
Manuel Hidalgo, senior fellow del think tank de política económica, EsadeEcPol, y profesor de la Universidad Pablo de Olavide, realiza una radiografía de la economía española para elEconomista.es. Hidalgo es una de las voces que más ha insistido en el análisis heterogéneo de la evolución de los márgenes empresariales tras la pandemia. En esta entrevista expresa la incertidumbre que rodea a la economía española.
¿Qué dice el termómetro sobre los indicadores económicos española?
La situación es compleja, hay presiones en ambas direcciones. No hay un comportamiento único. En general, los indicadores que van bien van mucho mejor que lo que va mal. Entonces, al final compensa y nos sale un saldo de crecimiento de la economía española del 0,6% en el primer trimestre y del 0,4% en el segundo. Es buen resultado si nos comparamos con Europa. No se puede hablar desde posiciones triunfalistas porque no tenemos toda la economía en positivo, aunque las cosas no van tan mal como se podría pensar.
¿Qué impulsa el crecimiento?
El sector turístico lo está haciendo realmente bien, aunque los indicadores de junio empiezan a flaquear tras el rebote posterior a la pandemia. Las empresas exportadoras lo están haciendo muy bien a pesar del enfriamiento de la economía europea, y eso es un punto muy a nuestro favor. Estos dos sectores están tirando bastante. Se une al rebote de la construcción. Todo esto se suma y sale una parte positiva.
¿Y la parte negativa?
Especialmente el consumo de las familias, donde los indicadores de comercio reflejan esa evolución. En junio, los datos del sector automovilístico han sido mejores de lo esperado, sorprendiendo a la industria. Aunque la realidad es que lucha por no entrar en zona negativa.
¿Hay incertidumbre?
Tenemos un crecimiento sano e interesante pero con incertidumbre. Si tienes un crecimiento tan asimétrico, con parte buena y parte mala, hay que ver qué ocurre en función de quién se debilite. En los próximos trimestres tendremos una tendencia hacia arriba o hacia abajo. Sobre el consumo privado, hay elementos como la moderación de los precios y el crecimiento de los salarios que nos hacen pensar que irá a mejor. Pero la subida de los tipos de interés nos puede indicar que irá a peor. Al final, permanece la incertidumbre, no sabemos qué va a pasar y difícilmente el consumo se recuperará mucho. El pulso del turismo se está agotando, no puede aportar tanto en los próximos trimestres. Los créditos hipotecarios nos intuyen que la inversión en maquinaria y bienes de equipo no ayudará.
¿Hay riesgo de entrar en recesión?
Esperamos un crecimiento más débil en el siguiente semestre, pero no tenemos información ni indicios de caer en una recesión. Hay una bajada del precio de los alimentos y de los productos energéticos que nos hace pensar que el aterrizaje del PIB puede existir, pero no bajo cero.
¿Contribuyen las empresas con sus márgenes a la inflación?
Como siempre he contado, hay que tener mucho cuidado. A nivel general, las empresas han elevado beneficios y posiblemente también ha habido un aumento de márgenes, que como bien sabes no son lo mismo. Ahora, los datos del Observatorio de Márgenes explican que hay mucha heterogeneidad. Hay sectores donde obviamente ha ocurrido, como las energéticas o las comercializadoras de gas, donde se observa un claro aumento de márgenes. Después tienes el resto de los sectores donde escasamente ha habido un aumento de márgenes e incluso ha bajado, como en el comercio. La conclusión es que sí existe un aumento de la inflación causado por los márgenes empresariales que se ha concentrado en muy pocos sectores y en el resto no ha ocurrido. Esa es la tesis y lo que dicen los datos.
Pero los datos generales señalan a todas las empresas
El problema es que cuando yo tengo un dato de salario, cinco personas ganan mucho y 100 ganan poco, el salario medio es muy alto. No ganan todos mucho, hay que ver la composición y la fotografía será muy diferente. En 2022 ya escribí, de hecho, en Moscú, un artículo que decía que prácticamente todo era por energéticas, por márgenes y beneficios caídos del cielo. La OCDE o el Banco Central Europeo (BCE) dicen que en parte la inflación en España ha sido provocada por los márgenes, pero han sido las energéticas, que por otra parte también han recuperado parte de los márgenes perdidos durante la pandemia.
¿Se notan ya los tipos de interés?
Los créditos a las empresas se están moderando e incluso reduciendo. Obviamente hay un claro efecto de la subida de los tipos de interés que afectará a la evolución de la inversión en el futuro.
Calviño dijo que la subida de tipos perjudica a España
Hay una paradoja. España lo ha hecho relativamente bien en términos de inflación y es una de las inflaciones más bajas de Europa, pero con los mismos tipos de interés que Europa. Eso significa que nuestros tipos de interés reales son mayores y la inversión será menor. Nos va a perjudicar, nos vendría bien que dejen de subir e incluso bajen; sin embargo, no lo van a hacer. ¿Por qué? Pues porque tanto Alemania como en otros países como Países Bajos, por ejemplo, tienen inflaciones elevadas todavía y nosotros lo vamos a sufrir como consecuencia de la política monetaria única. En este caso, creo que los tipos de interés deberían estar en el 3%. Unos tipos de interés altos nos afectan al crecimiento del PIB, penalizan la inversión, las empresas no ganan tanto dinero y tampoco los trabajadores.
¿Qué deberes le pone al próximo Gobierno?
Cuando entre al Gobierno habrá que retomar y abandonar cosas. Si me nombraran ministro de Economía lo tendría muy claro. Para empezar, no hacer anuncios que no se puedan cumplir. Es importante empezar a trabajar en una consolidación fiscal moderada, es decir, sin incidencias ni agobiarse. Es verdad que hay que reducir el déficit todo lo posible y seguir en la senda de las reformas profundas de la economía. Estamos en un momento muy interesante que debemos aprovechar. La pandemia y la guerra de Ucrania nos ha puesto sobre la mesa un cambio que creíamos que se iba a hacer en varios lustros y se va a hacer en muy poco tiempo. Creo que España tiene muchísimo que ganar en la Transición Energética. Si antes el que tenía petróleo tenía la ventaja competitiva, ahora la tendrá el que tenga sol y viento. En este sentido, tendría muy claro un proyecto de política económica orientada a la política industrial. Por supuesto, hay que trabajar cuestiones transversales como la educación, formación y el cambio tecnológico, además de revisar la política de pensiones.
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