Theresa May ganó la moción de confianza presentada por los diputados de su partido por un margen de 200 a 117 votos, un resultado más escaso de lo previsto que abre muchas dudas sobre su posición de cara al futuro. Su promesa clave de no volver a presentarse a las próximas elecciones ha sido clave para sellar su victoria.
"Me alegra saber que he conseguido el apoyo de mis compañeros. Por desgracia, un gran número han votado en contra. He escuchado sus quejas", dijo May en una breve declaración. La primera ministra anunció que su "misión renovada" será "entregar el brexit que votó la gente y reducir divisiones, en vez de endurecerlas", para lo que pidió "la unidad de Westminster".
Lo cual, en realidad, parece más improbable ahora que antes. Con este resultado, May obtiene un poco de oxígeno para seguir negociando el brexit, ya que sus compañeros de partido no podrán volver a intentar descabezarla hasta dentro de un año. Pero el margen se sitúa justo en el lado negativo de la barrera entre una victoria decente y una pírrica, ya que deja claro que un 37% de sus diputados no tienen confianza en ella, y que solo puede contar con 200 apoyos firmes de los 650 diputados de la Cámara.
Además, la cifra de 117 votos en contra es superior incluso a la que se esperaba de rechazos internos a su acuerdo del brexit con la UE, cuya votación en el Parlamento suspendió esta semana por falta de apoyos. Los diputados disidentes parecen no estar en contra solo del acuerdo, sino de la propia May, lo cual reduce su margen de maniobra para aprobarlo con algunos cambios cosméticos.
Otro problema para May es que el grupo de 'ultras' pro-brexit que capitanearon la recogida de firmas contra su liderazgo era de unos 60 diputados, lo que sugiere que la oposición contra ella no se ha limitado a los euroescépticos, sino también a muchos moderados, una señal del creciente descontento interno.
Pato cojo
Inmediatamente tras conocer el resultado, los diputados pro-brexit salieron a insistir en que May debería dimitir. La primera ministra "ha sufrido un resultado terrible y debería renunciar según las normas constitucionales", dijo Jacob Rees-Mogg, líder de los euroescépticos. May ha obtenido cuatro votos menos de los que recibió Margaret Thatcher en 1990 y que propiciaron su dimisión.
Por su parte, el líder laborista, Jeremy Corbyn, afirmó que "no tiene mayoría en el Parlamento y su Gobierno está en caos", por lo que pidió poder votar el acuerdo del brexit para rechazarlo y "recuperar el control". Parece muy probable que, tras este resultado, aumenten las presiones sobre Corbyn para que presente una moción de censura contra May. Precisamente los nacionalistas escoceses fueron los primeros en pedirlo, apenas 30 minutos después de conocerse el resultado.
A la petición de votar ya el acuerdo se sumó el número dos de los euroescépticos, Mark Francois, que además pidió que "los ministros que hayan perdido la confianza lo anuncien públicamente". Precisamente Liam Fox, de Comercio, sugirió esta mañana que el Consejo de Ministros podría rechazar el acuerdo cuando vuelva a votarse antes de llevarlo al pleno de la Cámara.
Sin embargo, las ramificaciones del resultado pueden ir más lejos. May prometió antes de la votación no volver a presentarse a unas elecciones, y pidió que la dejaran "terminar el trabajo" de aprobar el brexit. Tal y como están las cosas, también aumenta la probabilidad de que May se vea obligada a dimitir mucho antes, o se enfrente a una nueva moción dentro de un año, cuando la salida de la UE esté resuelta de una forma u otra. May, por tanto, corre el riesgo de haberse convertido hoy en un 'pato cojo'.