
La inversión sostenible y responsable, gestionada con criterios ambientales, sociales y de buen Gobierno (ASG) por entidades españolas, se está convirtiendo en un refugio: creció en el país un 3,1% durante 2018, alcanzando los 191.278 millones -el 49% del total-, con un comportamiento opuesto al conjunto del mercado de inversión, que se redujo un 3,3% durante el ejercicio, según los datos del Estudio anual de Spainsif.
El presidente de la entidad, Joaquín Garralda, explicó el jueves, durante la presentación del documento en la sede de Bankia en Madrid, que hay tres factores detrás de esta evolución tan positiva.
El primero son los numerosos informes que demuestran que invertir con criterios ASG no merma los beneficios que se pueden obtener con otro tipo de inversiones y, en un contexto general de baja rentabilidad, "ganan fuerza los factores emocionales".
El segundo es el aumento de los agentes, desde los grandes inversores institucionales, "que empiezan a tener cara y ojos", que aparecen en los medios de comunicación y dan cada vez más explicaciones sobre sus decisiones, hasta firmas especializadas, que aportan cada vez más datos.
Y el tercero es el Regulador, que se ha embarcado en conseguir transparencia y rigor "para separar el grano de la paja", atajar las prácticas de greenwashing, y aportar confianza a los inversores sobre el destino de sus capitales.
El mejor ejemplo de esta labor del Regulador es el Plan de Acción de Finanzas Sostenibles de la UE -que incluye una taxonomía de las actividades consideradas sostenibles basada en criterios objetivos y mensurables-, entre otras iniciativas, como la reciente regulación de información no financiara.
Auge del pequeño ahorrador
Esta mayor confianza se traduce directamente en el incremento del peso de los pequeños ahorradores, que han duplicado con creces su peso en el mercado, alcanzando una cuota del 15%, cuando en 2015 apenas llegaban al 3%.
El salto es uno de los elementos destacados por Javier Garayoa, director general de Spainsif, durante su intervención, aunque lamentó que todavía estemos lejos de la media global del segmento retail, situada en el 25%.
Garayoa explicó que por primera vez el Estudio se ha elaborado con carácter anual -antes era bienal- y que también por primera vez incluye datos de las inversiones ASG en España de entidades internacionales, que ascendieron a 19.366 millones.
No obstante, advirtió de que estos datos hay que tomarlos con prudencia porque las firmas foráneas informan en sus países de origen, "aunque permiten dar una aproximación a la demanda total" de estos productos financieros, que alcanzaron los 210.644 millones.
La inversión extranjera, con más calidad
La inversión internacional en España, desde una perspectiva técnica, tiene más calidad que la nacional y apuesta mayoritariamente por la integración de criterios ASG basados en ratings y valoraciones financiares, mientras que la mayoría de la nacional aplica la exclusión, como no apoyar las armas o el tabaco.
Por tipo de activos, destaca el crecimiento de los llamados bonos verdes y sociales, y de la inversión ligada al medio ambiente en general, como resultado del Acuerdo de París, de la Agenda 2030 de la UE y los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU.
Las energías renovables, la eficiencia energética y la gestión del agua fueron las principales áreas temáticas sostenibles, con un 20% cada una.