
El Banco de España ha publicado su informe trimestral en el que actualiza las previsiones macroeconómicas. En la edición de diciembre modifica significativamente a la baja las proyecciones de inflación para 2024, cuando el IPC variará un 3,4% (un punto menos de lo previsto en septiembre) debido a la extensión de la rebaja del IVA de los alimentos y la subvención al transporte público y los precios más bajos previstos para el petróleo. Ya en 2025 y 2026, las tasas retornarán al 2% y al 1,9%. En este mismo informe, el supervisor también ajusta el PIB de 2024 dos décimas, hasta el 1,6%. La institución avisa que la economía española está afectada por sus tres grandes lastres: la baja productividad, elevada tasa de paro y la situación fiscal.
El último documento de previsiones del año ofrece una previsión que no sale de horquilla que manejan los principales analistas. El organismo que lidera Pablo Hernández de Cos espera que la economía española crezca en 2024 dos décimas menos de lo esperado en septiembre: el PIB avanzará un 1,6% el próximo curso y se moderará desde el 2,4% de 2023 (0,1 puntos más que en septiembre al incorporar la revisión estadística del INE) con el que cerrará la economía española el año de la recuperación económica post-Covid.
La lectura del cuarto trimestre de 2023 quedará en el 0,3%, confirmando la desaceleración en un entorno macroeconómico y financiero complejo a nivel comunitario y mundial. El lado optimista es que en los próximos trimestres habrá un contagio positivo de la actividad a nivel global, según las proyecciones del Banco de España, aunque las previsiones del PIB son inferiores a las registradas en anteriores etapas expansivas de la economía.
Por su parte, la evolución de la inflación subyacente (que excluye a los alimentos sin elaborar y la energía, precios más volátiles) llevará a la tasa a cumplir los objetivos del Banco Central Europeo (BCE) en 2024 (1,9%) y en 2025 (1,8%). Esta tasa es el núcleo de los precios y sirve como referencia para tomar decisiones en política monetaria.

El empeoramiento de las perspectivas de la evolución futura del consumo de los hogares explican esta revisión a la baja por parte del departamento de análisis del Banco de España. No obstante, el organismo explica que seguirá siendo el principal motor del crecimiento español durante todo el horizonte de proyección con tasas del 2,3%, 1,7% y 1,5% hasta 2026. En este sentido, el Banco de España señala las peores perspectivas en confianza y expectativas de la situación financiera
Los análisis también se centran en el sector exterior, la que ha sido la gran sorpresa (positiva) durante la primera parte de 2023. Buena parte del comportamiento de la Contabilidad Nacional se cimentó sobre las exportaciones. El Banco de España resalta las exportaciones a países debilitados como Alemania con destacada presencia del sector del automóvil en estas ventas al exterior, aunque caen en Francia e Italia. Su director general de Economía y Estadística, Ángel Gavilán, avisa que es pronto para valorar si estas dinámicas son estructurales.
Junto a las exportaciones, en consumo ha 'sostenido' a la economía en un entorno complejo. Hay una gran diferencia que se observa en el índice del comercio al por menor y en la evolución del consumo privado. Buena parte de ese consumo se ha apoyado en el crédito al consumo, que es 10 puntos mayor que en junio de 2022, y en una reducción del ahorro de los hogares.
Las proyecciones apuntan a que será un 'espejismo' y las exportaciones crecerán de forma muy débil (0,3%). La demanda exterior terminará aportando al crecimiento 0,6 puntos, menos de lo previsto en septiembre (1,1) y volverá restar potencial al PIB en 2024, cuando aportará -0,4 puntos a la variación de la actividad. El motor de la economía será el consumo privado.
Uno de los puntos llamativos de cada edición son las recomendaciones del supervisor con el foco puesto en la estabilidad presupuestaria. En esta edición, la institución ha vuelto a poner sobre la mesa en su escenario de riesgos la persistencia del déficit en un escenario sin cambios fiscales. El organismo liderado por Pablo Hernández de Cos señala la senda de reducción de déficit ya no podrá contar con los ingresos tributarios aflorados por la inflación, lo que el Banco de España determina como 'residuos fiscales'. En 2021 fueron casi 1,5 puntos del PIB, mientras ahora comienzan a restar más de 0,5 puntos a los ingresos públicos.
El déficit de las Administraciones Públicas bajará del 3,8% de 2023 al 3,4% en 2024, pero volverá a repuntar hasta el 3,6% en 2025. Misma situación para la deuda pública, que descenderá hasta el 106% para repuntar de nuevo al 108% del PIB por el mayor déficit estatal. Una diferencia latente con el Gobierno, que espera bajar el déficit ya al 3% del PIB en 2024. ¿El motivo? Con el papel en la mano, el Banco de España no observa las medidas objetivas que permitirán cumplir ese ajuste.
Un desajuste de las cuentas públicas que hipoteca la economía y por el que el Gobierno tendrá que dar explicaciones a la Comisión Europea en un momento en el que las reglas fiscales (objetivos de deuda y déficit público en el 160% y 3% del PIB, respectivamente) cada vez están más cerca, lo que implica el retorno del control sobre el gasto público de los países comunitarios.
"Los tres grandes lastres"
El director general de análisis económico del banco central ha destacado la baja productividad, la elevada tasa de paro y la situación fiscal como los 'males endémicos' que lastran a la economía española de forma histórica. Ya tratados las cuentas fiscales, merecen una lectura los otros dos indicadores.
"Crecemos porque aumenta la población, crecemos en cantidades", explicaba Gavilán. La economía española está aumentando esencialmente por la llegada de piblación extranjera, lo cual no implica una mejora el bienestar. Históricamente, España ha mantenido una brecha en términos de PIB per cápita (riqueza por habitante) respecto a la eurozona por la productividad y aunque las previsiones apuntan a un crecimiento de la economía similar al conjunto del euro, la realidad es que el Banco de España también apunta a una brecha en el indicador de riqueza en el medio plazo. Actualmente, esa divergencia ha llevado a España al estancamiento: existe la misma brecha en términos de PIB per cápita que había en los años 70 o en los 90.

Tras una crisis en la que el empleo y el mercado laboral ha sido la nota sobresaliente con una potente creación de empleo y reducción del paro, esta trayectoria comienza a ofrecer tiranteces. El lunes publicó el Banco de España una encuesta en la que se observa el mayor número de puesto vacantes de la serie histórica, con 155.000 puestos sin cubrir.
Este desajuste en la oferta y demanda de mano de obra se produce pese a tener la tasa de desempleo más elevada de las economías desarrolladas. La tasa de paro aún quedará por encima del 11% durante los próximos ejercicios, lejos de cualquier objetivo ambicioso de pleno empleo. La llegada de trabajadores extranjeros 'estanca' la tasa de paro, según el Banco de España, ya que se incorporan como población activa. Una buena noticia, ya que el mercado laboral absorbe paulatinamente esos empleados.
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