
Hacienda tendrá que buscar vías para financiar el coste de las distintas subidas a los pensionistas que se incluyen en los Presupuestos de 2018. Lo que pasa por medidas impopulares, pues como remarcan expertos fiscalistas consultados por elEconomista, los márgenes son escasos si falla la recaudación y la tasa Google no está a tiempo: o se suben los impuestos, lo que parece difícil en año electoral, o se recurre a recortar gastos dejando de ejecutar partidas de inversión o de otros tipos recogidas en los Presupuestos. Solo el pacto con el PNV para subir el IPC cuesta unos 1.600 millones de euros, pero el coste total de la Seguridad Social se prevé aumente en unos 6.300 millones.
Pese a que públicamente Moncloa asegura que hay recursos suficientes para sufragar el gasto, en privado reconoce preocupación. Cristóbal Montoro explica que este sobrecoste se pagará con un nuevo impuesto, la tasa Google; unos 5.000 millones que se ahorrará el Tesoro por el menor coste de la deuda; y otros 200 millones menos por la nacionalización de las autopistas de peaje. Un optimismo que no comparten los expertos que dan por hecho que será difícil que sean suficientes. Además, ven impracticable subidas de urgencia en los grandes impuestos y consideran que finalmente, si la recaudación no aumenta al ritmo deseado, los ministerios tendrán que dejar de ejecutar partidas o, lo que es lo mismo, asumir recortes encubiertos.
Todo en un año en el que España debe abandonar el procedimiento de déficit excesivo en un contexto de enfado comunitario ante la retahíla de promesas gubernamentales a costa de los Presupuestos. Bruselas ya ha dicho que con estos nuevos gastos será imposible que España cumpla el déficit del 2,2% previsto en los Presupuestos y considera que no bajará este año del 2,6%. Jesús San Martín, responsable de fiscalidad en el Colegio General de Economistas, considera que Hacienda confía obtener los 1.600 millones que cuesta el acuerdo con el PNV con el crecimiento de la economía que pueden aportar más ingresos fiscales de los presupuestados. "Y si no, tendrá que sacarlo detrayéndolo de otras partidas presupuestarias".
Una opinión unánime, como también que las alternativas de aumentar los ingresos fiscales son muy escasas. "El sistema fiscal son habas contadas y no hay grandes inventos en materia tributaria. Si de verdad se quiere aumentar la recaudación, hay que tocar alguno de los tres grandes impuestos: IRPF, IVA o Impuestos Especiales", declara Javier Suárez Pandiello, catedrático de Hacienda Pública y miembro de la Comisión del informe sobre la Financiación Local. A las dificultades políticas que acarrearía un intento de aumentar las tasas de alguno de estos grandes impuestos, habría que sumar los plazos parlamentarios que exigiría una reforma de la ley.
Pero si es difícil modificar impuestos ya existentes, mucho peor sería crear alguna nueva figura, según los expertos. Incluso coinciden en que será imposible que se pueda aprobar a tiempo la nueva tasa Google anunciada por el Gobierno como un tributo finalista destinado a paliar el sobrecoste de la Seguridad Social. Como apunta José María Mollinedo, secretario del sindicato de técnicos de Hacienda Gestha, la tasa a las tecnológicas debe armonizarse en el seno de la Unión Europea, y "existe una fuerte resistencia por parte de los países donde los gigantes tecnológicos tienen su sede social". Además, se requiere una ley para poder aprobar la citada tasa, y aunque se hiciese por trámite de urgencia no podría estar en el BOE antes de octubre.
Jesús Rodríguez Márquez, durante años subdirector en el Instituto de Estudios Fiscales y actual responsable de la oficina en Madrid de F&J Martín Abogados, considera que el Gobierno podría aprobar la tasa sin tener que esperar a Bruselas, aunque no sería bien visto en el seno de la Comisión, que prefiere un impuesto armonizada.
En cualquier caso, si el nuevo tributo llegase a ver la luz este año, sería sin carácter retroactivo, por lo que todos los fiscalistas consultados resaltan que en ningún caso aportaría 600 millones de euros este año, pues los cálculos de la Comisión Europea estiman en 5.000 millones de euros su capacidad recaudatoria para toda la UE.
El Ministerio de Hacienda, por su parte, ya ha aclarado que la única novedad impositiva sería la tasa a las tecnológicas, aunque ha dejado la puerta abierta a alguna otra figura para 2019. Está por ver teniendo en cuenta la pugna política electoral y la posición de debilidad que dibujan las encuestas al Ejecutivo, con Ciudadanos compitiendo en su mismo espectro ideológico. Por ahora, Hacienda no quiere oír ni hablar de subir el IVA, tal y como le recomiendan insistentemente el FMI o la Comisión Europea.
Las posibles soluciones podrían llegar del lado medioambiental, aunque no hay nada pensado ni mucho menos. Al respecto, aún así, cabe recordar que para el año 2017 se previó la recaudación de 500 millones de euros a través de impuestos de este tipo, pero la buena coyuntura económica y la espectacular marcha de la recaudación, que finalmente se incrementó más del 6%, hizo dar marcha atrás al ministro Cristóbal Montoro.
Aunque las posibilidades de nuevos ingresos son escaso, por no decir nulos, los expertos consideran que hay más margen en las subidas en Impuestos Especiales, concretamente en Hidrocarburos. Bruselas exige hace años que se suba la imposición a los carburantes, especialmente al diésel. Aún así, García Márquez dice que como mucho equipararlo al trato fiscal de las gasolinas aportaría anualmente entre 600 y 900 millones. La subida del petróleo de los últimos días, complica un aumento del litro del diésel.
Con este panorama, todos resaltan que en caso de que los ingresos perdieran fuelle, Hacienda actuará sobre el gasto con acuerdos de no disponibilidad de algunas partidas presupuestario. De hecho, así es como se ha cuadro el déficit en los últimos años. Muchas son las posibles partidas, pero Suárez Pandiello incide en que la reforma de la financiación autonómica y local exigirá más dinero público: "Si se destina a pagar pensiones, no habrá más fondos para pagar los servicios de comunidades y ayuntamientos".
El calendario parlamentario impide activar este año el impuesto digital
Cristóbal Montoro sorprendió con el anunció de que el Gobierno creará un nuevo impuesto que gravará a las grandes plataformas tecnológicas que facturan millones en España y apenas aportan ingresos a Hacienda dado que sus sedes sociales están en otras capitales de la Unión Europea. La idea no es propia, pues arranca de una propuesta de Bruselas que ha aprobado incluso una Directiva para que se desarrolle en todos los países. Pero a España le han entrado las prisas ante la necesidad de financiar la subida de las pensiones.
Sin embargo, aunque el Gobierno ya ha anunciado que tiene un anteproyecto listo, tendrá que aprobarlo en el Parlamento, lo que complica los plazos. Nunca estaría antes de otoño, eso en el mejor de los casos, pensando que se tramite por vía de urgencia, lo que obligaría a mantener el Congreso abierto en verano. Y dando por hecho, que cuente con el apoyo de la oposición. Al menos esto parece que sí.
Bruselas anuncia un nuevo impuesto a los plásticos que pagarán los ciudadanos
El Gobierno no es el único que estudia desarrollar nuevas figuras impositivas, ya sean finalistas o generalistas, para tapar huecos. La Comisión Europea está ideando nuevas fórmulas para reponer los fondos que dejará de ingresar el Reino Unido con el Brexit. Bruselas anunció que planea que para el próximo Presupuesto plurianual -2020 al 2027- esté aprobado un impuesto a los plásticos no reciclables.
Pero el dinero sale de los mismos bolsillos, pues los consumidores europeos, incluidos los españoles, tendrían que pagar 0,8 euros por kilogramo de este material para disminuir su consumo.
Junto con otros recursos nuevos, el Ejecutivo comunitario prevé obtener unos 22.000 millones de euros al año para limitar las contribuciones adicionales que las capitales deberían realizar para las próximas cuentas para 2021-2027. Sin embargo, es solo una propuesta, y los acuerdos en la UE tienen un proceso largo.
El Plan de Estabilidad apunta a la creación de nuevos tributos en 2019
El Plan de Estabilidad del Gobierno compromete con Bruselas la creación de "nuevas figuras tributarias" para pagar las pensiones. En plural. Es decir, abre la puerta a que la subida fiscal no se limite al ya anunciado impuesto a las tecnológicas. Aunque desde Hacienda explican que, de momento, solo se trabaja en la puesta en marcha de esa tasa, las estimaciones de recaudación también apuntan a más tributos.
En concreto, el programa remitido a Bruselas recoge que el nuevo impuesto sobre las digitales "permitirá obtener una recaudación adicional de 600 millones de euros anuales". Mientras que para este año el incremento de recaudación previsto corresponde a esos 600 millones, para 2018 la previsión se eleva a 1.500. Es decir, faltan por justificar 900 millones más que se obtendrían de esas "nuevas figuras tributarias", que recaerán sobre el consumo, y estarán en línea con "iniciativas tributarias europeas".
El aval de la UE coloca en el punto de mira el gravamen a los carburantes
Los expertos fiscalistas consultados por elEconomista dan por hecho que el Gobierno no se metería en el avispero de incrementar los impuestos al conjunto de los ciudadanos para justificar la subida de las pensiones. Sin embargo, consideran que entre todo el panorama impositivo nacional, la figura más fácil de elevar sería la de Impuestos Especiales. Ya se ha hecho en otras ocasiones con el tabaco, incluso con el alcohol.
Pero si Hacienda tuviese que elegir, se apunta al de Hidrocarburos por dos motivos: primero, porque Bruselas lleva tiempo exigiendo un incremento de la tributación del diésel a España para equipararse con la media comunitaria.
Además, el diésel ha caído en desgracia y aumentar su tributación se puede explicar como una medida medioambiental y disfrazarlo como un impuesto verde.
Las grandes figuras como Renta e IVA, descartadas por el momento
Javier Suárez Pandiello, catedrático de Hacienda Pública en la Universidad de Oviedo, considera que si realmente se quiere aumentar la recaudación, hay que tocar alguno de los grandes impuestos y cita Renta, IVA y Especiales.
Jesús San Martín es de la misma opinión y puntualiza que un impuesto de nueva creación sería muy difícil de sacar adelante. "El modelo fiscal español es muy tradicional y la recaudación se cubre con el IVA y Renta y, en menor medida, con Sociedades e Impuestos Especiales".
Pero ambos puntualizan que hay poco recorrido en la subida al alza de alguno de ellos, pues requeriría una reforma de leyes. Por este motivo, el camino más sencillo será una reorganización de gastos, dejando de ejecutar partidas que están en los Presupuestos y que no requiere ninguna tramitación.