
El susto que la deuda está dando a la bolsas podría alargarse en el tiempo, especialmente al otro lado del Atlántico. La razón estriba en que la rentabilidad del bono americano (2,83%) supera a la de un índice como el S&P 500, que otorga un dividendo del 1,9%.
Resulta evidente que los elevados retornos en un activo con escaso riesgo como la deuda atrae al inversor conservador, lo que pone obstáculos al avance de Wall Street. Máxime si se considera que las primeras palabras del nuevo presidente de la reserva Federal, Jerome Powell, apuntan a que el organismo mantendrá su hoja de ruta y seguirá subiendo tipos, lo que dará más recorrido al papel americano. Todo apunta, por tanto, a que los próximos meses seguirán siendo difíciles para la bolsa de EEUU.