
Donald Trump ha desatado un hito histórico para EEUU: por primer vez en 50 años la migración neta es negativa. Es decir, se van más personas del país de las que entran. Esto es algo que se ha logrado el mes de junio y que han anunciado diversas instituciones… a los que ha dado crédito la propia Casa Blanca en un comunicado. En el escrito, a falta de números concretos sobre cual es la cifra exacta, consideran que esto es una prueba de que "Trump está cumpliendo su promesa de poner fin a la invasión migratoria y deportar a los inmigrantes ilegales criminales de nuestras comunidades". Este 'hito' demográfico trae una distorsión en la gran preocupación de la Fed, el mercado laboral. A pesar de que pueda enfriarse la tasa de paro se quedará congelada o con movimientos mínimos ante la realidad de que cada vez habrá menos trabajadores inmigrantes, que eran los que habían liderado las contrataciones. Sin embargo, a cambio de eso los expertos anticipan un golpe directo en el PIB, un repunte inflacionario y una mayor debilidad de las empresas que, a medio y largo plazo, destruirá puestos de trabajo.
Ya yendo a las cifras concretas el Centro de Investigación Pew arrojaba algo más de luz, explicando con cifras de la Oficina del Censo que en enero de este año, vivían 53,3 millones de inmigrantes en Estados Unidos, la mayor cifra jamás registrada. Sin embargo, en los meses siguientes, "fueron más los inmigrantes que abandonaron el país o fueron deportados que los que llegaron". Para junio, "la población nacida en el extranjero del país se había reducido en más de un millón de personas, lo que marca su primera disminución desde la década de 1960". Concretamente sus cálculos apuntan a que se trata de una disminución de cerca de 1,5 millones de personas y de 750.000 trabajadores, provocando que la fuerza laboral extranjera pasase del 20% al 19% en los últimos datos laborales.
En un comunicado de prensa del 14 de agosto, la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, afirmó que 1,6 millones de inmigrantes no autorizados habían abandonado Estados Unidos en sus primeros 200 días en el cargo, en línea con las cifras presentadas. Hay estimaciones que difieren de las cifras de la Casa Blanca. Al menos, muchos analistas dicen que tras un inicio rampante de las deportaciones, habrá una estabilización. En Goldman Sachs estiman que este se cerrará en unas 500.000 personas al año de media.
Redadas y deportaciones masivas
Durante la campaña electoral, Donald Trump prometió realizar la mayor campaña de deportaciones de la historia de Estados Unidos. Las estimaciones de ese momento hablaban de hasta 14 millones de personas entre inmigrantes en situación irregular y refugiados a los que quería denegar su permiso.
Para cumplir con su objetivo, ha ejecutado una cascada de medidas que han tensado las costuras del país y ha vulnerado los derechos humanos y de asilo de miles de personas. Ha reforzado los servicios de inmigración y las cárceles con una inyección histórica de financiación a través de su ley fiscal, ha orquestado redadas en las ciudades santuario de EEUU, ha presionado los permisos de estudio de las universidades so amenaza de retirar la financiación federal, ha desplegado a militares mediante declaraciones de emergencia cuestionadas en los tribunales y ha concertado con El Salvador y otros Estados acuerdos de deportación que diferentes jueces han tratado de tumbar.
La presión contra la inmigración y los arrestos aleatorios, incluso de personas con permisos de residencia en vigor y sin antecedentes, ha llevado a un desplome de las entradas de inmigración a Estados Unidos.
El mercado laboral resiste...
Esta situación, para la que ya hay algunos datos, muestra a las claras una importante distorsión de lo que puede ocurrir en el mercado laboral. A medida que la oferta de puestos de trabajo se resiente por la menor población inmigrante, puede darse el caso de que la tasa de paro no aumente en absoluto. Esta es una de las claves de los últimos y traumáticos datos del mercado laboral de EEUU, que, si bien en sí mismos no fueron malos (se crearon 70.000 empleos), trajeron una enorme revisión bajista con 258.000 empleos que 'desparecieron' entre mayo y junio. La tasa de desempleo avanzó del 4,3% al 4,1%, pero los expertos creen que, si bien esta situación mantendrá bajo control la tasa de paro (por menor oferta laboral), la realidad es que traerá importantes cambios negativos para el mercado laboral.
Desde Citigroup, por ejemplo, consideran que la falta de trabajadores para puestos donde hay una alta demanda está provocando que las empresas contraten menos y, por lo tanto, siendo un elemento clave que se suma a una demanda general menor. En resumen, al no encontrar trabajadores en el umbral que buscan no suben los precios, sino que "es muy probable que los datos incluyan algunos efectos de la inmigración, pero los detalles también sugieren una menor demanda no relacionada con la inmigración, que parece estar agravándose".
"Vemos poca contradicción entre el lento crecimiento del empleo y una baja tasa de desempleo cuando se consideran los efectos de los controles migratorios".
El motivo es claro: la población inmigrante es uno de los grandes protagonistas del mercado laboral. Cuatro quintas partes del crecimiento del empleo en los últimos años se debió a la entrada de extranjeros, según estima Capital Economics; lo que contuvo los efectos en la inflación y el paro, al contar con menores salarios que los nacionales y un aumento de la recaudación por los impuestos al trabajo y a las actividades económicas. La Oficina Presupuestaria del Congreso calcula que la caída de la inmigración supondrá una reducción de la recaudación federal de hasta 900.000 millones de dólares entre 2024 y 2034.
La tensión ante la falta de trabajadores foráneos se ve claramente en sectores críticos en los que su contratación supone la práctica mayoría. Desde Baker Instituto reflejan que el 41% de los trabajadores de la agricultura son directamente inmigrantes sin documentación. Sus estimaciones apuntan a 1,7 millones de trabajadores irregulares en la cadena de suministro de alimentación. En el sector de la construcción, por su parte, el 34% de toda la fuerza laboral está constituida por personas que nacieron fuera de EEUU.
Los economistas de Morgan Stanley, dirigidos por Michael Gapen, comentaban que "vemos poca contradicción entre el lento crecimiento del empleo y una baja tasa de desempleo cuando se consideran los efectos de los controles migratorios". En resumen, que el giro radical en la cuestión migratoria provoca una doble realidad en la que la tasa de paro permanecerá baja, pero en la que se dará ese enfriamiento clave que tanto preocupa a la Fed y que ha puesto de manifiesto su presidente, Jerome Powell, en Jackson Hole, abriendo a su institución a recortes de tipos a partir de septiembre.
La economía se resiente
En cualquier caso, independientemente del golpe que esto supone para el propio mercado laboral, el impacto en la economía será claro. Así lo refleja el último informe de la Reserva Federal de Dallas, publicado hace unas semanas. Según el organismo, se espera para que en 2027 la caída de la inmigración reste al PIB entre un rango de entre 0,5% y 1,5% por debajo de su potencial. "Existen buenas razones para preocuparse por la probabilidad de que las políticas migratorias que conduzcan a una reducción de la inmigración no autorizada neta en relación con las tendencias históricas, en igualdad de condiciones, reduzcan significativamente el crecimiento del PIB real en comparación con el escenario contrafactual", comenta la institución.
Por su parte, desde Brookings Institution, insisten en que si se mantuviera una inmigración neta negativa ya este mismo 2025 se daría un impacto de 0,4 puntos porcentuales en el PIB. Person Institute, por su parte, apunta a un golpe del 2,7% del PIB real de EEUU entre 2025 y 2028. Desde Baker Insitute queda reflejado un impacto de entre un 2,6% y un 6,2% en el PIB en la próxima década.
Sin embargo, la teoría de la Casa Blanca es que el impacto se minimizará de forma clara debido a que los bajos salarios de los inmigrantes se convertirán en mejores salarios para el resto de la oferta laboral por pura ley de la oferta y demanda, algo que estimulará la economía al ofrecer mayores ingresos a los hogares. Desde Baker Institute, usando como ejemplos otras deportaciones masivas anteriores, consideran que esto no sucederá dado que las empresas ajustarán sus empleos en vez de subir salarios. De hecho consideran que "la eliminación de 500.000 inmigrantes del mercado laboral llevará a 44.000 empleos menos para los trabajadores nacidos en EEUU y, como resultado, los salarios experimentarían una presión a la baja, los ingresos fiscales disminuirían y los recursos estadounidenses se desplazarían del crecimiento económico a cubrir los costos de detención y deportación".
Dudas con la inflación
Donde hay menos consenso es en la inflación. En este apartado la Fed de Dallas quita hierro a las preocupaciones de que un menor número de trabajadores provoque un aumento de precios por el mismo motivo que Baker Institute no ve una revalorización equivalente de los salarios. Dada la presión que puede haber en determinados puestos concretos, la cadena de suministro de alimentación o la construcción, "habrá un impacto moderado en los precios con un aumento de 15 puntos básicos por encima del valor de referencia en 2025 y entre 5 y 21 puntos básicos más en 2027". El motivo que argumenta concretamente la institución es que "el escenario de deportaciones provoca un impacto más negativo que positivo en el crecimiento del PIB y la actividad" por lo que se limita mucho el avance de los precios.
No todos coinciden, pues algunos analistas consideran que los cuellos de botella que genera esa sobrepoblación de trabajadores inmigrantes en sectores tan determinantes en el IPC como la construcción, la agricultura o la alimentación en general provocarán un importante repunte. Este es el caso de Moody's que la semana pasada avisaba de esto en su calificación crediticia.
"Si Trump continúa deportando inmigrantes al ritmo actual, la inflación pasará del 2,5% a cerca del 4%"
El analista de la firma de ratings Mark Zandi explicaba que "si Trump continúa deportando inmigrantes al ritmo actual, la inflación pasará del 2,5% a cerca del 4% cuando alcance su pico a principios del próximo año". La advertencia de Zandi se produce después de que el índice de precios al productor, un indicador clave de la inflación, subiera un 0,9% de junio a julio, el mayor aumento mensual desde 2021. "Se puede ver en los precios de la carne, la agricultura, el procesamiento de alimentos".
A la caída económica, las dudas sobre los precios y el estancamiento del mercado laboral con sectores intensivos en mano de obra con dificultades, hay una lectura adicional: el gasto público. American Inmigration Council calcula que el coste para el Estado de organizar las detenciones y deportaciones, más las restricciones a los cauces legales de inmigración supondría desembolsar anualmente 88.000 millones de dólares en un momento en el que la caída de la recaudación y el déficit fiscal añaden presión a la Administración de EEUU.