
Los precios al consumidor de China se incrementaron un poco más de lo esperado en junio, marcando el sexto mes consecutivo de expansión. En concreto, según los datos oficiales publicados por la Oficina Nacional de Estadística (ONE) este viernes, el IPC se expandió un 0,5% interanual, marcando su máximo de cinco meses. La inflación subyacente, que excluye los precios de los alimentos y la energía por su volatilidad, cerró el mes en el 0,4%.
Este dato podría parecer que la denostada demanda interna del país, uno de los grandes problemas que lastran el crecimiento de la segunda economía del mundo, podría estar recuperándose, pero nada más allá de eso. Gran parte del aumento se debió a que los precios de los alimentos terminaron con la deflación y se situaron en un terreno completamente plano del 0% interanual, ya que con respecto al mes de junio, la expansión fue del 1,2%.
En meses anteriores, el IPC de la cesta de la compra se mantenía en territorio negativo, lo que supuso un gran lastre para la inflación durante el año pasado. En julio, todavía había varios productos alimenticios como frutas (-4,2%), lácteos (-1,9%), carne de vacuno (-12,9%) y cordero (-6,3%) que experimentaban un crecimiento interanual negativo, pero un aumento en los precios de la carne de cerdo (20,4%) y las verduras (3,3%) impulsó los precios generales al alza.
Los datos del ONE también muestran que los precios de fábrica siguen con su racha de deflación, que inició a finales de 2022. El índice de precios al productor cayó un 0,8% con respecto al año anterior, en la misma línea que con la caída de junio.
"Las condiciones climáticas desfavorables y la baja base de los precios de la carne de cerdo del año pasado, en lugar de una creciente demanda interna, fueron los principales impulsores", dijo Serena Zhou, economista senior para China en Mizuho Securities Asia en declaraciones recogidas por Bloomberg.
China ahora tiene por delante el objetivo de reavivar la demanda interna, ya que las exportaciones -el principal sostén de su crecimiento económico- crecieron menos de lo esperado durante el mes de julio, lo que indica que la demanda se está enfriando de manera global. Esto hace que el objetivo de crecimiento del 5% para este año fijado por Pekín penda de un hilo.
El economista jefe de Gran China de ING, Song Lynn. El experto reitera que ahora mismo se están dando las condiciones necesarias para que la inflación tienda a subir un poco más en los próximos meses, "pero esto no debería impedir una mayor relajación monetaria", advirtió. Igual que Zhou, el experto cree que habrá, al menos, un recorte de tipos más este año, "con la posibilidad de que haya más si se aceleran los recortes de tipos a nivel mundial".
En este sentido, el economista de Bloomberg, Eric Zhou, reiteró en un comentario que, a pesar del repunte, el IPC de China en julio "se mantuvo bajo", lo que demuestra que los responsables políticos aún tiene mucho trabajo por hacer para ayudar a la economía a eliminar el riesgo de deflación". El experto ve necesario que el Banco Popular de China (PBOC, por sus siglas en inglés) recorte las tasas "otros 10 puntos básicos antes de 2024, y los riesgos apuntan a más recortes", advirtió.
En líneas generales, los expertos están pidiendo más estímulos a la economía por parte de Pekín para poder poner coto a la debilidad de la demanda interna.
Por el momento, el Politburó (máximo órgano de toma de decisiones del Partido Comunista de China) concluyó en su último Tercer Pleno que iban a tomar medidas para aupar el gasto de los consumidores a través de un plan de 20 pasaos. El objetivo final es crear incentivos para un mayor gasto en los servicios, aunque se quedaron bastante cortos con los incentivos financieros para estimular la demanda interna.
Las acciones más recientes del PBOC hacen entender que las medidas ya se están empezando a tomar. La entidad dio la sorpresa a finales de julio al recortar el tipo de interés clave del 2,5% al 2,3% e inyectar el equivalente a poco más de 23.000 millones de euros en el sistema bancario del país. Esta decisión tomó por sorpresa a los inversores, ya que se produce fuera de los ciclos de revisión de tipos que hace el banco central.
Pero los expertos aseguran que eso debe mantener un equilibrio con las preocupaciones en torno a la estabilidad de la moneda y los márgenes de ganancia cada vez más bajos de las entidades bancarias.
En este sentido, parece que la política fiscal va a tener un papel fundamental en el estímulo de la economía, lastrada por una profunda crisis inmobiliaria, a pesar de que los expertos esperan más relajación monetaria.