
China quiere, por todos los medios, apuntalar su economía de cara a este nuevo año que entra y afianzar la demanda. Para ello, el ministro de Finanzas del país, Lan Foan, aseguró en una entrevista en el Diario del Pueblo que este año elevarán el gasto fiscal tras un año marcado por la incertidumbre en la recuperación económica del gigante asiático tras los años de la política de 'covid cero'.
El recién nombrado responsable de Finanzas (desde octubre) aseguró que en este año fiscal que entra se va a establecer un objetivo de déficit y se transferirán fondos para garantizar que el gasto fiscal aumente y "desempeñe un papel más destacado a la hora de estimular la demanda nacional".
El mandatario no quiso hablar de cifras concretas, pero lo que sí explicó es que el Gobierno va a combinar los bonos especiales, bonos nacionales y otras herramientas de política fiscal como los incentivos y los subsidios para expandir de manera moderada ese gasto fiscal. "Nos aseguraremos que el gasto fiscal aumenta para desempeñar un mayor papel en la estimulación de la demanda interna", dijo Lan.
Este anuncio se produce tras una reunión política, liderada por Xi Jinping. Un encuentro clave que se celebró en diciembre en el que los máximos dirigentes chinos prometieron "dar más peso al desarrollo" ya que parecen estar "cada vez más impacientes" con el estancamiento de la economía del país y el crecimiento tan lento que está experimentando, aseguraron los economistas de Macquarie Group en un informe.
A comienzos de noviembre, el Fondo Monetario Internacional revisó al alza el crecimiento de china a cierre de 2023. A la espera de publicarse los datos oficiales, el organismo vaticinó que cerraría el año con una expansión del PIB del 5,4% y 2024 acabaría en el 4,6%.
Por otro lado, el FMI no augura "una tendencia general de deflación" en China. Por tanto, no prevé que la inflación subyacente aumente hasta el 2,1% a finales de 2024, desde el 0,8% actual.
En un informe del Foro Económico Mundial resaltan que además de un repunte más lento de lo esperado en China a principios de 2023, las perspectivas del gigante asiático están ensombrecidas por esta espiral deflacionaria y un mercado inmobiliario con grandes signos de fragilidad. "Los volúmenes comerciales también se han desplomado, con un descenso de las importaciones del 12,4%y de las exportaciones del 14,5%en el año hasta julio de 2023", explican los expertos consultados por el foro.
Crisis inmobiliaria y local
Por tanto, se habla de un contexto en el que los dirigentes están luchando contra dos de los grandes crisis en el país: la del inmobiliario y la de la deuda local.
En el caso del inmobiliario, las ventas de las cien grandes principales promotoras inmobiliarias de China cayeron un 16,5% interanual en 2023 según la consultora especializada CRIC. En total, las compañías cerraron ventas por importe de unos 5,4 billones de yuanes (687.480 millones de euros), y tan sólo 16 de las 100 lograron superar los 100.000 millones de yuanes (12.731 millones de euros) a lo largo del año, lo que supone cuatro menos que en 2022.
Todo esto a pesar de los esfuerzos de los gestores políticos de las grandes ciudades del país para rebajar los porcentajes para la entrada de vivienda o ampliar la definición de "vientas que no son de lujo", con el objetivo de que más compradores puedan entrar en estos beneficios.
Hay que tener en cuenta que todo esto supone un problema que puede lastrar la economía del país, a que la construcción y las industrias relacionadas representaron alrededor del 13% al 14% del PIB del país en 2022.
Por su parte, en materia local, Lan aseguró que Pekín va a seguir transfiriendo fondos a las autoridades "para ayudarles a satisfacer las necesidades básicas de gasto", pando preferencia a las zonas más pobres.
El problema de la crisis de las administraciones locales chinas es que han acumulado una enorme cantidad de deuda oculta. Según el FMI y los banos de Wall Street, el monto fuera del balance oficial está entre los 6 y los 10 billones de euros. Además los expertos advierten que entre casi 400.000 y 800.000 millones de euros son deuda "particularmente problemática" y corre un alto riesgo de impago.
Crisis demográfica
Aunque estas son las más conocidas, en China también se están enfrentando a un reto demográfico tremendo y a una crisis de paro juvenil que están intentando ocultar. Desde agosto del año pasado tomaron la decisión de no publicar los datos de desempleo entra la población de 16 a 24 años, tras marcar la cifra récord del 21,3% en el mes de junio de 2023.
El portavoz de la Oficina Nacional de Estadística (ONE), Fu Linghui, aseguró en su momento que era necesario "optimizar" el enfoque de la encuesta, ya que la mayoría de los jóvenes urbanos de 16 a 24 años todavía estaban estudiando. "La sociedad tiene opiniones diferentes sobre si los estudiantes, que buscan trabajo antes de graduarse, deberían incluirse en las encuestas y estadísticas sobre la fuerza laboral", dijo.
Por otro lado, ante la falta de nacimientos y el envejecimiento de la población, a comienzos del año pasado lanzaron un globo sonda, a través de un informe del banco de inversión Citic Securities, en el que planeaban atrasar la edad de jubilación a los 65 años en 2055.
En 2016, China suprimió su política del hijo único, que llevaba en vigor desde 1970, porque la tasa de natalidad del país estaba cayendo en picado.
A pesar de que ahora permiten tener hasta tres hijos por pareja, dicha tasa sigue bajando hasta el punto de pasar de 14,03 nacimientos por cada 1.000 habitantes a 6,77 en 2022.
Aún con los incentivos del Gobierno para la natalidad, la población sigue resistiéndose debido al alto coste de la vida y la falta de conciliación.
Así, el plan de atrasar la edad de retiro contemplaba que la edad de los hombres se va a ir atrasando cuatro meses cada año y la de las mujeres dos meses, hasta que llegue un punto en el que todos se jubilen a los 65 años en tres décadas.
Estaba previsto que este plan se anunciase a lo largo del año pasado pero, por el momento, no ha habido ninguna noticia.
De este modo, los analistas macroeconómicos ya esperaban que en 2024 se produjese una expansión del gasto fiscal. Los analistas de la UBS, dirigidos por Wang Tao, el economista jefe del banco en China, predijeron que el país establecerá una relación déficit fiscal/PIB general del 3,5% al 3,8% en 2024, superior a la proyección inicial del 3% para 2023, que era Posteriormente se elevó al 3,8% y se asignará una cuota mayor al SPB.