Economía

La Fed corre el riesgo de alimentar una burbuja financiera en su intento por reanimar los precios

Jerome Powell. Foto: Archivo
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La paciencia de la Reserva Federal, que no tiene previsto subir tipos de interés este año, podría provocar una burbuja de activos similar a la que el propio presidente del banco central estadounidense, Jerome Powell, ligó a las dos recesiones económicas más recientes.

Según señala Bloomberg, el esfuerzo de la Fed por no encarecer el precio del dinero en lo que queda de 2019 estaría engordando los precios de las acciones, los bonos de alto riesgo y otros activos a medida que crecen los temores de un debilitamiento generalizado en la economía global.

De hecho, las condiciones financieras, de acuerdo con las mediciones que realiza la Reserva Federal de Chicago, se encuentran actualmente en los niveles más acomodaticios desde 1994. "Si a finales de primavera viéramos como el crecimiento vuelve a acelerarse y que la Fed se mantiene en espera, los mercados verán la vuelta de ricitos de oro (baja inflación, crecimiento moderado y políticas acomodaticias) y aumentarán las posiciones de riesgo", explica a Bloomberg el ex funcionario de la Fed, Nathan Sheets, ahora economista jefe de PGIM Fixed Income.

Esta situación pondría en aprietos al banco central de EEUU. Powell ha destacado que la Fed busca promover el alza de los precios ya que considera que la baja inflación es "uno de los principales desafíos de nuestro tiempo". Dicho esto, no hay que olvidar que este tipo de declaraciones hacen pensar a muchos operadores que el próximo movimiento de la Fed será un recorte de tasas en lugar de una subida.

Sin embargo, el impulso por reanimar la inflación a través de una rebaja en los tipos de interés podría acabar amenazando la estabilidad financiera al fomentar una excesiva toma de riesgos, según el asesor económico de Allianz SE, Mohamed El-Erian. Precisamente, estos "excesos" son los que, según Powell, fueron el epicentro de la recesión generada por el estallido de las dot.com en 2001 y la Gran Recesión fruto de la resaca dejada por las hipotecas basura en 2008.

El dilema para la Reserva Federal es que su política monetaria acomodaticia ha tenido un mayor efecto a la hora de estimular el precio de los activos que en impulsar los precios de los bienes y servicios. Los cálculos de Bloomberg indican que el S&P 500 aumentó una media del 8,5% entre 2014 hasta 2018 mientras que el índice de precios de los gastos de consumo personal (PCE, por sus siglas en inglés) aumentó un 1,3%, muy por debajo de la meta del 2% que busca la Reserva Federal.

Emiel van den Heiligenberg, estratega global de Legal & General Investment Management, recalca como los mercados de renta variable corren el riesgo de recuperar dinámicas típicas de un ciclo en expansión todavía lejos de acabar bajo un contexto donde el giro de la Fed y los estímulos en China probablemente retrasarán una recesión hasta 2021 o 2022. Heiligenberg considera que el renovado marco de la Fed, con una postura estructuralmente más moderada, hace pensar que el banco central estadounidense "será menos sensible a las burbujas de activos".

Aún así, parece que será la propia Fed la que acabe por instigar la próxima recesión, de una u otra forma. Al hilo de la reciente inversión de la curva de rendimientos, el director de análisis cuantitativo y de derivados de JPMorgan, Marko Kolanovic, destacó que el ritmo de las ganancias del mercado tiende a ser superior a la media hasta 30 meses después de la primera inversión, momento a partir del cual, el rendimiento se deteriora significativamente.

Sus conclusiones llegan después de revisar los episodios en los que la curva de rendimiento entre la deuda a 3 meses y el bono americano a 10 años se invirtió en 1978, 1989, 1998 y 2006. Kolanovic explica en su análisis que después de los fuertes rendimientos de las acciones y las altas valoraciones que suelen seguir a la primera inversión de la curva y la toma de una postura más acomodaticia por parte de la Fed para evitar un debilitamiento económico, el banco central eventualmente se ve forzado a reanudar las subidas de tipos, empujando al mercado a la baja y finalmente provocando una recesión.

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