
España está diez puntos por debajo de la media del conjunto de países de Europa en cuanto a desgravación fiscal por inversión empresarial. La Hacienda española permitía en 2023 deducciones de hasta el 63,6% de los costes de capital, mientras que el equivalente de los países del Viejo Continente se sitúa en torno al 74%. Estas desgravaciones incluyen aquellos gastos en mantenimiento de inmuebles, maquinaria o amortizaciones de intangibles.
Según los datos publicados por Tax Foundation, el think tank más prestigioso especializado en política fiscal, este porcentaje de bonificaciones sitúa a nuestro país en el puesto número 30 del mundo, según el ranking global elaborado por el organismo, lo que significa un ascenso de cuatro lugares con respecto al año anterior, ya que las desgravaciones aumentaron en tres décimas con respecto a 2022.
De media, en el Viejo Continente, la inversión en maquinaria e intangibles son las que gozan de mayores ventajas ante las haciendas de los países, un 86,9% y un 82,6%, respectivamente. En el caso de España, sucede un patrón similar aunque por debajo de esa ponderación. En concreto, una empresa que quiera recuperar la inversión maquinaria se podrá desgravar en su ejercicio fiscal el 77,9% de dicho desembolso, mientras que la inversión en intangibles el beneficio fiscal está en el 73,8%.
Para rematar, la inversión en edificios está en una media del 52,1% de media en los países de nuestro entorno, mientras que el fisco español permite solamente una desgravación fiscal por inversión en inmuebles del 39,1%.
Pero por países, las desgravaciones fiscales en materia de inversión empresarial son bastante dispares. Los datos de Tax Foundation reflejan que las repúblicas bálticas son las que tienen un sistema fiscal más generoso con las empresas que deciden invertir en estos conceptos. Estonia y Letonia se alzancon beneficios fiscales del 100% y Lituania, con bonificaciones del 90%, también ofrece un buen marco de bonificaciones de capital.
Pero, si se tienen como referencia las grandes economías de la Eurozona, Alemania se sitúa solamente a un puesto por encima de España. El fisco federal germano ofrece beneficios por inversión de capital del 66,6% de media. En cambio, Francia e Italia escalan todavía más alto en el ranking. Los galos se sitúan en el décimo puesto, con devoluciones de inversión empresarial del 74,2% de media, mientras que el país transalpino bonifica dichos conceptos al 76,3% de media, lo que los coloca en el séptimo puesto de la lista global.
Desde Tax Foundation aseguran en el informe que las desgravaciones de capital "desempeñan un papel importante en la rentabilidad corporativa de un país". Por tanto, la base imponible que impongan los sistemas fiscales "puede afectar a las decisiones de inversión, con consecuencias económicas de gran alcance".
En este sentido, desde el think tank explican que países como Finlandia, Alemania y Reino Unido "reconocen la importancia de las desgravaciones fiscales para apoyar la inversión empresarial y decidieron prolongar, renovar o modificar las políticas que estaban por expirar".
En Alemania, los plazos de amortización acelerada de las máquinas vigentes para los años 2020-2022 expiraron a finales de 2022. Sin embargo, fueron renovados parcialmente en 2024 y el gobierno federal tiene previsto ampliarlos y extenderlos hasta 2028.
En el caso del Reino Unido, implementó una desgravación completa del gasto de maquinaria y equipos en abril de 2023, junto con otra serie de deducciones. Originalmente programada para expirar el 31 de marzo de 2026, la Declaración de Otoño de 2023 hizo que la deducción total y la deducción del 50% fuesen permanentes en el sistema tributario. La llegada de los laboristas al poder también supone una importante reforma fiscal que cubra el agujero de 25.000 millones de euros que, aseguran, les dejó la administración conservadora de Risi Sunak.
Aun así, los recientes cambios políticos y económicos están marcando un cambio de tendencia en las políticas fiscales de los distintos países del entorno debido al exceso de déficit.
Francia o Italia, por ejemplo, están dentro del programa de déficit excesivo impuesto por Bruselas. La situación especialmente sensible en el caso del París, ya que se espera que cierren el año con un déficit del 5,1% del PIB. Actualmente, el país vecino está bajo los mandos de un gobierno provisional que mantiene inmóvil al país tras las elecciones legislativas del pasado 7 de julio. El bloque progresista consiguió la mayoría, pero no la suficiente para conformar un gobierno.
El próximo responsable de finanzas de Francia se tendrá que enfrentar a la difícil tarea de subir impuestos o recortar drásticamente el gasto social, en medio de un auge de la Ultraderecha, aupada debido al descontento social del país.
La vicepresidenta del Consejo de Análisis Económico, un organismo independiente que está ligado al primer ministro, Camille Landais, aseguró en una entrevista en el diario económico galo Les Echos que "rechazar cualquier aumento de impuestos, dada nuestra situación presupuestaria, es absurdo". En concreto, explicó que la consolidación del déficit fiscal no puede lograrse únicamente aumentando los ingresos de las empresas y las personas. "No veo cómo se puede defender esta consolidación presupuestaria sin que todos contribuyan, especialmente los más ricos", sentenció la experta. Está claro que Francia va a tener que hacer un ajuste fiscal potente, entre el que entra las desgravaciones a las empresas, a pesar de que Emmanuel Macron va a querer evitarlo a toda costa, las cuentas no le salen a Bercy (Así se conoce al ministerio de Economía y Finanzas de Francia).