Economía

La crisis de demanda interna en China pone en tensión el comercio mundial

  • Aumentan la posibilidad de que se deshagan del excendente exportándolo
  • La presión por la deflación sostenida aumenta ante otra caída del IPC en diciembre
  • Las exportaciones cayeron un 4,6% en 2023, la primera contracción anual desde 2016
Carguero de coches chino.
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La demanda interna y externa está trayendo de cabeza a las autoridades chinas. Las exportaciones registraron una caída del 4,6% en 2023 (3,38 billones de dólares), lo que supuso la primera contracción anual desde 2016 de uno de los buques insignia de la economía del gigante asiático. Hay que recordar que el comercio exterior supuso el 37% del PIB en 2022, según los datos del Banco Mundial. Por otro lado, la inflación cayó en diciembre un 0,3%, cerrando el año en un promedio del 0,2%, según la Oficina Nacional de Estadístca.

El país está atravesando por una dicotomía cruzada en la que la demanda interna y externa están en horas bajas y eso puede generar muchas tensiones a nivel comercial, ya que pueden intentar deshacerse del excedente exportándolo con precios muy competitivos.

El comercio chino venía de un tiempo en el que la gente de Europa y Estados Unidos compró mucho durante el confinamiento y, poco después, con el ahorro generado ante la falta de ocio, Occidente siguió comprando hasta el punto de que se llegó a generar un cuello de botella comercial en 2021con un aluvión de compras que no se pudo abastecer. Pero ahora, con la subida de tipos de interés y la fuerte inflación, todo ese consumo se moderó considerablemente y parece que la cosa está volviendo un poco a la normalidad.

Por su parte, en China, la salida de la pandemia fue mucho más tardía. La demanda interna en el país se vio afectada por la política Covid Cero, que se mantuvo activa hasta diciembre de 2022. Una vez abrió todo, las autoridades chinas pensaban que esa demanda interna iba a explotar, debido al ahorro acumulado, pero no fue así. Tras este fracaso del repunte de la actividad y el consumo después del Covid, las autoridades económicas del país estuvieron luchando durante meses para que esto remontase, pero los consumidores no están respondiendo.

La enorme crisis que está atravesando el mercado inmobiliario, sumado a un importante crecimiento del paro juvenil, del cual ya no se publican datos, está asustando a los ahorradores chinos, que se están volviendo todavía más cautos y se piensan mejor las cosas antes de comprar.

El economista David Qu dijo en un comentario en Bloomberg Economics que la "nula inflación" y las mayores cáidas de los precios al productor "sugieren que el repunte de China tras la crisis haya perdido más fuerza". Al mismo tiempo, reiteró que la pérdida de impulso en los precios "es un signo de debilidad de la demanda que enturbia las perspectivas de crecimiento" y, por tanto, apunta a más estímulos por parte del Banco Popular de China.

En su momento, la deflación en China fue bien recibida por el mercado occidental en su momento. Todo lo que sea reducir el coste de los bienes importados de las fábricas del mundo es buena noticia, ya que ayudó a moderar la inflación tanto en Europa como en Estados Unidos. Pero esto puede estar ahora avivando las tensiones comerciales.

El estratega jefe para China del Australia and New Zeland Banking Group, Xing Zhaopeng, aseguró que china se enfrenta ahora "a un exceso de oferta" y advirtió que eso podría intensificar "el bucle de deflación-recesión". Por su parte, según el economista de mercados emergentes de Absolute Strategy Reseach, Adam Wolfe, la deflación persistente o una inflación muy baja en China "podrían contribuir a un mayor superávit comercial" y eso generar "más fricciones con el resto del mundo", aseguró el experto en declaraciones al Wall Street Journal.

El coche eléctrico a Europa, el mejor ejemplo

¿Qué está haciendo China para solucionar esto? Deshacerse del excedente que los chinos no consumen exportando hacia el extranjero. Si se aíslan los datos del comercio exterior, el mes de diciembre se comportó mucho mejor que el cómputo global del año. Las exportaciones aumentaron un 2,3%, mientras que la las importaciones se expandieron un 0,2%, dejando un superávit de 75.000 millones de dólares.

No se puede olvidar lo sucedido este otoño, cuando la Unión Europea acusaba a China de llenar el parque móvil del Viejo Continente de vehículos eléctricos de bajo coste.

Recientemente, la Asociación China de Vehículos de Pasajeros (CPCA), aseguró que China se convirtió en el principal exportador de automóviles por primera vez den 2023 "destronando a Japón". En concreto, la patronal china cifra que las exportaciones de coches aumentaron un 62% hasta un récord de 3,83 millones de vehículos, mientras que los datos de aduanas japonés mostraba unas exportaciones de automóviles de 3,5 millones hasta noviembre, excluyendo vehículos de segunda mano.

Ante este panorama la Unión Europea decidió lanzar una investigación contra el gigante asiático y las subvenciones a los vehículos eléctricos, poniendo el foco en la "competencia desleal de Pekín en el sector de las tecnologías limpias".

Ante esto, el Embajador Extraordinario y Plenipotenciario de China en España, Yao Jing, aseguró en un desayuno informativo este viernes que el vehículo eléctrico en China "ha sido muy aceptado" y que las subrenciones se dieron "hace diez años". Reiteró que en la actualidad "no hay subsidios a los vehículos eléctricos".

Estimulos al consumo por parte del Gobierno

Por el momento, las autoridades chinas lo único que han anunciado son un incremento del gasto fiscal este año. No han apuntado a una cifra concreta, pero los expertos recalcan que está en torno a un déficit fiscal del 3,5% del PIB.

El economista jefe de Jones Lang Lasalle, Bruce Pang, aseguró que es "muy poco probable" que el Gobierno introduzca políticas macroeconómicas "extraordinariamente fuertes", aseguró. Según recoge Bloomerg, el primer ministro Li Qiang aseguró a algunos economistas chinos sobre posibles ayudas, pero recalcó que serán "políticas específicas, integrales y bien coordinadas", lo que refuerza la teoría de que el impulso no será algo masivo.

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