
La estructura de la propiedad de los clubes europeos atraviesa una era de transformación impulsada por grandes conglomerados e inversores institucionales. Según el Centro Internacional de Estudios del Deporte (CIES), casi un 40% de los equipos en las principales ligas del continente mantenía vínculos de propiedad con otros —una cifra histórica—. En España, esto ya se refleja en las recientes adquisiciones de clubes como el Espanyol, el Sporting de Gijón o el Real Oviedo, plazas de LaLiga que hoy están alineadas con proyectos mexicanos o estadounidenses. Al mismo tiempo, emergen gigantes como PIF, QSI o City Football Group como principales agentes del cambio.
España ha entrado con fuerza en la ola de propiedad compartida. El Grupo Pachuca continúa liderando el Real Oviedo, generando aumentos sostenidos del 35% en ingresos comerciales antes de la pandemia. Por su parte, Orlegi Sports posee el 73% del Sporting de Gijón desde junio de 2022, tras pagar unos 43 millones de euros.
En los pasillos de LaLiga ya se menciona al Getafe C.F. como posible nuevo integrante del circuito de multiclub ownership. Las conversaciones con Fenway Sports Group, máximo responsable del Liverpool y otros activos en Estados Unidos, apuntan a una operación capaz de cambiar aún más el panorama local.
Además, España no es ajena a las conexiones internacionales que refuerzan esta tendencia. Un ejemplo claro es la relación entre el Espanyol y el Burnley, equipos que mantienen lazos estrechos gracias a la propiedad compartida de Velocity Sports Partner, y a acuerdos estratégicos que buscan maximizar el desarrollo de talento y recursos.

Multipropiedad árabe en el fútbol mundial
Los fondos soberanos de Arabia Saudí, Qatar y Abu Dhabi se han convertido en actores centrales en la configuración del fútbol europeo y mundial a través de estrategias de multipropiedad y fuerte inversión económica.
El Public Investment Fund (PIF) de Arabia Saudí es una pieza clave, con la adquisición en 2021 del Newcastle United y con la compra del 75% de los clubes más emblemáticos de la Saudi Pro League —Al-Ittihad, Al-Hilal, Al-Nassr y Al-Ahli— en 2023, además de respaldar al Neom Sports Club, también en 2023, vinculado al megaproyecto Neom. Estas inversiones forman parte de un plan estratégico para diversificar la economía saudí y aumentar su influencia global mediante el deporte.
Paralelamente, Qatar Sports Investments (QSI), brazo financiero del fondo soberano Qatar Investment Authority, controla el Paris Saint-Germain (PSG) desde 2011, club que ha visto crecer sus ingresos anuales de 101 a más de 800 millones de euros y que ha conquistado 37 títulos nacionales e internacionales, situándose como una potencia futbolística global.
Finalmente, Abu Dhabi, a través del City Football Group (CFG), domina una red global de clubes, entre ellos el Manchester City y el Girona F.C., con participaciones estratégicas que facilitan la circulación de jugadores y recursos entre sus equipos, reforzando su modelo de negocio diversificado y globalizado.
Red Bull: un modelo corporativo
Red Bull ha desarrollado un modelo de multipropiedad basado en una identidad corporativa y presencia simultánea en varias ligas europeas y norteamericanas. La empresa austriaca posee clubes emblemáticos como el RB Leipzig en Alemania, el Red Bull Salzburg en Austria y el New York Red Bulls en la MLS estadounidense, consolidando una red global con sinergias deportivas y comerciales. Este modelo ha permitido a Red Bull aprovechar economías de escala y optimizar la formación y transferencia de jugadores entre sus clubes.
Según estimaciones financieras, la facturación conjunta de estos equipos ronda los 600 millones de euros, situándolos como uno de los grupos empresariales más rentables en el fútbol moderno. Además, RB Leipzig se ha convertido en una de las fuerzas emergentes de la Bundesliga y de competiciones europeas, mientras que Salzburg domina la liga austriaca.
La UEFA ya ha intervenido
En la temporada 2025-26, la UEFA rechazó la participación del Crystal Palace en la Europa League debido a que compartía dueño con el Olympique Lyonnais. Ante esta situación, el Crystal Palace fue relegado a disputar la Conference League, una sanción que marca un precedente claro sobre la postura estricta de la UEFA ante conflictos de intereses en clubes con propiedad común
Según el CIES, la cantidad de clubes europeos implicados en esquemas de multipropiedad ha pasado de apenas 40 en 2012 a cerca de 254 en 2025, evidenciando una transformación rápida en la estructura de propiedad del fútbol. Este incremento refleja la creciente tendencia de empresarios y magnates a adquirir múltiples equipos.
Entre los ejemplos recientes de empresarios que han apostado por la multipropiedad destacan figuras como el inversor John Textor, que ha adquirido participaciones en clubes como el RWD Molenbeek en Bélgica y el Botafogo en Brasil, ampliando su presencia en distintas ligas; la familia Pozzo, con su histórico control sobre el Udinese en Italia, Watford en Inglaterra y recientemente el Granada C.F. en España; Tony Bloom, empresario británico y propietario del Brighton & Hove Albion en Inglaterra y del Union Saint-Gilloise en Bélgica; o Aurelio De Laurentiis, productor cinematográfico italiano y presidente del histórico Napoli, además del Bari, ambos en Italia, entre otros. Este fenómeno plantea nuevos desafíos para las federaciones en cuanto a regulación y transparencia.