquier tipo de gas, incluido el de origen fósil, será considerada "sostenible" para la UE, de acuerdo con la exhaustiva clasificación que ha preparado un grupo de expertos reunidos por Bruselas con vistas a la próxima legislación europea sobre los productos financieros verdes. Eso sí, no podrán emitir más de 100 gramos de CO2 por kWh y reducirán ese nivel cada cinco años hasta que desaparezca en 2050.

La Comisión Europea lleva tiempo trabajando en un Plan de Acción sobre las Finanzas Sostenibles que facilite la canalización de los fondos necesarios para que la UE alcance la neutralidad en emisiones de carbono a mediados de siglo, calculados entre 175.000 y 290.000 millones de euros anuales.

Parte de este Plan –que se convertirá en legislación– consiste en la elaboración de una Taxonomía que discrimine las actividades que realmente contribuyen a alcanzar el objetivo climático de aquellas que no lo hacen, aunque así se anuncien, logrando con ello el lavado de imagen conocido como greenwashing.

Un Grupo Técnico de Expertos ha trabajado durante un año para elaborar la citada Taxonomía y acaba de presentar un documento de 414 páginas relativo a 67 actividades económicas que pueden contribuir sustancialmente a reducir las emisiones de carbono de los sectores de la energía, la industria, el transporte, el agua, los edificios, los residuos, la agricultura y la silvicultura. El informe está recibiendo alegaciones y la versión definitiva se presentará en septiembre.

La Taxonomía se guía por los niveles de emisión de CO2 de las actividades, ponderando también otro tipo de impactos ambientales. Así, incluye negocios habitualmente vinculados con la sostenibilidad, como la reforestación, la energía solar o el tratamiento de aguas residuales, y establece umbrales de emisiones para otros, como la fabricación de cemento o la adquisición de inmuebles, además de ciertos requisitos adicionales, como producir plásticos sólo con material reciclado.

Cubre todo el ciclo de vida

En el capítulo de energía, particularmente sensible, porque produce dos tercios de las emisiones, incluye la producción de electricidad con cualquier tipo de gas, incluido el de origen fósil, siempre que emita menos de 100 gramos de CO2 por kWh generado, de acuerdo con todo el ciclo de vida de las instalaciones, es decir, considerando las fugas de gas desde que se extrae del subsuelo hasta que se quema en una caldera.

Este umbral es muy ambicioso, porque la tecnología de un ciclo combinado actualmente emite unos 350 gramos de CO2 por kWh, a los que suma otros 50 gramos por fugas en la cadena de suministro. Sin embargo, estos niveles pueden reducirse, tanto por la mejora de la tecnología de las instalaciones, como por el tipo de gases que se emplee: mezclar el gas natural con un 10% de biometano ya reduce un 20% las emisiones.

La Taxonomía también exige que el umbral de 100 gramos de CO2 por kWh se reduzca linealmente cada cinco años, hasta que desaparezcan totalmente en el año 2050, algo que podría conseguirse mediante sistemas de captura, uso y confinamiento de carbono.

La nuclear, excluida

Los expertos de la UE han decidido excluir la energía nuclear de su relación de actividades sostenibles porque, aunque no emita CO2, consideran que tiene otros impactos ambientales negativos y ponen como ejemplo que aún no existe una solución para gestionar a largo plazo los residuos radiactivos; señalan que los depósitos geológicos profundos son prometedores, pero que no hay ninguno.

Foratom, la patronal nuclear europea, ha mostrado su rechazo al planteamiento y ha reclamado criterios comunes a todas las tecnologías eléctricas mediante una nota de prensa.

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