
El plan quinquenal aprobado por el Tercer Pleno del Partido Comunista de China (PCCh), una reunión clave para la planificación económica del país, incluye como objetivo prolongar gradualmente la edad de jubilación. También mejorar el apoyo al empleo para graduados universitarios y levantar las restricciones a la seguridad social para los migrantes.
Ya a comienzos del año pasado, el banco de inversión Citic Securities realizaron un informe de investigación en el que aseguraban que este anuncio iba a llegar y, definitivamente, así ha sido. La población china cada vez se envejece más y la natalidad no está aumentando.
El número de personas entre 16 y 59 años se contrae desde el año 2012, y en los últimos años la caída fue todavía más rápida. Mientras, el número de personas en edad de jubilación (60 años en China) aumentó drásticamente, "lo que supondrá un incremento pronunciado del gasto público en los próximos años", aseguran los expertos.
En este sentido, se espera que las personas mayores de 60 años representen alrededor del 30% de la población de China en 2035. La tasa de natalidad del país alcanzó un nuevo mínimo en 2023, y en 2022 la población nacional cayó por primera vez en seis décadas.
Por tanto, según el informe de Citic Securities, al que ha tenido acceso elEconomista.es, aseguraban que el plan iba a arrancar en 2025 unificando la edad de jubilación de las mujeres a los 55 años. Tras eso, el plan contempla que la edad de jubilación masculina se va a ir retrasando cuatro meses cada año y la de las mujeres dos meses. El horizonte de todo esto es llegar a una edad de jubilación unificada de 65 años en 2055.
El máximo órgano de decisión del PPCh lanzó por primera vez la propuesta de incrementar la edad de jubilación "progresivamente" hace más de diez años, pero sin dar detalles. En esta última resolución se nombró por primera vez el principio de "participación voluntaria con la flexibilidad adecuada". Según aseguran desde Caixin, los expertos dicen que esta frase se refiere a establecer una política a través de la cual las personas puedan perder parte de su pensión si se jubilan al alcanzar su edad legal de retiro.
El sistema de jubilación que actualmente está vigente en China tiene 40 años y hace distinción por sexos. La edad de jubilación para los hombres está fijada en 60 años, mientras que la de las mujeres se divide en dos: las que desempeñan tareas de oficina o administración, es decir, las "cuellos blancos", la retirada laboral legal es a los 55 años. Por su parte, las trabajadoras de las fábricas se pueden jubilar a los 50.
La legislación laboral en China establece población activa a aquellas personas que están entre los 15 a los 59 años. En 1980, año en el que entró en vigor la edad de jubilación actual, la esperanza de vida de los hombres estaba en 65 años de media y la de las mujeres en 66 años de edad.
Por aquel entonces, era lógico fijar una edad de jubilación a los 60 años, pero ahora la cosa es bien distinta. La esperanza de vida actual de los chinos ronda los 79 años de media (74 para los hombres y 77 en el caso de las mujeres). Por tanto, los expertos apuntan a que el país "debe alentar a más personas mayores a seguir trabajando" para garantizar una fuerza laboral estable y pagar las pensiones para ese creciente número de ancianos que espera el país asiático.
A esto se suma que la natalidad sigue cayendo a marchas forzadas en el gigante asiático. En 2023, los nacimientos cayeron desde los 9,56 millones en 2022 a los 9,02 millones en 2023. Esta caída se produjo mucho antes de lo que Pekín esperaba. Actualmente, China ya no es el país más poblado del mundo, en 2023 eran 1.425 millones de personas, mientras que en la India eran casi 1.440 millones. La ONU prevé que la población del gigante asiático podría caer por debajo de los 800 millones de habitantes a finales de siglo.
Problemas de natalidad
En 2016, China suprimió su política del hijo único, que llevaba en vigor desde 1970, porque la tasa de natalidad del país estaba cayendo en picado. La cifra de nacimientos por cada mil habitantes pasó de los 6,77 en 2022 a los 6,39 el año pasado. Esto supone un mínimo histórico desde que ascendió el comunismo al poder. Todo ello a pesar de que el Gobierno ahora permite tener hasta tres hijos por pareja. Además, hay que añadir que el alto coste de la vida y la incorporación de la mujer al mercado laboral, lo que provoca una falta tremenda de conciliación familiar, reduce drásticamente el número de nacimientos.
Reforma del empleo y la educación
Según la resolución del Tercer Pleno, desde Pekín han acordado mejorar "el apoyo al empleo" para los graduados universitarios, los trabajadores rurales migrantes y los ex miembros del Ejército Popular de Liberación. Al mismo tiempo, también se comprometieron a apoyar el desarrollo de nuevas formas de empleo.
Además de la falta de natalidad y el envejecimiento de la población, el desempleo juvenil es otro de los grandes problemas estructurales a los que se está enfrentando el país en materia laboral. Es cierto que, según los últimos datos oficiales, China registró su nivel más bajo de desempleo juvenil en junio. Según los datos de la Oficina Nacional de Estadística (ONE), la tasa de paro entre las personas de 16 a 24 años fue en junio del 13,2%, una caída de un punto porcentual con respecto a la de mayo.
Hay que tener en cuenta que Pekín dejó de publicar los datos de paro juvenil el verano pasado después de que en el mes de junio de 2023 la tasa alcanzase el récord del 21,3%. Seis meses después de esto, y tras buscar una nueva fórmula de calcular del paro juvenil, consiguieron borrar de un plumazo la mitad de los parados entre 16 a 24 años, hasta arrojar una tasa del 14,9% en diciembre.
La versión oficial es que ajustaron la forma de calcular las tasas de paro "para llegar a una cifra más precisa", pero los economistas son bastante escépticos al respecto ya que una caída tan importante en el paro juvenil les puede ayudar a "disipar el pesimismo que hay sobre la economía del gigante asiático", aseguraron.
El mercado laboral chino está bajo una enorme presión y los recién graduados son los que se están viendo más afectados, ya que la economía no es capaz de recuperarse de la pandemia y el mercado inmobiliario sigue en cuidados intensivos, lastrando por completo el crecimiento económico.
Además, unos 200 millones de chinos trabajan en entornos laborales menos formales, como repartidores de comida y paquetes. La mayoría de ellos no han firmado contratos laborales con las plataformas para las que trabajan, lo que les dificulta el ejercicio de sus derechos laborales y el acceso a prestaciones sociales como una atención sanitaria asequible.
Ante esto, desde el núcleo del partido ha pedido a las universidades y centros educativos superiores que adapten sus estudios ante las nuevas demandas del mercado laboral basadas en medicina inteligente, desarrollo de dispositivos médicos y la planificación y el diseño rural.