Los halcones sobrevuelan el edificio de la Reserva Federal buscando el momento adecuado para abalanzarse sobre su presa. Ayer fue la primera intentona, y aunque fallida, fue suficiente para romper el consenso que suele predominar en las reuniones de política monetaria de la Fed. Esther L. George, Loretta J. Mester y Enric Rosengren votaron en contra de mantener los tipos de interés, estos tres 'halcones' hubieran preferido un alza de 25 puntos básicos hasta el rango del 0,5-0,75%.
El consenso que la presidenta Janet Yellen se ha esforzado por mantener entre los miembros del Comité de la Reserva Federal parece estar pasando por uno de los momentos más difíciles. A falta de un mes escaso de las elecciones en EEUU, el FOMC salvó por poco lo que podría haber sido un terremoto, que podría haber influido en el desenlace de los comicios electorales.
Tres miembros del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC por su sigla en inglés), entre los cuales destaca el presidente de la Fed de Boston, Eric Rosengren, plantearon su desacuerdo a la hora de mantener los tipos de interés estables. Los grandes progresos en el mercado de trabajo de este año, unas mejores expectativas de inflación, y unos mercados que parecen haber digerido mejor de lo esperado el 'Brexit', son factores que han convencido a estos tres miembros de que es necesario tomar nuevos pasos hacia la normalización monetaria.
Una división poco habitual
"Que Rosengren muestre su desacuerdo en favor de un endurecimiento monetario, es una novedad", asegura el ex vicepresidente de la Fed, Alan Blinder, en una entrevista en Bloomberg Television. "Hay una gran división" y una votación del FOMC con tres miembros en contra es "muy, muy inusual".
La división del comité fue la cuarta vez desde 1992 en que tres votantes del FOMC rompieron filas contra la decisión de la mayoría. A Rosengren se sumaron la presidenta del Banco de la Reserva Cleveland, Loretta Mester, y Esther George del banco de la Reserva Federal de Kansas City, que este año ya manifestó cuatro ocasiones su desacuerdo con la decisión final del FOMC.
El voto en contra de Rosengren fue la más importante, a pesar de que este experto ya había dejado entrever que era partidario de subir tipos en sus últimas declaraciones. Durante los años de recuperación económica, Rosengren se mostró como uno de los firmes defensores de los tipos bajos y de implementar una política monetaria expansiva hasta que el mercado laboral recuperase la normalidad, algo que ya ha sucedido. "Para asegurar el pleno empleo en EEUU sería apropiado iniciar una subida gradual de los tipos", aseguraba Rosengren el 9 de septiembre en Quincy, Massachusetts.
El desacuerdo demuestra que el ánimo del Comité Federal de Mercado Abierto está cambiando, señala Roberto Perli, socio en Cornerstone Macro en Washington y ex economista de la Fed. "La presidenta no es un emperador... No creo que pueda, aunque quiera, frenar a estos tipos".
En su conferencia de prensa, Yellen explicó que ella tampoco quiere que la economía se recaliente, pero que de todos modos ve una oportunidad para que más ciudadanos vuelvan a trabajar si se mantienen las condiciones financieras adecuadas. "La economía tiene un poco más de margen", sentenció. Yellen señaló que los desacuerdos en el comité se limitaban a la elección del momento oportuno, asegurando que la mayoría del grupo coincidía con que se debe volver a ajustar gradualmente la política antes o después.