
El proceso de venta de Caser se puede ver empañado en los próximos meses por el conflicto laboral que se ha iniciado internamente y que, de no enderezarse, podría causar quebraderos de cabeza para su dirección.
La plantilla, representada por Comisiones Obreras, ha denunciado ante la Inspección de Trabajo a la aseguradora por los sistemas de registro horario. En la actualidad, esta actuación está a la espera de que arranque.
El sindicato, después de varias reuniones con la empresa, ha tomado la decisión de llevar el caso a las autoridades al considerar que no se está cumpliendo con la normativa recientemente aprobada por el Gobierno en el Real Decreto-ley 8/2019. Los representantes de los trabajadores acusan a Caser de no respetar la legislación.
En un principio las quejas de los empleados venían de la falta de información sobre el sistema de registro y acceso al mismo. Ahora, tras la entrega de un documento explicativo en una reunión a principios de este mes para limar asperezas, la oposición es rotunda. CCOO ha rechazado de plano la formulación del procedimiento. Ante esta situación ha reclamado la apertura de una negociación colectiva con el fin de alcanzar un acuerdo para la organización y documentación del registro de jornada.
Caser es una de las compañías aseguradoras más importantes del país. Cuenta con 1.665 trabajadores y una cuota de mercado del 2,34%. En los últimos meses sus accionistas -bancos y antiguas cajas de ahorros, principalmente- han venido trazando un plan para vender la compañía, un proceso que acaba de entrar en una fase de ofertas vinculantes.
Los accionistas buscan comprador para ingresar unos 1.000 millones
Los primeros socios que pusieron sobre la mesa la posibilidad de desinvertir su participación en la firma fueron CaixaBank, Bankia y Abanca, además de los minoritarios Sabadell y BBVA. Después se sumó el grupo francés Cóvea, tras cambiar su posición y hacer uso de su derecho de tanteo para realizar una oferta para tomar el control. Ibercaja, Unicaja y Liberbank, que poseen el 30% del capital, son más reticentes a la venta por los acuerdos de distribución de pólizas en diferentes ramos, aunque dependiendo del precio y el comprador estarían dispuestos a traspasar sus acciones. Se estima que Caser vale en torno a unos 1.000 millones, importe que serviría para elevar el capital de la banca.