Economía

El enorme país sin ríos ni lluvia que da de beber a 40 millones de personas gracias al petróleo y el ingenio

  • Una 'armada' de desalinizadoras da de beber a 36 millones de habitantes
  • Paradójicamente, la gran cantidad de petróleo sirva para compensar la escasez de agua
  • Se usan cientos de millones de barriles de crudo para tratar el agua
 

Todo el que haya ido tenido la oportunidad de ir al colegio habrá estudiado en algún momento por qué hay zonas de la tierra con grandes cantidades de población (en las zonas templadas), otras con una población reducida y algunas que apenas tienen habitantes. Estas últimas son conocidas como vacíos demográficos y suelen encontrarse en los polos, los desiertos, zonas de selva muy densa... Pues bien, hay un desierto gigante que rompe esta norma. No es que esté muy densamente poblado, pero sí es cierto que alberga casi a 40 millones de habitantes. Es un desierto sin ríos, ni lagos y donde apenas llueve. Sin embargo, la ausencia de este líquido preciado, el agua, ha sido sustituido por otro líquido todavía más preciado, al menos en términos económicos: el petróleo. Arabia Saudí es un desierto enorme en el que beben casi 40 millones de personas gracias a una inmensa red de desalinizadoras que funcionan con el petróleo como fuente de energía. Arabia Saudí tiene el mayor yacimiento de petróleo del mundo y está aprovechándolo.

Arabia Saudí, un enorme país (el decimosegundo país más grande del mundo) enclavado en la Península Arábiga, es una tierra que evoca imágenes de vastos desiertos, arenas infinitas y una historia íntimamente ligada al surgimiento de civilizaciones antiguas y la expansión de las grandes rutas comerciales. En este rincón del mundo, el paisaje se define por la majestuosidad de sus vastas extensiones de dunas y su árido silencio, mientras que su clima impone una singularidad que marca la vida cotidiana de sus habitantes y su evolución histórica.

El reino carece de ríos y lagos permanentes, un hecho que subraya la tenacidad de sus habitantes para adaptarse a una naturaleza austera y desafiante. En su lugar, los wadis (lechos secos de ríos que cobran vida solo tras raras lluvias torrenciales) se convierten en testigos del paso efímero del agua, formando oasis esporádicos que desde tiempos inmemoriales han servido de refugio para la vida humana y animal. Estos vestigios de humedad en un entorno tan inhóspito son emblemas de resistencia y simbolizan la lucha entre la naturaleza y la supervivencia.

El clima de Arabia Saudí es un reflejo de su geografía. Con inviernos templados y veranos que se tornan abrasadores, la región soporta temperaturas que en ocasiones superan los 50 grados centígrados en las vastas llanuras del Rub al-Jali. Las lluvias son escasas, apenas un susurro en el ciclo anual, concentrándose en pequeñas áreas montañosas al suroeste y dejando gran parte del país bajo una sequía perpetua. Entonces, la gran pregunta es, ¿de dónde obtienen el agua potable esos 36 millones de habitantes?

Una armada de desalinizadoras

Arabia Saudí tiene una auténtica 'armada' de desalinizadoras que da de beber a sus millones de habitantes. Este país domina por diferencia la cantidad de agua potable y dulce producida por estas máquinas que funcionan, en buena parte, alimentadas por petróleo. Resulta un tanto paradójico que el 'caro' petróleo sea quemado para producir algo tan barato en otras partes del mundo como es el agua potable. Los saudíes pensarán lo contrario, puesto que ellos nadan en petróleo y carecen de agua dulce de forma natural.

Con 32 plantas activas y otras seis en construcción, Arabia Saudí es el mayor productor mundial de agua desalinizada. Procesa 9,7 millones de metros cúbicos de agua diariamente, lo que representa el 22% del agua desalinizada del mundo y abastece a más de 36 millones de personas.

La región contiene algunas de las naciones más áridas del planeta, con 13 países por debajo del umbral absoluto de escasez de agua. El rápido crecimiento demográfico, la industrialización y la urbanización han exigido aún más los limitados recursos de agua dulce de la región. Como resultado, los Estados del Golfo han invertido mucho en sistemas de desalinización de agua, aprovechando las extensas costas a lo largo del Golfo Pérsico y el Mar Rojo, junto con fuentes subterráneas de agua salobre, para respaldar operaciones de desalinización a gran escala.

Grandes cantidades de petróleo

La desalinización del agua en Arabia Saudí requiere cantidades ingentes de energía. Actualmente, el 25% de la producción nacional de petróleo y gas se destina a plantas de cogeneración de energía y desalinización (CPDPs, por sus siglas en inglés) para generar electricidad y producir agua potable. Se estima que, para 2030, una mayor parte del petróleo y gas del país se empleará exclusivamente para satisfacer la creciente demanda de agua, reflejo de las presiones sobre los recursos naturales del reino.

La parte positiva es que Arabia Saudí es el país con las segundas mayores reservas de petróleo del mundo, con 268.000 millones de barriles. El reino produce en la actualidad unos 9 millones de barriles diarios, aunque tiene capacidad hasta para producir 13 millones. De modo que su margen para producir agua potable con petróleo es muy amplio. No obstante, Riad está invirtiendo en alternativas para producir esta agua dulce sin gastar tanto petróleo.

Una apuesta importante es la de desalinización solar. Arabia Saudí está trabajando para construir desalinizadoras que trabajan con energía solar. Abengoa ha inaugurado, junto con su socio la italiana Fisia Italiampianti, una planta desalinizadora de ósmosis inversa en el complejo Shuaibah, en Arabia Saudí, ha informado este miércoles la compañía española. Esta desaladora es la más grande que ha construido Abengoa hasta la fecha, con una capacidad de 250.000 metros cúbicos al día, y ya ha producido más de 20 millones de metros cúbicos de agua desalada desde que completaron con éxito las pruebas requeridas por el proyecto.

Planta de tratamiento de agua por ósmosis inversa en Arabia Saudí. Foto de iStock.

Estas plantas purifican el agua mediante un proceso físico-químico que utiliza membranas semipermeables. Este método permite separar las moléculas de agua de las impurezas y solutos presentes, incluyendo sales, minerales y contaminantes orgánicos o químicos. Es una tecnología ampliamente utilizada para desalinizar agua de mar o tratar agua de fuentes contaminadas, convirtiéndola en agua apta para consumo humano o uso industrial. El corazón del sistema de ósmosis inversa son las membranas semipermeables, que permiten el paso de las moléculas de agua mientras bloquean las partículas más grandes, como iones de sal, bacterias y compuestos no deseados. Para que este proceso sea efectivo, se aplica presión al agua bruta (superior a la presión osmótica natural del líquido), obligándola a atravesar las membranas y dejando atrás los contaminantes en una solución concentrada que se desecha.

Abengoa y Fisia Italiampianti se han encargado de la ingeniería, suministro y construcción del proyecto, en el que Saudi Water Partnership Company (SWPC) es el contratista y pagador del proyecto, mientras que ACWA Power es el propietario y operador del mismo.

Otra bastante curiosa y utilizada es la desalinización flotante. Desde el año 2008, barcazas de desalinización han operado a lo largo de la costa del Mar Rojo para satisfacer la elevada demanda estacional de agua potable. En 2010, se lanzó en Yanbu la mayor planta de desalinización flotante del mundo, con una capacidad de producción de 25.000 m³ diarios (equivalente a 9 millones de m³ al año). Este sistema es capaz de abastecer de agua potable a una ciudad de más de 100.000 habitantes, destacándose como una solución innovadora para regiones con acceso limitado a infraestructuras terrestres.

Arabia también aprovecha por los recursos que tiene de forma natural como son el agua superficial y los acuíferos aluviales. Aunque Arabia Saudí no tiene ríos ni lagos, las escasas lluvias se aprovecha. El país cuenta con once acuíferos aluviales renovables, cuya recarga media anual combinada asciende a cerca de 1.000 millones de metros cúbicos. Según el Instituto de Recursos Mundiales, los recursos renovables de agua subterránea y superficial están interrelacionados, ya que toda el agua subterránea renovable proviene de la recarga de los wadis (ríos estacionales). Por ello, el total de recursos hídricos renovables se calcula en aproximadamente 2.000 millones de metros cúbicos al año. Estos recursos, tanto superficiales como subterráneos, se concentran principalmente en el oeste y suroeste del país, donde las precipitaciones son más abundantes.

La combinación de estos enfoques innovadores y el manejo estratégico de recursos renovables subraya el compromiso de Arabia Saudí por asegurar un suministro sostenible de agua en uno de los entornos más áridos del mundo.

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