
Desde comienzos de este año, el gravamen sobre las ganancias de capital aumenta dos puntos en España y se sitúa en el 30%. Esta tasa se aplica en el tramo más alto, 300.000 euros, tal y como el Congreso aprobó a finales de 2024. En consecuencia, el tipo marginal máximo aplicable a la base liquidable en el Impuesto de la Renta de las Personas Físicas (IRPF) distancia todavía más al Fisco español de la media europea en cuanto a este tipo de castigo fiscal a la inversión se refiere, concretamente 12,8 puntos porcentuales. El conjunto de los 27 promedia en un 17,2%, una tasa que se ha acortado con respecto al año fiscal 2024.
Este acortamiento de la media europea se debe a una tendencia de los 27 de mantener o bajar esta figura tributaria, o incluso suprimirla, como el caso de Chipre y Grecia, que pasaron de retener el 20% y un 15% a sus contribuyentes en 2024, respectivamente, a eliminar por completo la tasa para este año fiscal. Así, ambos países entran en el club de los que las ganancias de capital tributan al 0%. Dentro dicho grupo están Bélgica, Chequia, Eslovaquia, Eslovenia, Luxemburgo y Malta.
Portugal hizo una corrección importante en este epígrafe. Las ganancias de capital tributaban en el país vecino al 28% en el ejercicio fiscal del año pasado, pero el enorme paquete de rebajas fiscales aprobado por el Gobierno del conservador Luís Montenegro, hizo que la tasa se viese reducida radicalmente. Rumanía, por su parte, si ya de por sí tenía una retención baja (10%) en el tipo marginal máximo, este año aplica solo un tributo del 1% correspondiente al ahorro.
Además de España, solamente dos países más decidieron corregir al alza la tasa de recaudación aplicable a las ganancias de capital. Países Bajos pasó de retener un 33% a hacerlo al 36%este año y Letonia la incrementó ocho puntos, situándola en el 28%. Por tanto, el fisco español se nivela al sueco, estando ambos países en séptima posición como los que más gravan al ahorro. Solamente le superan Irlanda (33%), Países Bajos (36%), Finlandia y Francia (34%) y Dinamarca, que desde hace tiempo es el que más retiene con una tasa del 42%.
Esta es la tercera vez, desde 2020, que el Gobierno modifica los tramos más altos del tributo que se paga cuando una persona vende un activo para obtener una ganancia por la venta de una acción. En 2023, la tasa estaba en el 27% para aquellos rendimientos situados entre los 200.000 y los 300.000 euros. En el año 2024, el Ejecutivo de Pedro Sánchez incrementó un punto la tasa –28%– para aquellos rendimientos que superasen los 300.000 euros.
Pero los sistemas fiscales son muy distintos. Francia o Alemania, establecen un tipo fijo al que se añade un porcentaje extraordinario en el caso de los ingresos más altos. Otros, como Eslovaquia, rebajan el tipo al 0% para aquellos que mantengan el activo durante más de 15 años. Bélgica, por su parte, solo grava las ganancias de capital si se consideran ingresos profesionales.
En España, esta figura tributaria tiene una retención del 19%para aquellas rentas al capital hasta 6.000 euros. Posteriormente, el tramo sube al 21% cuando dichas ganancias superan los 50.000 hasta los 200.000 euros. A partir de ahí, el contribuyente pasaría a pagar al fisco el 27% de lo que ha obtenido con alguna de sus transacciones hasta los 300.000 euros. Posteriormente, es cuando llegaría este tipo del 30%.
En un momento en el que se vuelve a retomar el tema de los Presupuestos, que todo apunta a que no se van a aprobar y que el Gobierno de Pedro Sánchez continuará 2025 con las cuentas prorrogadas del ejercicio de 2023, es importante señalar que esto está muy lejos de lo que pretendían los socios de Gobierno.
Yolanda Díaz quiere ir más allá y estrechar el círculo fiscal sobre los directivos y altos cargos de las empresas. La formación mantiene el mantra de que el 60% de los ingresos de los altos directivos "provienen de las rentas de capital". El objetivo de los socios de Gobierno es que se introduzca un nuevo escalón en las tablas sobre las plusvalías superiores a los 120.000 euros. Por tanto, la reforma que plantea Sumar dejaría solamente tres tramos fuera de la reforma. El de los beneficios superiores a los 6.000 euros (19%), los que van de 6.000 a 50.000 euros (21%); y se aplicaría un tipo del 23% a esas ganancias que superen los 120.000 euros.
Ayer se dieron a conocer las cifras de ingresos de 2024, que volvieron a marcar un récord al marcar la cifra de 294.734 millones de euros (un 8,4% más que en 2023), resulta difícil que Ferraz encaje el plan de Díaz, porque los ingresos van a buen ritmo.
Los teóricos y los expertos avalan el hecho de mantener los tipos impositivos tal y como están o incluso bajarlos. Desde Tax Foundation, una organización que se dedica a analizar las políticas fiscales, reiteran que elevar los tipos en los tramos medios o más bajos "provoca que los inversores vendan sus activos con menor frecuencia, lo que se traduce en una menor recaudación de impuestos". Esto se conoce en teoría económica como el efecto bloqueo.
Por otro lado, desde Funcas también llaman a un "rediseño" de los impuestos que gravan la riqueza. En España existen cuantro figuras: impuestos sobre el patrimonio, sucesiones y donaciones y grandes fortunas. Los expertos de la entidad cree que los dos primeros "son excesivamente altos", lo que puede llevar a una "elevada elusión fiscal" y externalidades negativas que contraerían la recaudación, por tanto, ponen en cuestión la eficiencia de estas figuras tributarias.