España sigue aguantando mejor la desaceleración de la economía, pero el mercado laboral comienza a mostrar algún signo de agotamiento o ralentización. Mientras que el PIB pasará de crecer un 0,7% en el primer trimestre a un 0,6% en el segundo, "la creación de empleo parece haberse ralentizado en mayor medida que la actividad", según reza el informe trimestral de la economía española publicado por el Banco de España. No obstante, el BdE evita culpar al incremento del salario mínimo de esta desaceleración en la ocupación. El Gobierno socialista acusó al BdE de falta de independencia tras alertar sobre las consecuencias que podría tener sobre el mercado laboral la subida del SMI.
A pesar de esta resistencia, la nota de peligro o de alerta para la economía española está en el mercado laboral. El BdE advierte de la ralentización en la creación de empleo: "En particular, las afiliaciones a la Seguridad Social mostraron en mayo una cierta pérdida de empuje".
Todos los meses de este 2019 para los que hay datos de afiliación a la Seguridad Social se puede ver que el ritmo se ha ralentizado. La afiliación este año aún no ha superado un crecimiento del 3% anual en ningún mes, mientras que en 2018 y 2017 en los cinco primeros meses del año se produjeron crecimientos anuales superiores al 3%. Todo lo anterior no ha impedido que el número de cotizantes se acerque a los 19,5 millones en términos absolutos, acercándose a los récords históricos de afiliación.
"En el conjunto de la economía, la ocupación podría haber crecido, en términos de Contabilidad Nacional, un 0,4% intertrimestral, 0,3 puntos menos que en el trimestre anterior", según destaca el BdE. A pesar de esta ralentización, la tasa de paro seguirá reduciéndose en los próximos trimestres.
España resiste mejor que la Eurozona
El documento publicado hoy jueves destaca una vez más que la "economía española conserva una mayor fortaleza en contraste con la debilidad relativa del área euro". El PIB sigue avanzando a una velocidad que duplica la de la Eurozona gracias a una demanda interna que está manteniendo el dinamismo. Del 2,4% que creció la economía española en términos interanuales en el primer trimestre, 2,1 puntos fueron producto de la demanda interna. Los otros 0,3 puntos fueron consecuencia de un descenso de las importaciones (que tienen signo negativo en la ecuación que determina el crecimiento del PIB).
La constante creación de empleo, la mejora patrimonial de las familias y empresas, junto a unas condiciones financieras que siguen siendo acomodaticias son los pilares que mantienen engrasado el gasto de los agentes. Las políticas expansivas del Banco Central Europeo están favoreciendo el consumo y la inversión en España. Este año, familias y empresas se ahorrarán cerca de 90.000 millones de euros en intereses respecto a lo que pagaban en 2008, una situación que sin duda apoya el consumo.
Aún así, este escenario en el que el consumo sostiene la economía a base del crédito y del descenso de la tasa de ahorro no se puede prolongar sine die. "A futuro, el ritmo de avance del consumo privado podría experimentar una cierta moderación, a la luz del probable aumento de la propensión de los hogares al ahorro, dado el reducido nivel alcanzado por esta variable, y de la desaceleración del crédito para consumo que ya ha comenzado a observarse".
La tasa de ahorro de los hogares e instituciones sin fines de lucro se situó en el 4,78% de su renta disponible en 2018, seis décimas menos que en 2017 y la más baja desde el inicio de la serie. Esto se une al mayor control que está ejerciendo el organismo regulador sobre el crédito al consumo. Sin embargo, esta tendencia podría ser contrarrestada en parte el aumento de los salarios reales.
Por último, el BdE resalta que el dinamismo que todavía conserva la demanda interna contrasta con la debilidad de las ventas al exterior. Las exportaciones se encuentran en un momento complejo con el automóvil como protagonista. "En el más corto plazo, es probable que se prolongue el escaso dinamismo de las ventas de bienes al resto del mundo, a tenor de la evolución negativa de las carteras de pedidos exteriores".
El proceso de desaceleración en la zona euro prosigue. España sigue resistiendo mejor, pero no es inmune como muestra la contribución negativa al PIB de las exportaciones. El crecimiento del PIB será, probablemente, inferior al de 2018. Además, las debilidades propias de la economía española y los límites del consumo interno pueden terminar desembocando en una actividad más moderada.