Mientras Estados Unidos va por su octava subida de tipos de interés desde 2015, en Europa está previsto el primer ascenso para el verano del próximo año 2019 como muy pronto. Las tensiones con Italia y la posible desaceleración de la economía pueden desbaratar los planes iniciales del Banco Central Europeo (BCE). Sin embargo, hoy Mario Draghi, presidente del banco, ha lanzado un mensaje directo para que se vaya preparando el mercado al fin del dinero a tipos cero.
"Esperamos que la inflación subyacente repunte de cara a final de año y luego aumente gradualmente a medio plazo, apoyado por nuestras medidas", ha dicho durante su discurso pronunciado en Bali (Indonesia) durante la reunión anual del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial.
Las turbulencias desatadas esta semana en los mercados bursátiles y el pesimismo que ha comenzado a lanzar el FMI sobre las previsiones económicas han puesto en entredicho los planes del BCE de realizar su primera subida de tipos de interés desde 2011. El BCE, en plena reducción del volumen de compra de deuda, fue muy cauteloso en anunciar que el primer ascenso se produciría en verano de 2019.
Desde el pasado mes de junio, las condiciones del mercado han cambiado radicalmente, empezando por el desafío económico y político que supone Italia para la estabilidad del euro. El Gobierno populista de Salvini ha despertado los viejos fantasmas de Grecia y la posible ruptura de la moneda europea. El episodio terminó en una profunda crisis financiera y arrastrando a la economía de Europa a una segunda recesión, más profunda que la que se inició en 2008.
La política monetaria del BCE continúa apoyando la demanda, lo que a su vez ha elevado la inflación, dice Draghi
Todavía sin resolver el conflicto, Wall Street ha recordado con sonadas caídas lo que supone la subida de tipos para el mercado. El mandato del BCE se circunscribe a la estabilidad de los precios, pero la última crisis ya ha demostrado que es imposible aislarse de la evolución económica y las caídas en bolsa añaden más ruido sobre el objetivo final del banco central.
Pero Draghi hoy ha vuelto a subrayar el cometido del BCE despejando el camino al asegurar que la economía de la Eurozona "sigue expandiéndose de una manera amplia", a pesar de que ha alertado de que existe "cierta moderación" tras el "fuerte crecimiento" de 2017. Así, Draghi ha indicado que la política monetaria del BCE "continúa apoyando" la demanda interna, lo que a su vez ha elevado los datos de inflación. La autoridad monetaria ha recordado que la aceleración de los precios se debe, sobre todo, a la apreciación de la energía.
"La incertidumbre en torno a las perspectivas de inflación está alejándose", ha afirmado Draghi. "Esperamos que la inflación subyacente repunte de cara a final de año y luego aumente gradualmente a medio plazo, apoyada por nuestras medidas", ha añadido. La inflación de la zona euro ha subido a niveles de 2013, por encima del 2%, que tiene como objetivo el BCE, pero en sus previsiones que estuvieron vinculadas a sus últimas decisiones espera que se modere al 1,7% para final de año y se mantenga así en 2019 y 2020.
La política acomodaticia del BCE no concluye con el fin de las compras, ni tan siquiera con la primera subida de tipos
Desde el pasado mes enero, el BCE ha comenzado a poner fin a los estímulos económicos. Ese mes comenzó a reducir el volumen del programa de compra de deuda. Y desde este mes se ha rebajado más hasta 15.000 millones para poner su fin a final de año.
Sin embargo, la política acomodaticia del BCE no concluye aquí, ni tan siquiera con la primera subida de tipos. Para eso tiene que empezar a reducir balance y el Consejo de Gobierno del BCE ya ha dejado claro que su intención es reinvertir los vencimientos de la deuda adquirida, durante "el tiempo que sea necesario" para mantener un amplio grado de acomodación monetaria.