
Pese a las turbulencias de los mercados y los rumores catastrofistas de los que se hacen eco algunos, Mark Zandi, economista jefe de Moody´s Analytics considera que la economía estadounidense está cogiendo impulso hacia su velocidad de crucero. En una entrevista con elEconomista, reconoce que los vaivenes de las últimas semanas responden a un factor ?emocional? que no refleja la solidez de los fundamentos económicos.
Tras un comienzo de año de infarto para los mercados financieros de todo el mundo, el temor a una recesión se ha convertido en una preocupación para algunos. ¿Están fundamentados estos miedos?
No. Ahora los riesgos de una recesión son bajos. Especialmente en Estados Unidos, donde tenemos una economía muy sólida. Podremos sortear sin problemas la tormenta global y no se experimentará una contracción en 2016.
El sector manufacturero suma varios meses en contracción y el consumidor estadounidense parece no estar aprovechando el efecto del crudo barato. ¿Acabaremos notando los factores de un petróleo en mínimos desde 2003 este año?
El crudo barato tiene un efecto positivo neto en la economía estadounidense. EEUU consume más petróleo del que produce por lo que el beneficio es irrefutable. Es cierto que la industria energética se ha visto seriamente dañada y su retirada es obvia. Aun así, los consumidores se benefician del abaratamiento de la gasolina y gastarán más. Creo que el consumo ha crecido pero no tanto como la tasa de ahorro, lo que indica que los estadounidenses han ahorrado el dinero descontado de su gasto en gasolina. Esos ahorros acabarán por gastarse.
Ante la continua volatilidad de los mercados financieros, el mercado apunta a que la economía estadounidense sólo podría soportar una subida de tipos de interés este año. ¿Cree que la Reserva Federal cuenta con el respaldo suficiente en términos de empleo e inflación como para implementar varias subidas?
Creo que la Fed acometerá cuatro subidas de tipos de 25 puntos básicos para terminar el año entre el 1 y el 1,25 por ciento. Pese a la reciente espantada en los mercados, la economía de EEUU seguirá creando un buen número de empleos y alcanzará el pleno empleo este año. Los salarios seguirán al alza y la inflación subyacente continuará avanzando. Son los catalizadores necesarios para justificar una normalización de la política monetaria.
¿Y no cree que esta diferencia de expectativas entre los mercados financieros y la Fed acabará generando aún más incertidumbre?
Los mercados actualmente son demasiado sensibles a las condiciones actuales y han sufrido un ajuste. Suele ocurrir dos o tres veces año. Este año parecen sufrir una oleada más violenta y reflejan una pérdida de apetito por el riesgo. Pero esta tendencia puede cambiar rápidamente. No debemos prestar mucha atención al sentimiento del mercado y menos para intuir que es lo que hará la Reserva Federal.
Según sus estimaciones sobre la política monetaria, el dólar seguirá fortaleciéndose. ¿Cómo afectará esto a la empresas del país?
El dólar, en términos comerciales, se ha revalorizado entre un 15 y un 16 por ciento en los últimos 18 meses. Espero que durante los próximos 18 meses, eleve en un 5 por ciento su valor. La gran parte del ajuste al alza del dólar ya ha quedado atrás pero todavía veremos cierto encarecimiento. Esto pasará factura a las multinacionales, de ahí que hayamos visto caídas en los mercados de renta variable, pero en definitiva un dólar fuerte daña más a las multinacionales que la economía en general. En los próximos meses, la mayor apreciación del dólar será contra el euro y el yen. Por ello, las compañías con mayor exposición al mercado europeo o nipón serán las más perjudicadas.
China se ha convertido en una gran preocupación para la economía mundial, pero el contagio directo a la economía estadounidense parece limitado. ¿Le preocupa el posible efecto que el ajuste del gigante asiático pueda tener en EEUU?
Las exportaciones de EEUU a China contabilizan sólo un 0,7 por ciento del PIB, un nivel residual y sin consecuencias directas. Sin embargo, China tiene relaciones comerciales con otros países del mundo. Aún así, podemos decir que la economía estadounidense es bastante cerrada ya que sólo el 13 por ciento del PIB está relacionado con las exportaciones, por lo que algo muy grave tendría que pasar fuera de nuestras fronteras para tener un impacto directo en la economía estadounidense. El link clave entre China y el resto del mundo con EEUU está en los mercados financieros. Las grandes multinacionales que comercializan en EEUU consideran que van a vender gran parte de lo que producen a China y otros países emergentes. Pero esta narrativa no funciona y sus acciones acabarán por caer y tener un efecto en el gasto de consumidor y en la economía. Si los mercados siguen cayendo, bien por China o el crudo, veremos problemas y dejaré de lado mi optimismo. Pero los efectos de China en la economía estadounidense son residuales.
¿Qué economía heredará el próximo presidente de EEUU?
Una economía robusta. El país logrará el pleno empleo y los salarios seguirán creciendo, así como el valor de la vivienda, que ya está cerca de alcanzar niveles previos a los máximos anteriores a la recesión. La renta variable permanecerá cerca de máximos históricos, por lo que el próximo inquilino de la Casa Blanca tendrá la suerte de heredar una economía en plena forma.