
La guerra de Ucrania ha dejado un reguero de devastación económica. Los dos contendientes han visto su crecimiento comprometido, mientras que la UE se ha visto totalmente impactada en su mercado energético y con una 'escalada' de sanciones. Según el Banco Mundial, solo por las disrupciones en el comercio que ha provocado el conflicto, y sin tener en cuenta otros factores, este evento ha restado al PIB mundial un 0,7%. Sin embargo, ha habido un ganador con mayúsculas de este enfrentamiento: Georgia lleva ya más de dos años en un auténtico festival económico.
La pequeña república del Cáucaso se ha encontrado con un crecimiento del PIB del 10% en 2022 y del 7,5% en 2023. Las estimaciones del Fondo Monetario Internacional apuntaban a un crecimiento del 5,7% para este 2024 en su último informe. Sin embargo, más que políticas que se hayan puesto en marcha desde Tiflis, la guerra es la que ha cambiado por completo su realidad. En primer lugar, un auténtico tsunami de ciudadanos rusos se han marchado de su país rumbo a Georgia. Según el ministerio del Interior, cerca de 1,45 millones de rusos cruzaron la frontera en 2022, con 110.000 quedándose a residir allí. Para una nación de 3,72 millones de habitantes, este 'boom' demográfico supone un verdadero espaldarazo económico. Y no solo fueron los inmigrantes y empresarios rusos, los ucranianos y los bielorrusos también han emprendido una marcha constante.
Esta afluencia no ha venido sola, sino de la mano de una llegada paralela de ingresos e inversión. No en vano, las empresas formadas por capital ruso ya ascienden a 30.000, creándose cerca de 16.000 en 2022 y otras 13.000 en 2023, según datos de Forbes Rusia. Otros países limítrofes con la nación liderada por Vladimir Putin también vieron dispararse las llegadas de inmigración y dinero rusos, como el caso de Kazajistán. Sin embargo, la facilidad legal para abrir nuevas sociedades y las oportunidades que ofrecía Georgia, un país cercano a la UE (incluso negociando su integración) lo han convertido en la 'Meca' para el éxodo ruso.
Y mientras Moscú impulsa su economía por esta vía, Bruselas ha hecho lo propio a través de potentes programas de inversión. El estatus de Georgia como candidato a entrar en la Unión Europea le ha permitido el acceso a todo tipo de fondos y un entorno muy favorable para que la inversión extranjera. Solo en 2022 la inversión extranjera directa de la UE escaló hasta los 809 millones mientras el Plan Económico de Inversiones (PEI) le garantizó 1.700 millones de euros en subvenciones.
Es de este segundo frente donde el 'boom' económico del gran ganador de la guerra de Ucrania puede tornarse en crisis. Al tiempo que la llegada de población e inversión rusa se enfría, Georgia y la UE han comenzado una escalada de tensiones por su ley sobre 'agentes extranjeros'. Una medida polémica que ha llevado a diversos países de la UE a pedir sanciones al estilo ruso. Solo la posibilidad ha llevado a su divisa a una potente caída y posterior intervención de su banco central. Los expertos temen que si la escalada sigue avanzando el país puede acercarse a una situación muy complicada, perdiendo buena parte de lo ganado y viendo como se enciende la gran amenaza que parecía derrotada: la inflación.
La ley de la discordia
El parlamento de Georgia aprobó el pasado miércoles una ley conocida como "legislación para los agentes extranjeros". Esta normativa, que ha recibido luz verde con una abrumadora mayoría de 84 votos frente a 30 en contra, ha llevado a grandes manifestaciones en el país al considerarse una "ley rusa" que está siendo promovida desde Moscú.
Exactamente, esta nueva normativa obliga a cualquier organización con más del 20% de su financiación procedente del extranjero a registrarse como "organismo que defiende los intereses de potencias foráneas". Este estatus obliga a una supervisión especial por parte del ministerio de Justicia, además de compartir información confidencial y presentarse a otros mecanismo de control financiero. Las protestas en el propio país explican que esto supone un mecanismo igual al que aprobó Rusia en 2012 y que luego habría servido para controlar medios de comunicación y otro tipo de organizaciones.

Tras conocerse su publicación Francia y Alemania emitieron una declaración conjunta en un comunicado afirmando que "estamos profundamente preocupados por la decisión de Georgia". Desde la propia Comisión Europea afirmaron que esta medida era "incompatible con la integración en la UE" y a pesar de que no cerraron la puerta a su adhesión, señalaron que la ralentizará y que sería un obstáculo muy importante.
Esta 'preocupación' ha ido más allá con un frente común, según Financial Times, formado por Estonia, Países Bajos, República Checa y Suecia, que pedirán duras sanciones. Algunas de estas medidas serían revocar el libre tránsito de personas entre la UE y Georgia, sanciones selectivas y congelación de los fondos que estén en la UE. Estos países creen que es importante evitar que la nación caucásica se mueva hacia la órbita de Rusia.
Esta maniobra ha enfrentado precisamente a la presidenta de la república, Salome Zourabichvili, con el primer ministro, Irakli Kobakhidze. Esta ha dicho que vetará la ley para impedir su aplicación dadas sus similitudes con la 'ley rusa'. Sin embargo, su decisión solo postergará la decisión y obligará a una nueva votación en el parlamento.
Bruselas podría cambiarlo todo
En cualquier caso, esta situación ha hecho crecer los temores de los expertos de que la bonanza georgiana acabe de golpe y ha recordado los grandes peligros que acosan a la república, a pesar de que hasta ahora todo hayan sido buenas noticias. En el último informe de Fitch, a cuenta de la potente caída de su divisa, amenazaba con una posible rebaja en su nota debido al caos político interno y externo. "Aunque es poco probable que las protestas en si mismas tengan impacto material a corto plazo, vemos implicaciones en su perfil crediticio", sentenciaba la agencia.
Fitch se mantenía positivo alegando que siguen creyendo que "la gran afluencia de inmigrantes rusos bielorrusos y ucranianas ha generado un fuerte crecimiento" algo que "esperamos que continúe en 2024 y 2025, con un 5,2% de crecimiento promedio y una derrota de la inflación". Es en este último punto donde Fitch ve un gran problema. La inflación ha sido el gran 'ogro' de la economía georgiana y la fortaleza de su moneda ha sido el gran escudo que ha permitido derrotarla, mantener el crecimiento y reducir su deuda.
"La mayoría de la deuda está denominada en moneda extranjera", señalaba Fitch. Este habría sido un factor clave porque "la gran afluencia de inmigrantes generó una fuerte revalorización del lari", permitiendo así que su pasivo se redujese de forma ostensible. Desde mínimos de 2021 la moneda se ha disparado un 40% frente al euro. Esto ha permitido que su deuda sobre el PIB pase del 63% a un 39% en tiempo récord. Un círculo virtuoso clave en todas las proyecciones económicas.
"Georgia se encuentra en una posición muy precaria", explicaba Alessio Chiesa, economista de mercados emergentes de Wood & Co, en declaraciones a Bloomberg. "Operan un amplio déficit en cuenta corriente y dependen en gran medida de Occidente para obtener capital, pero a los inversores les preocupa que con el proyecto de ley el nuevo Primer Ministro está indicando su intención de posicionar al país más cerca de Rusia". Este capital europeo en el país asiático es clave para mantener fuerte su divisa.
Todas las previsiones de las agencias de basan en que el lari aguante fuerte. "La debilidad de la moneda supondría el fin de la trayectoria de la deuda", sentenciaba Fitch. La agencia, en ese sentido, se mostraba preocupada porque "el Banco Nacional de Georgia ha tenido que intervenir su divisa tras un potente debilitamiento tras la aprobación de la ley". En un solo día esta llegó a desplomarse un 6% frente al euro. Una tendencia que puede continuar si la UE decide emprender la vía más dura frente a Tiflis.
El último informe del Banco de Desarrollo de Asia (ADB, por sus siglas en inglés) mostraba también una actualización muy favorable de sus previsiones sobre Georgia, afirmando que "la inflación está reduciendo y su crecimiento muestra que su economía ha superado todos los obstáculos". Sin embargo señalaban claramente todo depende de "que se mantenga un lari georgiano relativamente estable", algo que consideraban un factor fundamental para justificar "una deuda baja y crecimiento sostenido".
"Podemos olvidarnos de nuevas inversiones Occidentales (si continúa la escalada)"
A diferencia de otras regiones, Georgia logró atar su inflación a finales de 2024 gracias a precisamente a este factor y la acción de su banco central, subiendo los tipos de interés. Su banco central los subió al 11% en abril de 2022 y los mantuvo allí hasta mayo de 2023. Entonces comenzó una continua bajada hasta situar el 'precio del dinero' en el 8% actual. La inflación, que llegó a rozar el 14% en 2022, bajó por debajo de 3% en abril del año pasado para seguir hundiéndose muy por debajo del objetivo del 2%. En 2024 está repuntando ligeramente hasta el 1,5%.
Esta situación privilegiada, en un mundo donde las principales economía siguen luchando por reducir su IPC, está en peligro. Su exbanquero central Giorgi Kadagidze, explicaba en una reciente entrevista la CNBC que las expectativas son complicadas porque, mientras el 'boom ruso' puede estabilizarse "podemos olvidarnos de nuevas inversiones Occidentales" y los existentes "también se alejarán".