
Las empresas de trabajo temporal se consideran el sinónimo de precariedad por excelencia en España, debido a su modelo de negocio: contratar a trabajadores para cederlos a otras para cubrir necesidades eventuales de mano de obra. Una situación en la que se encontraron 702.623 personas el pasado año, según los datos del Ministerio de Trabajo. Pero los "contratos de puesta a disposición" de terceros ascendieron a 3,6 millones, lo que equivale a una media 5,1 por cada asalariado por una ETT. Esta volatilidad repercute en su capacidad de crear empleo neto: para sumar a un solo afiliado a la Seguridad Social deben contratar a 3,6 trabajadores.
¿Cómo ha evolucionado esta rotación tras una reforma laboral que, por un lado, ha restringido la contratación temporal, pero por otro ha permitido que las ETTs hagan contratos fijos discontinuos? Los datos de empleo generado y gestionado por estas compañías son especialmente complejos.
Hay que tener en cuenta tres variables: los trabajadores contratados por ellas, las cesiones a otras empresas y el número de "contratos de puesta a disposición" o CPD. Una métrica que se refiere a "cada uno de los llamamientos para realizar un trabajo durante un periodo determinado entre la empresa usuaria y el trabajador cedido por la ETT".Es decir, las veces consecutivas o no, en las que un trabajador es 'renovado' en un mismo puesto.
En 2023 se produjeron 2.152.684 cesiones de trabajadores, lo que implica 3,1 por cada uno de los contratados inicialmente por una ETT. Pero dichas cesiones se tradujeron a su vez en 3.611.672 millones de CPDs, lo que arroja una ratio media de 1,7. Es decir, que la mayoría de los empleados cedidos 'renovaron' o volvieron a ser llamados por la misma empresa cliente de la ETT al menos una vez. Expresado de otra forma, cada trabajador en nómina de una ETT es cedido al menos tres veces, pero encadena cinco contratos con la misma u otras empresas. la ratio antes de la reforma era de 5,3.
Volatilidad pese a la reforma laboral
Una de las sorpresas al analizar la serie histórica es que, en 2022, primer año en vigor de la nueva ley, se batió el máximo de trabajadores contratados por ETTs, con 807.704 personas, según los registros de Trabajo. Algo que puede explicarse por varios factores: el rebote de la actividad tras la pandemia, los cambios en la contratación temporal que llevaron a muchas empresas a externalizar sus empleos eventuales, y el auge de la contratación de fijos discontinuos para puesta a disposición.
En 2023 la cifra se desplomó un 13%, hasta los 702.623, lo que apunta a un claro ajuste, si bien sigue muy lejos de los mínimos de la serie histórica (que arranca en 2009). Por su parte, las cesiones de trabajadores y los contratos de puesta a disposición (sobre todo los segundos), han registrado una caída más lineal tras la reforma, aunque siguen muy por debajo de sus mínimos históricos.
Esta evolución indica que la reforma laboral habría frenado en seco la tendencia seguida por las ETTs desde la crisis financiera hasta la pandemia, pero no está tan claro que la haya revertido. Los datos en los dos primeros meses de 2024 apuntan a un repunte intenso: los trabajadores contratados por ETT crecen un 5,5% y los CPD un 15,5% respecto al mismo periodo de 2023). Pero se trata de un horizonte temporal demasiado estrecho para extrapolarlo al conjunto del año.
Lo que sí está claro es que la capacidad de crear empleo 'real' de las ETTs sigue siendo muy limitada. Los datos de Trabajo revelan que la media anual de afiliados contratados por las ETT para ponerlas a disposición fue de 192.340, una cifra muy inferior a la de los 702.623 contratos que registraba el SEPE.
La discrepancia entre ambas métricas se puede interpretar como un indicador de volatilidad del empleo. En este caso, arroja que las ETTs contrataron a 3,6 trabajadores para general un empleo neto. Una ratio que queda por debajo del 3,85 registrado en 2019, pero sigue superando los niveles de 2016 y 2017.
Y aquí entramos en el terreno de las incógnitas. Porque, aunque las ratios de trabajadores cedidos y contratos de puesta y disposición sobre trabajadores contratados también recogen una mejoría tras la reforma laboral, se antoja insuficiente. ¿La razón? Que la norma permite por primera vez a las empresas de trabajo temporal hacer contratos indefinidos, aunque sean fijos discontinuos.
Como se sabe, estos trabajadores se dan de baja a la Seguridad Social cuando sus servicios no son requeridos y hasta que la empresa los vuelva llamar. Esto lleva a que sean indefinidos pero mucho más volátiles que los ordinarios. Pero las ETTs afirman que sus trabajadores fijos discontinuos encadenan muchos más periodos de actividad que los sectores sectores, ya que pueden empelarse en varias empresas.
Sin embargo, pese a que los fijos discontinuos suponen en 2023 el 40% de los contratos de puesta a disposición, no se nota una mayor creación de empleo neto ni que las ratios de trabajadores contratados y cedidos mejores sustancialmente. Aunque la falta de datos impide profundizar en este extremo, lo mínimo que se puede decir es que el 'permiso' para hacer fjjos discontinuos en las ETTs no han servido para amortiguar sustancialmente la rotación de sus empleos.
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