El empleo de EEUU sufrió un considerable batacazo en agosto, según el informe oficial publicado este viernes por la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) del Departamento de Trabajo. El mes pasado, la creación neta de puestos no agrícolas fue de tan solo 22.000, cuando se esperaban unas 75.000. Por si esto fuera poco, el dato de junio, que ya el mes pasado se corrigió notablemente a la baja, sufre otro nuevo 'trasquilón' de 27.000 puestos, quedando el total en cifra negativa (se destruyeron 13.000 puestos), algo que no sucedía desde el 'particular' 2020. El dato de julio solo se ha revisado en 6.000 nóminas al alza (hasta 79.000). Por su parte, la tasa de paro aumentó una décima, al 4,3%. Es la cifra más alta desde 2021. En medio de un ya incuestionable enfriamiento del mercado laboral estadounidense, estas cifras dan paso libre a la Reserva Federal para recortar los tipos de interés, poniéndose ya a la tarea en su reunión de septiembre.
La constatación de esta 'luz verde' para la Fed ha tenido su reacción en los mercados, con los rendimientos de los bonos del Tesoro de EEUU cayendo tras días de tensión y el dólar perdiendo terreno frente a otras grandes divisas. Aunque algunos 'abogados' de los recortes aprovecharán los datos para poner sobre la mesa una bajada 'jumbo' de 50 puntos básicos (pb) la próxima semana (escenario que se ha empezado a comprar en los mercados), difícilmente la Fed se apartará del movimiento estándar de 25 pb. Lo que si gana tracción en las apuestas del mercado es que el banco central recortará los tipos tres veces en las respectivas reuniones que le quedan este año. No parece que el dato de inflación (IPC) de agosto que se dará a conocer la próxima semana tumbe estas perspectivas.
Teniendo en cuenta las revisiones de este informe, el crecimiento del empleo en los últimos tres meses ha promediado solo 29.000 puestos. Las nóminas se han mantenido por debajo de los 100.000 puestos durante cuatro meses consecutivos , prolongando el período más débil de crecimiento del empleo desde la pandemia.
Repasando los detalles del informe extraídos de la encuesta a las empresas (de ahí se sacan las nóminas y de encuestar a los hogares otras métricas), el sector privado solo creó 38.000 puestos de trabajo el mes pasado, y esta modesta cifra se debe en gran medida al aumento de 47.000 puestos en el sector de la asistencia sanitaria y social. Por otra parte, el empleo cayó en 12.000 puestos tanto en la industria manufacturera como en el comercio mayorista, debido al impacto de los aranceles. Esto eleva el total de puestos de trabajo perdidos en la industria manufacturera desde principios de año a 78.000, lo que frustra las esperanzas de un renacimiento de la relocalización impulsado por los aranceles. Hubo señales más positivas en el sector servicios, con un aumento del empleo en el ocio y la hostelería (+28.000) y el comercio minorista (+11.000). El Gobierno federal eliminó otros 15.000 puestos de trabajo, lo que debería continuar en septiembre, ya que finaliza el plazo de renuncia aplazada para muchos antiguos funcionarios que aceptaron las indemnizaciones por despido de la misión DOGE a principios de este año.
Por otro lado, un nuevo aumento de la población, junto con un ligero incremento de la participación, impulsó la población activa en 436.000 personas en agosto. Dado el menor aumento de 288.000 personas en la medida del empleo por hogares (la otra encuesta del informe), esto provocó el repunte de la tasa de desempleo al 4,3%. "Aunque se trata de la cifra más alta en casi cuatro años, sigue siendo un nivel perfectamente saludable según los estándares históricos. Creemos que esto contribuirá a limitar las peticiones de una mayor reducción de 50 puntos básicos entre los miembros más moderados de la Fed en la reunión de este mes, aunque mucho podría depender de si el presidente Trump consigue que Stephen Miran entre en el comité de fijación de tipos (FOMC) y Lisa Cook salga de él en los próximos diez días", analiza Bradley Saunders, de Capital Economics.
"El hecho de que las nóminas privadas no alcancen los objetivos con una tasa de desempleo plana es lo suficientemente débil como para dar luz verde a una continua flexibilización de las condiciones financieras, pero no lo suficientemente débil como para implicar que el riesgo de recesión sea inmediato", valora Kevin Brocks, director de 22V Research. Un poco más oscuro lo ven Christoph Balz y Bernd Weidensteiner desde Commerzbank: "Una desaceleración tan significativa del crecimiento del empleo suele ocurrir solo en el período previo a una recesión. Esto aumentará la preocupación en la Fed de que haya esperado demasiado y deba actuar con mayor rapidez. La situación recuerda al verano pasado, cuando la Fed inició su ciclo de recortes de tipos de interés con una importante medida tras una serie de cifras débiles".
El informe de empleo de EEUU siempre concita mucha atención en la medida en la que refleja el estado de salud de la primera economía del mundo y permite calibrar mejor qué pasos dará la Reserva Federal (vigilar el empleo es parte de su mandato) con los tipos de interés (vigilar el empleo es parte de su mandato). Sin embargo, en esta ocasión, la expectación era aún mayor tras lo ocurrido en medio del verano.
Las importantes revisiones a la baja de las nóminas en mayo y junio (se borraron hasta 258.000 puestos de los informados previamente), conocidas a principios de agosto junto al informe de julio, alteraron en cierto modo la óptica del enfriamiento progresivo pero controlado del mercado de trabajo. Por supuesto, el revuelo fue fenomenal y, en otro de sus arrebatos, Donald Trump destituyó de manera fulminante a Erika McEntarfer como comisionada de la BLS acusándola de manipular las estadísticas. Como sustituto, el presidente de EEUU ha designado al más afín economista E. J. Antoni, proveniente del servicio de estudios de la ultraconservadora Heritage Foundation, inspirador de algunas de las políticas desplegadas por la nueva administración. De hecho, existían suspicacias con el informe de este viernes, que encima ha venido precedido de problemas informáticos en la BLS. No obstante, el nombramiento de Antoni aún tiene que pasar por el Senado.
Más allá del 'juego de sillas', lo trascendental de lo ocurrido a inicios de agosto es que llevó presidente de la Fed, Jerome Powell, a afirmar en el simposio de Jackson Hole que "los riesgos a la baja para el empleo están aumentando" y que "el equilibrio cambiante de riesgos podría justificar un ajuste de nuestra política monetaria". Esto se tomó como un aldabonazo que anticipaba un cambio de postura entre los miembros más firmes del banco central, empezando por Powell. Dentro del doble mandato de vigilar la inflación y el mercado laboral, Powell y sus afines venían defendiendo no tocar los tipos de interés por la incertidumbre inflacionaria en medio de la aprobación de aranceles. Con estas palabras, se abría la puerta a la esperada (por algunos, desde Trump hasta sus 'cercanos' dentro de la Fed) bajada de tipos en septiembre (la primera desde diciembre) y a más en el futuro. Todo dependería de la velocidad a la que se siguiera deteriorando el mercado de trabajo, y en esa tesitura era clave este informe de agosto.
El propio Powell en sus intervenciones ha instado a poner la mira más en la tasa de paro que en el dato de nóminas, que es el que suele llevarse el protagonismo. una disquisición que no es baladí: si bien las nóminas se han desacelerado, esto podría deberse a la escasez de mano de obra en lugar de a los despidos, que se verían reflejados en un aumento del desempleo. Opera aquí de fondo el candente tema de la posible escasez de mano de obra por las políticas anti-inmigratorias de Trump. "La demanda de mano de obra ha disminuido aproximadamente en línea con la oferta laboral. El llamado nivel de equilibrio de las ganancias salariales, que es el número de empleos que la economía necesita agregar cada mes para absorber el crecimiento de la población y mantener estable la tasa de desempleo, probablemente haya disminuido considerablemente debido a una inmigración mucho menor y un aumento en las deportaciones", explican los economistas de UniCredit Research.
Esa disminución de la mano de obra por las políticas migratorias de Trump es, sin embargo, "una pista falsa", opina Garret Melson, estratega de carteras en Natixis IM: "La demanda laboral se está desacelerando claramente, y la larga y creciente lista de indicadores sugiere que la tasa oficial de desempleo puede estar subestimando el grado de holgura en los mercados laborales". Según su tesis, el estancamiento en las nóminas no agrícolas solo puede persistir durante un tiempo, y en un entorno con tasas de contratación tan moderadas, no se necesita mucho en el camino de los despidos para acercar el crecimiento de las nóminas a territorio negativo y ejercer presión al alza sobre la tasa de desempleo.
Qué dicen los otros datos
Como suele ocurrir durante la semana en la que se publica el informe oficial (suele salir el primer viernes de cada mes), los días previos llegan otros datos entrantes que complementan la visión global del mercado de trabajo de EEUU. El más analizado habitualmente, aunque se conoce con dos meses de retraso, es el de ofertas o vacantes de empleo. La encuesta JOLTS, también de la BLS, mostró que las ofertas de empleo en EEUU cayeron en julio a su nivel más bajo en 10 meses: descendieron de 7,36 millones a 7,18 millones, por debajo de lo esperado. Para más 'inri', la ratio de vacantes por desempleados cayó por debajo de 1 por primera vez desde 2021. Es decir, que ahora hay más trabajadores desempleados que puestos de trabajo disponibles. Por otro lado, las renuncias se mantuvieron estables en 3,21 millones, mientras que los despidos aumentaron de 1,80 millones revisados a 1,81 millones, lo que dejó la diferencia entre renuncias y despidos, una medida importante de la holgura laboral, prácticamente sin cambios. "El ratio indica indica claramente un mercado laboral debilitado, con la rápida desaparición de las presiones salariales", apuntan desde ING.
En términos generales, el informe JOLTS confirmó el régimen de "baja contratación y bajos despidos" y coincide con indicadores más amplios que muestran que, aunque el mercado laboral no se ha resquebrajado, se está debilitando. Las ofertas de empleo de alta frecuencia sugieren una estabilización en agosto, pero las encuestas a los consumidores indican que cada vez es más difícil conseguir trabajo, lo que apunta a una mayor atonía en el futuro. "La narrativa general sigue siendo la misma: la incertidumbre limita la contratación, pero no fomenta los despidos", sintetiza Paul Donovan, economista jefe en UBS. "Este mercado laboral está congelado y es difícil para cualquiera conseguir trabajo en este momento", escribe Heather Long, economista jefe de Navy Federal Credit Union, en una nota.
Otro dato conocido esta semana es el de empleo privado que publica la empresa ADP. Aunque históricamente ha mostrado una clara desconexión con los informes de la BLS, las revisiones de este verano le han otorgado fiabilidad. En su lectura de agosto, la creación de nóminas no agrícolas en el sector privado fue de 54.000 en agosto, muy por debajo de las 65.000-75.000 esperadas y, sobre todo, de las más de 100.000 del mes previo. Según esta métrica, la contratación se redujo nada menos que a la mitad. Anteriormente, Challenger, con unos datos más actualizados y para mucho más fiables que los de la encuesta 'pública' JOLTS informó la contratación más débil registrada para agosto (desde 2009) y la cifra más alta de despidos, excluyendo la pandemia de 2020.
Dentro de la batería de datos previos está el paro semanal. Las solicitudes iniciales de subsidio por desempleo en EEUU ascendieron en su última lectura a 237.000, el nivel más alto desde julio, lo que teóricamente pone de relieve la fragilidad del impulso laboral. Si bien aún se encuentran por debajo del reciente pico de 250.000, las solicitudes han aumentado de forma constante desde principios de julio, lo que sugiere que la debilidad del mercado laboral observada en el informe de empleo de julio, con sus revisiones a la baja, no se habría revertido. Las solicitudes recurrentes se mantienen cerca de los máximos del ciclo, lo que muestra un mercado laboral que ha perdido dinamismo.