
La recuperación económica de Alemania tras la pandemia tendrá que seguir esperando. Más allá de puntuales avances de alguna décima en las lecturas intertrimestrales de producto interior bruto (PIB), el impulso es mínimo y la tradicional locomotora económica de Europa apenas ha conseguido superar mínimamente los niveles previos a la pandemia. Más allá de los grandes retos estructurales que afronta el país (el envejecimiento de la población, encontrar alternativa al barato gas ruso, una histórica y potente industria en crisis existencial, lenta innovación de infraestructuras o una relación comercial mucho más complicada con China), los expertos esperaban un cierta recuperación cíclica en la segunda mitad del año espoleada, en parte, por las bajadas de los tipos de interés por parte del Banco Central Europeo (BCE). Sin embargo, ese escenario se va complicando con datos como el que ha vuelto a dejar precisamente la industria este jueves.
La seña de identidad de la economía alemana, pese a que el sector servicios es el mayoritario desde hace años, ha vuelto a dejar otra mala noticia. Las empresas industriales recibieron en mayo un 1,6% menos de pedidos que el mes anterior. Incluso si se excluyen los grandes pedidos, cuyo volumen fluctúa mucho y que a menudo se tramitan con un retraso considerable, por lo que son menos significativos para el desarrollo económico en el margen actual, el resultado es una caída del 2,2%. Esto significa que el aumento registrado en abril por este indicador básico -que también se revisó a la baja- no fue todavía el inicio de una tendencia al alza.
Estas débiles cifras de entrada de pedidos siguen a unos indicadores de confianza decepcionantes. El indicador del clima empresarial del prestigioso Instituto Leibniz de Investigación Económica de la Universidad de Múnich (Ifo) cayó ligeramente en mayo y de forma más significativa en junio, y también se produjeron notables retrocesos en los índices de directores de compras en junio. Es posible que estas cifras más débiles no sean más que las fluctuaciones habituales en una tendencia al alza de los indicadores de sentimiento. Sin embargo, para esta interpretación, la próxima ronda de cifras de los indicadores de sentimiento y de entrada de pedidos tendría que volver a ser mejor.
"Junto con el reciente deterioro de las expectativas empresariales en el sector manufacturero, el continuo descenso de los pedidos apunta a un impulso más bien moderado de la industria en los próximos meses", ha declarado el Ministerio de Economía. "Solo es probable que los pedidos se estabilicen cuando el comercio mundial siga recuperándose y la demanda de productos industriales repunte gradualmente".
"Seguimos creyendo que el escenario más probable es que la economía alemana se recupere en el segundo semestre del año. Esto se debe a que el impacto negativo de los precios de la energía y de las subidas de tipos de interés de los bancos centrales se está atenuando gradualmente. Sin embargo, las cifras de la industria de este jueves respaldan nuestra previsión de que esta recuperación aún no ha comenzado en el segundo trimestre -en contra de lo que muchos esperaban- y que será más bien moderada. Y aumenta el riesgo de que el inicio de la recuperación se retrase aún más", escribe en un comentario rápido Ralph Solveen, economista de Commerzbank.
Alemania volvió a registrar un crecimiento positivo en el primer trimestre de 2024 (+0,2 % intertrimestral, como en Francia), ligeramente por debajo de la zona del euro (+0,3 % intertrimestral). No obstante, esta cifra se evalúa de forma diferente si tenemos en cuenta la contracción del PIB del 0,5 % observada en el cuarto trimestre de 2023. Por tanto, el PIB del primer trimestre de 2024 es un 0,3 % inferior al del tercer trimestre de 2023. El PIB se sitúa incluso un 0,1 % por debajo del nivel de actividad del primer trimestre de 2022 (es decir, antes de que comenzara la guerra en Ucrania), lo que pone de relieve el hecho de que Alemania se encuentra entre los países que más han sufrido el aumento de los precios de la energía. Esta caída se debe en gran medida a la industria, cuya producción se mantuvo, de media en el primer trimestre de 2024, casi un 5% por debajo del nivel observado en febrero de 2022.
Solveen (Commerzbank): "Las cifras de la industria respaldan nuestra previsión de que esta recuperación aún no ha comenzado en el segundo trimestre -en contra de lo que muchos esperaban- y que será más bien moderada. Y aumenta el riesgo de que el inicio de la recuperación se retrase aún más"
Si datos como el de pedidos industriales demuestran que la recuperación cíclica se va a hacer de rogar, los retos estructurales ofrecen de todo menos consuelo. "En el corto plazo, se espera que el crecimiento alemán se vea respaldado por la recuperación de la industria, que debería compensar parte de la pérdida de producción asociada al aumento del coste de la energía tras el estallido de la guerra en Ucrania. Como economía abierta, también se espera que Alemania se beneficie del repunte del crecimiento en la eurozona desde principios de 2024. Sin embargo, en el largo plazo, es probable que el potencial de crecimiento alemán siga sufriendo la escasez de mano de obra, el peso de su industria (debilitada por la transición a una economía baja en carbono) y también las consecuencias de una inversión insuficiente en un contexto de aumento de nuevos competidores", señala Stéphane Colliac, economista del servicio de estudios de BNP Paribas.
Dentro de este marco, el consumidor alemán no acaba de encontrar la confianza, ni aunque se celebre una Eurocopa de fútbol en la puerta de su casa. Lo que probablemente será el mayor aumento de los salarios reales en casi una década podría, en efecto, dar lugar a un repunte del consumo privado en Alemania. Sin embargo, alertaba, con unos precios aún elevados, la incertidumbre geopolítica, pero también política interna, así como el cambio gradual del mercado laboral, es muy probable que los consumidores alemanes opten más bien por el ahorro preventivo, alertaba hace poco Carsten Brzeski, economista de ING, en una nota para clientes.
Los habituales oráculos del sentimiento económico alemán frenaban la euforia con el torneo de fútbol recientemente. La Eurocopa impulsará la economía un 0,1% en el segundo trimestre, según el célebre instituto Ifo. "Sin embargo, el efecto sólo será efímero, lo que significa que las exportaciones de servicios debidas a los turistas que regresan a casa tras el final de la Eurocopa probablemente volverán a caer en el tercer trimestre y, en conjunto, se mantendrán igual", se mostraba cauto Gerome Wolf, investigador del Ifo, en un informe.
Los grandes acontecimientos deportivos suelen "tener un impacto bastante menor, con la excepción del turismo", argumenta el Ifo, estableciendo comparaciones con la Copa del Mundo de 2006, celebrada también en Alemania. Aunque los consumidores nacionales impulsan brevemente los desembolsos en hostelería y alimentación, reducen otros gastos, por lo que el consumo privado en su conjunto "probablemente no se verá afectado", defienden también.
Tibias expectativas cuando la economía alemana necesita un fuerte rayo de sol que aparte los nubarrones. El último informe de perspectivas económicas del Fondo Monetario Internacional (FMI), publicado en abril, recoge una proyección de crecimiento para Alemania del 0,2% para 2024 y del 1,3% para 2025 tras el -0,3% del año pasado. La cifra para este año palidece ante el 1,9% de España, el 1,7% de EEUU e incluso el 0,7% de Francia e Italia.