Economía

Los cuatro escenarios que pueden dar salida a la crisis de Brexit en los próximos días

  • Se espera que todos los rebeldes apoyen a May en la votación
  • Crecen los rumores de un pacto para seguir en la unión aduanera
Theresa May, durante al moción de censura. Foto: Reuters.

Este miércoles, el Parlamento británico debate la moción de censura contra Theresa May en su segunda sesión histórica consecutiva. Todas las señales indican que May ganará por un margen de unos 13 votos, salvo catástrofe inesperada. Pero, entre bambalinas, los líderes de los partidos empiezan a planificar los siguienes movimientos para desencallar al país de la crisis del Brexit y evitar una salida caótica el próximo 29 de marzo, con un puñado de posibles escenarios sobre la mesa.

El principal obstáculo que atenaza a May y al líder de la oposición, Jeremy Corbyn, es que los dos principales partidos del país están profundamente divididos en torno al Brexit, y con el riesgo latente de una escisión. Cualquier movimiento que se salga del delicado equilibrio actual podría llevar al caos interno entre 'Tories' y laboristas. Pero la histórica votación de ayer, la mayor derrota de un primer ministro en la historia británica, ha volado por completo ese equilibrio.

Por el lado del Gobierno, hay calma hasta, por lo menos, las 8 de la noche. Por una vez en los últimos dos meses, se espera que los 117 diputados rebeldes de su partido -los que en diciembre votaron por su destitución como líder del Partido Conservador y ayer votaron contra el acuerdo de salida de la UE- y sus socios, los unionistas norirlandeses, apoyen al Gobierno en una votación clave. Con esos números, May tendría 326 votos, 6 más de la mayoría absoluta, suficientes para seguir en pie.

Pero el problema es que un tercio de sus diputados está dispuesto a abandonar al Gobierno en cuestión de semanas. Un grupo de unos 80, los radicales pro-Brexit duro, insisten en rechazar cualquier acuerdo de salida, y podrían volverse contra la primera ministra si intenta pactar. Y unos 30, pro-europeos, han prometido todo lo contrario: si May no se mueve hacia el centro, abandonarán el partido y harán "todo lo que haga falta", incluso votar por su censura, para detener un Brexit sin acuerdo. Y Corbyn puede convocar todas las mociones que haga falta, sin límite alguno, en cuanto vea dispararse las tensiones.

Pero May no está sola. Corbyn se enfrenta a una revuelta interna de su partido: unos 70 diputados han firmado una carta pidiendo un segundo referéndum, posición que ya aprobó el 65% de militantes del Partido Laborista en su último congreso. Pero el veterano político izquierdista, euroescéptico desde hace décadas, se niega a aceptar tal posibilidad, e insiste en que no tiene preferencia alguna entre las versiones del Brexit posibles. Si Corbyn no se mueve, no es descartable una escisión de su partido, como ya ocurrió en los años 80 del pasado siglo.

La parálisis continúa

Como consecuencia, los dos lados parecen congelados este miércoles. May ha rechazado reunirse con Corbyn para negociar un posible acuerdo alternativo y ha insistido en que "en principio" rechaza permanecer en una unión aduanera con la UE. El laborista, por su parte, no se mueve de su posición: pedir nuevas elecciones.

La expectativa, sin embargo, es que haya movimientos pasada la moción. Analistas de la BBC esperan que May abra negociaciones con los laboristas para aprobar un acuerdo de salida que mantenga a Reino Unido en la unión aduanera, un escenario similar al de Noruega. May, por lo pronto, se ha negado a rechazar de plano esa posibilidad, y su exministro del Brexit, David Davis, ha recordado que May prometió no estar en "la unión aduanera" pero no estar en "una unión aduanera", un juego de palabras al que podría agarrarse. Esta opción, además, evitaría crear una frontera en Irlanda, uno de los principales problemas sin solución de su postura actual.

A eso tendría que añadir una garantía de mantener los derechos que tienen los trabajadores bajo legislación europea, una demanda clave de los laboristas, y la promesa de convocar elecciones pasados unos meses, una vez esté ratificado el acuerdo, algo que parece inevitable ante la debilidad de la primera ministra.

El riesgo de estas negociaciones es que alguno de los dos principales partidos -o ambos- acaben quebrando antes de tiempo, ya sea por el lado pro-Brexit, o por el europeísta. En ese caso, no es descartable más mociones de censura, estas sí con posibilidades de prosperar, o casi cualquier cosa: desde una salida caótica por la implosión política total de Londres hasta un Gobierno de unidad nacional entre desertores de ambos partidos.

Los movimientos de May entre su -esperada- victoria esta noche y el próximo lunes, cuando deba llevar su 'Plan B' al Parlamento, serán claves. Aunque hay otra opción: en el improbable caso de que May caiga este mismo miércoles, lo más seguro es una prórroga del plazo de salida de la UE hasta, por lo menos, el verano. Y todos los ojos estarían clavados en la más que segura implosión del Partido Conservador en la campaña electoral que se abriría.

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