El expresidente del Popular, Ángel Ron, ha negado hoy cualquier tipo de irregularidad contable en el banco durante su gestión y ha acusado a su sucesor, Emilio Saracho, y al empresario mexicano Antonio Del Valle de hundir la entidad para llevarlo a una "tómbola" para venderlo. De hecho, según fuentes jurídicas, el exbanquero ha señalado ante el juez de la Audiencia Nacional que el propio Saracho le comunicó personalmente en alguna conversación que su intención era provocar una caída de las acciones para así poder ejecutar una operación corporativa.
Ron, en su primera comparecencia para dar su versión de los hechos, ha atacado también a la consejera independiente Reyes Calderón de provocar tensiones internas para desestabilizar la entidad y colocarse al lado de Del Valle y que éste pudiera tomar el control del Popular a bajo precio. En este sentido, Ron ha explicado que ambos utilizaron la prensa "con intoxicaciones" para llevar a cabo su plan de asalto y generar la guerra interna "tan desastrosa" que le forzó a dimitir de su cargo.
En una primera fase, a su juicio, Del Valle quiso ampliar el número de consejeros en la entidad y cesar a distintos vales y altos mandatarios, entre ellos, el secretario del órgano de administración, Francisco Aparicio Valls, un histórico de la casa y hombre cercano a las familias del Opus Dei (que habían controlado el banco hasta la fecha).
En una fase posterior, la pretensión del inversor mexicano era rebajar el precio de la entidad para poder aumentar su peso y tomar el mando. Según Ron así se lo transmitió el propio Del Valle en varias ocasiones. Una operación a la que el expresidente se opuso frontalmente al considerar que la ampliación de capital de 2016 fue suficiente (captó 2.500 millones) y el banco era solvente, por lo que lo único que era necesario en esos momentos, finales de 2016 y principios de 2017, era ejecutar su plan del limpieza del balance. Por ello, explicó que le animó a Del Valle a lanzar una oferta de compra abierta al mercado si quería hacerse con la entidad.
Su visión de los acontecimientos es similar a la de otros imputados en la causa, como la dada por el exvicepresidente de la entidad, Roberto Higuera, o el exconsejero delegado, Francisco Gómez.
Ron, que está siendo investigado en la Audiencia Nacional por la caída del Popular en junio de 2017, ha defendido en todo momento su plan de reflote, que pasaba por separar los activos inmobiliarios, y asegurado que las tasaciones "se hicieron siempre conforme a la normativa internacional y del Banco de España". Por eso, ha señalado que no ve correcto que fuera necesaria la reformulación de las cuentas llevada a cabo por Saracho, que fue el desencadenante de una salida masiva de depósitos.
Según su versión, su sucesor en el cargo no "tuvo en ningún momento intención de gestionar nada", de ahí que se opusiera a materializar el plan de saneamiento y que todos sus mensajes fueran dirigidos a hundir la cotización y así poder vender la entidad, aunque fuera a muy bajo precio.
En la jornada de hoy ha respondido al juez José Luis Calama con explicaciones concretas y precisas, apuntando datos y conversaciones llevadas a cabo en los órganos internos de la entidad y otros actores. Así, por ejemplo, ha informado de la reunión que mantuvo con el entonces ministro de Economía, Luis de Guindos, en la que este le pidió consenso en la renovación del cargo de presidente después de las tensiones habidas en el consejo de administración. Además, ha señalado que en alguno de los consejos de administración sus negativas al plan de Del Valle provocaron tanta tensión que en determinados momentos Reyes Calderón se echara literalmente a llorar.