Economía

¿Ha vuelto la inflación para quedarse? EEUU y la Eurozona, la historia de dos caminos diferentes

  • En EEUU la inflación se sustenta en la baja tasa de paro y los salarios
  • En la Eurozona la subida de los precios ha sido una historia energética

La inflación se ha mostrado bastante esquiva durante los últimos años. El estancamiento casi total de los salarios, una recuperación lenta y unos precios energéticos a la baja han puesto techo durante bastante tiempo al crecimiento de los precios. Ahora la situación ha cambiado de forma importante. El IPC comienza a resurgir en EEUU, la Eurozona y Japón, pero por factores diferentes.

Expertos y firmas se preguntan si esta subida se mantendrá en el tiempo apoyada en los fundamentales de la economía, si es una cuestión temporal o si incluso se podría ver un crecimiento de los precios que supere con holgura el objetivo del 2% que marcan los bancos centrales de las economías desarrolladas. Este último escenario cuenta con pocas posibilidades en Europa y Japón, pero no se puede descartar en EEUU.

La inflación subyacente conjunta en Japón, Eurozona y EEUU se ha acelerado hasta el 1,4% anual respecto respecto a la media mostrada tras la crisis de 1,1%, y según las previsiones este tipo de inflación podría seguir subiendo, según destaca una nota de análisis Chetan Ahya, economista jefe y jefe global de macroeconomía de Morgan Stanley. Sin embargo, hasta ahora sólo EEUU ha visto un crecimiento significativo de la inflación subyacente, mientras que Ahya espera que en Japón y la Eurozona se produzca en un futuro a corto plazo, aunque los obstáculos en estas regiones para ver un aumento sostenido de los precios son muchos, sobre todo en el área euro.

El factor principal que mueve la inflación subyacente es la demanda interna, que a su vez está directamente relacionada con el mercado laboral y el crecimiento de los salarios. En EEUU la tasa de paro es del 3,7%, mínimos desde 1969, mientras que los salarios crecen a un ritmo del 3,1% anual, una avance inferior al periodo previo a la Gran Recesión, pero que está por encima del crecimiento salarial europeo. Por otro lado, en Japón la tasa de paro es del 2,4%, y aunque el crecimiento de los salarios es bajo, el país parece que empieza a ver luz al final del túnel en cuanto a sueldos e inflación.

La Eurozona es diferente

El caso de la Eurozona parece diferente. Primero, la tasa de paro aún está lejos de los mínimos vistos en 2007 (7,3%), mientras que otros indicadores de infrautilización del mercado laboral (inactivos, temporales, trabajo a tiempo parcial...) se encuentran aún en niveles elevados. Los salarios crecen por debajo del 2%, es decir, menos que la inflación general. Además, el aumento de los salarios es bastante desigual dentro del área euro, al igual que ocurre con la propia tasa de paro.

Los economistas de ING sostienen en su último informe sobre los grandes bancos centrales que la inflación en EEUU puede mantener su tono gracias al crecimiento de los salarios y la actividad económica. El caso de la Eurozona, el repunte de la inflación "es principalmente una historia energética".

Sin embargo, en Japón y EEUU la inflación se está viendo favorecida por unas tasas de paro y unos indicadores del mercado laboral que están cercanos al pleno empleo. Una de las razones del cambio de panorama en estos dos países es que los trabajadores por fin cobran mayores salarios. En Japón, la campaña en favor de unos salarios más altos, encabezada por el gobierno, parece estar permeando en los registros de inflación, mientras que el gobernador del Banco de Japón, Haruhiko Kuroda, adoptó la semana pasada una posición que deja entrever el futuro incremento de los precios en el país.

En Japón son optimistas

Desde ING coinciden con esta visión: "Kuroda ha estado dejando caer algunas insinuaciones sobre cambios en la política monetaria. Sus palabras parecen más positivas en lo que se refiere a la inflación, con la subyacente ahora mismo en el 1%".

"La fortaleza del crecimiento salarial respalda una creciente confianza (en EEUU y Japón) en las perspectivas de la inflación", asegura Ahya, de Morgan Stanley. "Eso ha cambiado las perspectivas de los bancos centrales y también significa que la posibilidad de ver un cambio de rumbo del ajuste monetario es más alta que en momentos anteriores del ciclo".

¿Un cambio global?

Otro factor que determina la aceleración de la inflación es el contexto macroeconómico, según Ahya. El mundo difiere mucho del período 2012-2016, cuando una buena parte de los agentes estaban en pleno proceso de desapalancamiento, el sector privado mostraba gran aversión al riesgo y la demanda agregada, relativamente baja, impedía el crecimiento de los precios, a la par que lastraba la inversión en capital de las empresas.

Desde 2017 esos tres factores han dado un vuelco con la vuelta de un crecimiento global más vigoroso, lo que por fin está impulsado la inversión privada y está conduciendo hacia un camino inflacionario a sectores como los servicios de salud y de telecomunicaciones, señala Ahya.

Por ello, desde Morgan Stanley estiman que el crecimiento en las tres grandes economías pueden seguir avanzando más rápido que su capacidad productiva (crecimiento por encima de su potencial), lo que significa que la inflación será mayor. Existe un riesgo real de que los banqueros centrales se vean sorprendidos ante la rapidez con la que puede volver la inflación, agrega Ahya.

Ben May, director de macroeconomía global de Oxford Economics, cree que la inflación subyacente está ganando fuerza en las economías avanzadas, pero no se producirá ninguna sorpresa con los precios: "Se cree que la capacidad ociosa en las economías avanzadas ha sido absorbida casi por completo desde la crisis, pero estas estimaciones cambian con el tiempo".

May argumenta que la capacidad ociosa 'oculta' (trabajadores a tiempo parcial, desanimados...) podría "ser mayor que la que se ha asumida". Este experto sostiene que la tasa de paro estructural podría ser a día de hoy más baja que en el pasado, mientras que el subemepleo aún tiene demasiado protagonismo.

Desde Oxford Economics otorgan opciones a un surgimiento de la inflación, pero siempre causado por factores externos o de oferta como "una fuerte subida del precio del petróleo".

No obstante, el escenario base que prevén desde esta firma "es una subida estable de la inflación subyacente desde unos niveles bajos. Aún así los riesgos al alza se han incrementado últimamente, por lo que continúan siendo un riesgo de cola".

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