El giro en las direcciones del Partido Popular y del Partido Demócrata Europeo Catalán (PDeCAT) amenaza con complicar la gestión del Gobierno de Pedro Sánchez. Ambas formaciones han dejado claras sus intenciones de bloquear las iniciativas legislativas del Ejecutivo socialista en su paso por el Congreso y el Senado, una estrategia que comienzan a aplicar con el techo de gasto, que se votará este viernes.
Tras la elección de Pablo Casado como nuevo líder del PP este fin de semana, el partido ha dictado a sus diputados y senadores que se opongan a toda medida económica que ponga en marcha el Ejecutivo central y que tenga que superar el trámite parlamentario, una estrategia que tiene como fin lograr un adelanto de comicios.
"Hay que forzar elecciones y no vamos a facilitar nada al Gobierno", indican a este medio fuentes del PP, una táctica que va a a tomar forma con la votación de la nueva senda de déficit en el Congreso y el Senado. En la Cámara Alta es donde los populares disfrutan de mayoría absoluta y donde el voto negativo de la formación que ahora lidera Pablo Casado logrará bloquear y vetar el aumento del 4,4% del techo de gasto. Es necesaria la aprobación de ambas cámaras para que se pueda aplicar.
De esta manera, Sánchez no sacará adelante un incremento del déficit vital para su política económica y presupuestaria de 2019, que llegó a pactar con la Comisión Europea, pero que no negoció con ninguna formación política y que desarrolló de forma aislada.
Además, puede que la nueva senda no sea rechazada solo en el Senado. La toma de control del PDeCAT por parte del expresidente catalán Carles Puigdemont -escenificada en la Asamblea del partido de este fin de semana- tendrá efectos, además, en la estabilidad del Gobierno. La nueva vicepresidenta de la formación, Míriam Nogueras, advirtió el lunes a Sánchez que tendrá "más difícil" el apoyo de los ocho diputados de los postconvergentes en el Congreso a partir de ahora.
Nogueras, que también forma parte del grupo parlamentario del PDeCAT en la Cámara Baja, resumió así los efectos sobre el Gobierno de Sánchez que tendrá el viraje de su partido hacia las tesis independentistas más radicales de Puigdemont y el abandono de la senda pactista esbozada por la hasta ahora coordinadora general de los demócratas, Marta Pascal, defenestrada durante el cónclave de la formación del pasado fin de semana.
En esta línea, la portavoz del Govern, Elsa Artadi, recordó que los diputados del PDeCAT son "cruciales" para que Sánchez pueda mantener la mayoría en el Congreso y afirmó que los independentistas harán valer sus votos.
Fue precisamente Pascal la arquitecta del apoyo del PDeCAT a la moción de censura que catapultó a Sánchez a La Moncloa. La maniobra contradijo las posiciones iniciales tomadas por los fieles a Puigdemont en JxCat, que en un primer momento se opusieron a respaldar al candidato socialista argumentando que había sido "cómplice" de la intervención de la Generalitat a partir de la aplicación del artículo 155 de la Constitución. La retirada de Pascal y el nombramiento de una nueva dirección en el PDeCAT afín a Puigdemont significarán también la disolución de la formación heredera de Convergència en la Crida Nacional per la República ideada por el expresident fugado, después que el partido instara el sábado a sus militantes a sumarse a la nueva plataforma independentista.
Entre los que se oponen al techo de gasto se encuentran PP, PDeCAT, Ciudadanos y quizá Podemos
Pero PP y PDeCAT no son los únicos que se oponen al nuevo techo de gasto. Desde Ciudadanos indican que también votarán en contra. La formación naranja denuncia la gestión económica que ha hecho el actual Ejecutivo y que, a diferencia de cursos pasados, se han promovido nuevos límites de déficit sin negociar con la oposición.
Con todo, la falta de diálogo no es la única causa para la negativa. En Cs no han gustado ni el incremento de la deuda ni las subidas de varios impuestos anunciadas por Hacienda durante las últimas semanas. "No nos convence esta política económica", zanjan.
Mientras, no se descarta que Unidos Podemos, que todavía no ha adoptado una postura frente a la propuesta gubernamental, también la vete, puesto que el incremento del techo de gasto (de unos 5.230 millones de euros) se queda muy lejos de lo exigido por la formación morada, casi el triple (15.000 millones). Así lo indicó este lunes Rafael Mayoral, diputado del grupo parlamentario, quien opinó que la apuesta gubernamental no tiene "ni chicha ni limoná" y su política económica se queda "muy corta" puesto que no va camino de un "presupuesto expansivo".
Otras formaciones no revelan su postura. PNV, acostumbrada a tener el voto decisivo en estos trámites, se encuentran entre ellas, aunque en esta ocasión carece de importancia. El veto del PP en el Senado basta para hacer que la propuesta del Gobierno no salga adelante.